HISTORIA
PEDAGÓGICA DEL SEMINARIO CONCILIAR DE SAN ATÓN. 1851-1962
Autor: Francisco González Lozano.
Edita: Fundación Caja Badajoz. Badajoz, 2015. 442
páginas más CD-ROM.
La labor editorial de la Fundación Caja Badajoz
está cobrando fuerza y calidad de forma sistematizada, tanto por el rigor de
las obras que publica como por el cuidado de la edición de las mismas,
cubriendo buena parte del hueco que, con la crisis económica, han ido dejando
otras empresas editoriales extremeñas.
Publicar una tesis doctoral no siempre es
aventura fácil, por lo denso de sus contenidos, tantas veces minoritarios, y
por la extensión de sus materiales, con los que hay que hacer muchas veces una
dolorosa selección para sacarlos a la luz. Y en esto, las instituciones
públicas están realizando una labor extraordinaria, que muchas veces las
universidades no pueden abordar. De ahí que nuevamente haya que resaltar el
empeño de esta Fundación, que cubre un vacío doloroso en caso de que
investigaciones costosas y valiosas queden inéditas.
Así, afortunadamente, ve la luz el trabajo
doctoral de Francisco González Lozano, que aborda en su estudio la historia
pedagógica del Seminario Conciliar de San Atón de Badajoz, entre 1851 y 1962.
La acotación de fechas está justificada por dos
hechos cruciales en la historia de la Iglesia en general y de España en
particular: la primera, porque se firma el decisivo Concordato de 1851 que
supone un impulso en la labor educativa de los Seminarios en general y en el de
Badajoz en particular; la segunda, por estar a las puertas del Concilio
Vaticano II, que marca una nueva etapa en la vida de la Iglesia y en sus
relaciones con el Estado, que al mismo tiempo inaugura un nuevo ritmo social,
educativo y confesional.
El libro, tras una importante introducción donde
se anotan los objetivos e hipótesis de investigación, consta de dos partes
diferenciadas. Una primera que narra la trayectoria histórica del Seminario,
poniendo un énfasis especial en la labor de los obispos que rigieron la
diócesis en esos años; una segunda, más específicamente pedagógica, que se
detiene en la presentación de la obra de algunos de sus profesores más
destacados, un análisis pormenorizado del alumnado (que en el CD-ROM se detalla
a lo nominativo hasta 1930 y estadístico de todo el siglo y una década que
estudia), los materiales escolares del Seminario y los Colegios agregados al
Seminario que se crearon en la provincia. Finaliza con una extensa
bibliografía, relación de fuentes y la ya inevitable referencia a páginas web
de consulta.
Como el autor, además de un paciente y
brillante historiador, es pedagogo de formación (pienso que se nota el “sello”
de la Universidad Nacional a Distancia en la meticulosa estructuración de los
apartados y la preocupación por explicar cada punto en sucesivos subapartados
sin resquicio para la mínima duda), se encarga al final de confirmar sus
hipótesis de partida con afirmaciones sintéticas y contundentes, claras y
comprensibles para todos, haciendo sencillo lo que es consecuencia de una
rigurosa búsqueda.
Así, afirma con rotundidad en dichas
Conclusiones que “el Seminario Diocesano de San Atón de Badajoz fue un centro
educativo de referencia en Extremadura desde mediados del siglo XIX hasta los
albores del Concilio Vaticano II”. Que el pilar fundamental de la formación fue
“la vivencia de las virtudes y de la piedad”.
Que “los obispos jugaron un papel primordial en la misión del
Seminario”. Que su labor despunto por encima de la media de los Seminarios en
general y tuvo un excelente grupo de profesores.
Igualmente, remarca el afán de los obispos en
la misión del centro “frente a la secularización docente generalizada”,
insistiendo en la labor de sus profesores, la calidad de sus manuales, y
señalando que de esta labor se ven beneficiados “casi la totalidad de los
pueblos de la provincia y poblaciones aledañas”, con lo que reafirma que fuese
“un centro de referencia en Extremadura”, que le ha hecho merecedor de “la
Medalla de Extremadura”.
Buena investigación, amena de leer, que
sistematiza la etapa más importante seguramente del Seminario de Badajoz,
usando numerosas fuentes, y especial las del propio Seminario, que guarda un
tesoro documental histórico, pedagógico y eclesial de primer orden.
MOISÉS CAYETANO ROSADO
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