ELVAS DESDE EL AIRE
Por Moisés Cayetano Rosado
Elvas es
una ciudad hermosa. Blanca; derramada desde lo alto de un cerro de mediano
tamaño hasta un ligero valle que ve llegar la falda de otros montículos,
formando como un papel de aluminio blanco y verde que se arruga suavemente. El
verde de los campos que le rodean, de los glacis de su formidable fortaleza que
la hizo invencible en todas la convulsa Edad Moderna y el siglo XIX. Y el azul
de sus cielos que en el otoño completa la visión como una bandera muy
particular: franja celeste al norte; verdosa hacia los lados y abajo; blanco de
coronas rojas en el centro, bordeado por el granito y la caliza -pardo- de los
cinturones de amurallamiento.
Vista
desde al nivel del suelo, es desde fuera
una sorpresa conforme uno se acerca: de los glacis de tierra se llega a la
contraescarpa, que se precipita en unos fosos portentosos. Y allí los caminos
cubiertos, revellines, mediaslunas, las escarpas de cortinas, baluartes, dobles
puertas… Por dentro el callejero laberíntico, los restos de las murallas
fernandina y árabe; el castillo portentoso en la cima, tras ver antes iglesias,
conventos, edificaciones militares, plazas, plazuelas… de una belleza que
sorprende. Y sorprende por su propia concepción y por la meritoria conservación,
preservación, autenticidad e integridad de tantos bienes que en numerosas
poblaciones hemos visto esfumados a manos de la especulación, arrasados sin
contemplaciones.
Pero si
tenemos la oportunidad de ver todo este patrimonio, serenamente, despacio, a
media altura, como ocurre cuando se hace desde un “balão de ar quente”, desde
un globo aerostático, entonces la belleza del conjunto y lo asombroso de cada
detalle cobran un valor que supera todas las previsiones.
Es desde
el aire como se ve enteramente la grandeza del conjunto. Lo espectacular de una
conjugación tan acertada de urbanismo popular (el caserío antiguo) con las
nuevas trazas periurbanas que en modo alguno desentonan, pese a inevitables
descuidos tan difíciles de prever. Los “cosidos” de la historia, por medio de
murallas, torreones, delimitando en arcos de circunferencia espacios de las
laderas a medida que va creciendo el número de habitantes. Los hitos memorables
de plazas, plazoletas, palacetes, iglesias y cuarteles; la cintura definitiva
de la muralla abaluartada con sus glacis tan afortunadamente preservados.
Desde el aire, el acueducto, los fuertes, los
fortines, son de por sí todo un espectáculo, hacia los que apuntan las flechas
de los baluartes agudos de la “praça”. Y alrededor, el campo verde y alomado,
los barrios periféricos, la arboleda, las huertas que milagrosamente sobreviven
en una tierra que tuvo en ellas señal de identidad, pero que muchas poblaciones
de estas comarcas rayanas han perdido.
Elvas,
desde el aire, reafirma lo acertado de la distinción de la UNESCO al declararla
Patrimonio de la Humanidad el pasado 30 de junio: es un legado ejemplar;
testimonio excepcional de una civilización convulsa, conflictiva, llena de
enfrentamientos en las luchas territoriales y de religión de la Edad Media, así
como confrontaciones por anexiones, liberaciones y alianzas de la Edad Moderna.
Un ejemplo sobresaliente como conjunto arquitectónico que ilustra esas etapas
significativas de la historia europea. Una obra maestra del genio creativo
humano, capaz de concebir y levantar tan gigantescas defensas, preservarlas en
su autenticidad y legarlas en su integridad.
Una gran
mayoría podemos acudir un día u otro día -y repetir- al reclamo de Elvas para
un disfrute a pie, en un largo paseo que a mí nunca me cansa. Pero saborearla
desde el aire puede que sean muy pocos los que consigan tener semejante
oportunidad, tal privilegio. ¡Ojalá! que la experiencia sirva para que se
institucionalice y sea convocatoria frecuente -al menos semestral, en las
estaciones intermedias-, este Festival de “balões de ar quente”. Muchos
pagaríamos con gusto por tener, repetir la experiencia. Y sería un reclamo
cultural y turístico para la ciudad y la zona, que unir a sus propios
atractivos y a esa distinción mundial obtenida con toda justicia por la ciudad.
Maravillosas tomas, Moises no sé si es mucho pedirte que subas mas fotos para que los no estuvimos las podamos añadir a nuestras colecciones.
ResponderEliminarun abrazo y en cualquier caso gracias.
Preciosas fotos.
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