LA MATANZA DE BADAJOZ
Recital en el acto conmemorativo, el 15 de agosto de 2012 |
Por MOISÉS CAYETANO ROSADO
Cada año,
el día 15 de agosto, se conmemora en el Cementerio Viejo de Badajoz la terrible
masacre que tuvo lugar en esa fecha de 1936. Tomada la ciudad por las tropas
rebeldes levantadas contra la II República española el día anterior, tras una
cruenta batalla, los legionarios y “regulares” marroquíes al mando del teniente
coronel africanista Juan Yagüe, tomaron a sangre y fuego cada rincón de la
misma.
En las
calles, en las casas particulares, y luego concentrándolos en la Plaza de
Toros, así como en las tapias y puerta del Cementerio, varios miles de
ciudadanos partidarios y simpatizantes de la República fueron torturados,
acuchillados y fusilados al estilo de lo acostumbrado en las guerras con Marruecos:
de manera sádica y “sin cuartel”, sin miramientos de clase alguna, por parte de
una soldadesca embrutecida.
Nadie
como el periodista portugués de 24 años, Mário Neves, describió los sucesos,
publicados en el Diario de Lisboa de esos días, y que marcaron su vida para
siempre. No pudo comprender tanta maldad, las crueldades cometidas en las
represalias, y la tranquilidad con que Yagüe justificaba los asesinatos, “porque no iba a dejar en su avance hacia la
capital de España un montón de `rojos´ detrás”; rojos, republicanos, que
habían respetado la vida -salvo excepciones incontroladas y condenadas por la
autoridad civil- de los detractores del régimen político legítimo del Frente
Popular.
"Me
voy. Quiero salir de Badajoz, cueste lo que cueste, tan pronto como sea posible
y con la firme promesa de mi propia conciencia de no regresar.", expresó en su despacho telefónico el día 16 de
agosto, tras ver a los cadáveres amontonados en el cementerio, rociados con
gasolina y quemados.
Y eso es
lo que cada año, por el 15 de agosto, se recuerda en la concentración
organizada en la explanada abierta en este cementerio como homenaje a las
víctimas, organizada por el PSOE y la UGT, con la participación también de
ciudadanos no afiliados o de otras organizaciones republicanas y de izquierda.
El “Canto
de los pájaros”, de Paul Casals, interpretado al violonchelo por una joven
artista, con versos alusivo a los sucesos de otro joven poeta, así como la
intervención del senador socialista Francisco Fuentes centraron los actos de
recuerdo, a lo que seguirían una visita a las tumbas de los alcaldes de la
República fusilados, Sinforiano Madroñero y Eladio López-Alegría, así como
otros destacados dirigentes. Un acto sencillo, de homenaje y reivindicación de
la Memoria Histórica, tantas veces satanizada o unilateralmente dirigida.
Memoria
de la masacre cometida no solo para derribar a un modelo político sino, como
escribía Ariel Dorfman en “Rumbo al Sur, deseando el Norte”, referido al golpe
de Pinochet en Chile, para que “millones
de personas se arrepintieran del acto mismo de rebelarse, el hecho de que se
hubieran atrevido a soñar una humanidad alternativa”. En un caso y otro, y
siempre… “la contrarrevolución estaba
pensada como una lección, una admonición”, que dice también Ariel Dorfman.
Y es que el laicismo, la Reforma Agraria, la subordinación de la propiedad a la
justicia social, la igualdad de sexos, el derecho universal a la sanidad, la
educación y la cultura, fueron sueños a los que había que dar una contundente
reprimenda, para que nunca más se repitieran. Y a Badajoz le tocó ser ejemplo y
aviso contundente para todos.
En este
acto se trata de eso: recordarlo con dolor y con respeto, homenajeando a
soñadores y víctimas de una “matanza” que algunos todavía se atreven a negar e incluso,
solapadamente, a justificar.
los putos moros asesinos
ResponderEliminarGracias por tu recuerdo al colocar aqui tal conmwemoración.
ResponderEliminarA.Toscano