OS PASTORINHOS DE FÁTIMA
Por Moisés Cayetano Rosado
Me
fascinan las apariciones marianas, el que la Virgen descienda -generalmente
mostrándose entre las ramas de un árbol- y hable con un grupo de niños,
normalmente pastores, que en lugar de estar en la escuela o jugando bajo la
vigilancia de sus padres, contribuyen a la economía familiar cuidando ganado
por las sierras, bajo el sol implacable o en medio de inmisericordes aguaceros.
Así, que
en un lugar tan pobre y olvidado como la Serra de Aire, donde aún podemos
contemplar fantásticas grutas calcáreas de formas caprichosas y gigantescas
huellas de dinosaurios en sus “pedreiras”, tres “pastorinhos” de 10, 9 y 7 años
de edad recibieran reiteradamente la visita de la Virgen desde mayo a octubre
de 1917 -siempre en día 13, un número maléfico para los supersticiosos- resulta
conmovedor.
Las fotos
de la época, de fieles a riadas clamando por un milagro que resolviera sus
problemas de salud y su indigencia…; esas miradas de desamparo, desgarro,
sufrimiento…; esa chispa inquieta de esperanza; ese último asidero en medio del
abandono secular de masas desfavorecidas por la diosa fortuna y por los
poderosos, que decidieron siempre quedarse con la parte del león y a veces
también con los despojos… me agitan en un escalofrío al contemplarlas.
¡Y qué
poca exigencia a cambio de tanta gloria, de eterna salvación!: “não ofender
mais a Nosso Senhor”, rezar “o terço sempre à Senhora do Rosário”, ser buenos y
obedientes… Y ese regalo de los tres secretos: la visión terrorífica del
infierno que espera a los pecadores; la necesaria conversión de los malvados,
especialmente de Rusia y los impíos comunistas, y el tercero demorado en su
explicación aún confusa: los sufrimientos de la Iglesia, del Papa, los males
que amenaza al mundo por sus incurias… ¡Así cualquiera!
Todo
ello, en medio de pequeños milagros -más al final el inquietante del baile del
sol, como en un fin de fiestas- ofrecidos a las masas como prueba del poder
infinito de la Virgen, en una época difícil en extremo para todos: con la
sangrienta Gran Guerra Mundial en su furor, con el hambre arañando las entrañas
de la gente, con el inicio de una epidemias mortíferas de gripe, más tifus,
varicela y otras enfermedades: siempre la salvación del Cielo milagroso en
épocas convulsas.
Con un gobierno republicano en Portugal que
defendía la laicización del Estado, la secularización de la sociedad,
restringiendo las inmensas prerrogativas de la Iglesia Católica, urgía el
mensaje redentor. ¡Ah!, y con unas organizaciones políticas y sindicales -¡emanadas
del marxismo y el anarquismo!-, que promovían huelgas, motines y rebeliones
contra el poder instituido.
¡Cuánta
falta hacía al parecer un milagro para aquella gente inocente, privada de
escuelas, de víveres, de futuro digno y de tranquilidad! Azotadas por el
hambre, el miedo y la miseria, en sus pequeños pueblecitos olvidados de la
sierra, la devoción mesiánica, redentora, les dio el impulso no solo para poder
continuar viviendo sino para extender su esperanza -con la ayuda bien
planificada de la Iglesia- por todos los rincones del mundo donde el desaliento
acuna a los siempre más dañados por los que tienen las riendas del Poder. Un
Poder que no sueltan, sea humano o celestial; para la inmensa mayoría, las
promesas milagrosas, y ese sol bailando como si fuera un figurín de pase de
revista.
aviagemdosargonautas.blogs.sapo.pt
Já tinha lido e acrescentado om pequeno comentário sobre texto acima no blogue "aviagemdosargonautas".
ResponderEliminarUm abraço do amigo
Rui
O grande problema sobre Fátima, aqui em Estremoz, é que, quando falávamos aos idosos cá da região, incluindo o meu sogro, já falecido, vários diziam que "Fátima era para ter sido aqui em Estremoz, e que até tinham andado uns homens por cá {Estremoz]a procurar o melhor lugar...".
ResponderEliminarIsto era dito com uma naturalidade desconcertante!!!