RECORRIDO
EXTERIOR POR LOS TRES FUERTES DE LA RAIA/RAYA ELVAS-BADAJOZ
Moisés Cayetano Rosado
Ahí, en nuestra Raia/Raya, que hoy día
afortunadamente no se ve ni se siente, se sitúan como dándose la mano ahora
(disparándose tanta cañonería, tanta fusilería en el pasado) Elvas y Badajoz. Y
en la primera sus dos grandiosos fuertes abaluartados: el de Santa Luzia, de mediados del siglo XVII, y el da Graça, de casi
finales del XVIII: plantado como una enorme tarta totalmente visible desde
el exterior el primero y oculto, hundido en lo alto de su monte, el otro. En la
segunda, el Fuerte de San Cristóbal, de mediados
del siglo XVII, como Santa Luzia, pero escondido a la vista exterior como
el da Graça, excepto la cara que da a la ciudad, por precaución, para poder
bombardearlo desde ella en caso de ser tomado por el enemigo.
Entrar por sus respectivas puertas; acceder a
sus fosos, contemplando contraescarpas y escarpas; ver sus garitas elevadas en
los ángulos de los baluartes; internarse
en sus patios de armas e instalaciones interiores (alteradas irremediablemente
en el de Badajoz, y tan hermosas, impresionantes y completas en los de Elvas,
con sus galerías de salida y poternas), es
una experiencia siempre reconfortante, por la magnífica geometría que se
nos ofrece, la portentosa maquinaria defensiva que representan, el acertado juego de elementos que les da un
aire de coraza inexpugnable.
Pero hay
otra actividad que el visitante no debe perderse: recorrerlos por su parte
exterior, como si fuésemos uno de aquellos potenciales invasores dispuestos
a “tomarlos por las bravas”.
El
Forte da Graça es el que ofrece más dificultades, y hacer
una visita perimetral completa puede resultar fatigoso, siendo la cara Este
menos accesible. Pero podemos abordar
con una dificultad media el recorrido por la mitad oeste, acompañándonos de
unas buenas botas y un palo de montaña (y si es en invierno, buen abrigo,
incluido gorro; si verano, ligero de ropa y tempranero en la marcha).
Podemos
iniciar el recorrido desde el aparcamiento medio para coches
(hay otro más abajo y uno más casi en la puerta de entrada). Desde allí caminar
cómodamente “a medio monte” hasta un complejo de fuentes de acopio de agua, y
desde allí iniciar la subida por el empinado glacis hasta llegar a lo alto, por una de las “puntas de estrella”, dejando
atrás trincheras en la ladera y llegando a las “covas de lobo” del terraplén de
la contraescarpa. Una vez en lo alto, seguimos la línea quebrada que forman
baluartes y revellines, “asomándonos” a
varias de sus poternas (una de las cuales conduce a las escaleras que
comunican el interior con el camino cubierto de salida hasta la fuente de
aprovisionamiento de agua, que utilizaron en la dictadura salazarista para llevar a los presos militares con barricas
que allí llenaban y luego llevaban al interior por un camino perimetral al que
accederemos).
El
recorrido superior nos permite ver los fosos de la fortaleza y sus
instalaciones interiores: reducto central con Casa del
Gobernador, instalaciones adosadas a los paños de muralla y casas de oficiales
en lo superior de los baluartes; fosos, escarpas, contraescarpas… llegando a la
puerta principal, por la que el que lo desee puede acceder al interior.
El
exterior del Forte de Santa Luzia es más fácil de recorrer.
No tiene ninguna dificultad, siendo terreno llano y siempre al mismo nivel. Y
mientras el anterior recorrido (mitad del perímetro total) nos llevará como una
hora de caminata, en este fuerte se hace todo el “anillo” en menos de media
hora.
En este caso, los baluartes y
paños de muralla quedan totalmente a la vista, en su enorme grandeza, en su gigantez abaluartada,
de aguda inclinación en los ángulos salientes, con gran profusión en el
entronque de glacis y muros de “covas de lobo” y la curiosa adicción de
“tambores” en forma de sectores circulares al Sur y al Este (cuatro en total). En el Este vemos al cercano Fortim de
São Mamede, de principios del siglo XIX, donde podemos observar claramente
su foso e instalaciones interiores, donde destaca el polvorín (“paiol”).
El
Fuerte de San Cristóbal, en Badajoz, también puede ser recorrido
perimetralmente, con escasa dificultad. Un sendero
de caminantes lo rodea por completo, aunque es lástima que un vallado nos
impida acercarnos al terraplén de la contraescarpa, y siempre estemos separados
de la misma entre 15 y 20 metros.
Resulta curioso que desde nuestra vereda, tan
cercana a la fábrica del Fuerte, no se vea el mismo. Pasa como en el Forte da
Graça, excepto en la parte que da a la ciudad, para poder destruirlo en caso de
ocupación enemiga, como quedó dicho. El recorrido tampoco lleva ni media hora,
andando sin prisas. Desde allí las vistas al interior quedan obstaculizadas por
el propio glacis, lo cual es una estupenda estrategia de defensa, ya que el
enemigo no puede “cañonear” las instalaciones, quedando sus balas incrustadas
en el terraplén de piedra; pero contemplar
la ciudad y en especial la Alcazaba musulmana al otro lado del río Guadiana
resulta inolvidable.
Ir
en coche de un fuerte al otro no lleva más de un cuarto de hora, con lo que
toda la actividad de visita exterior nos lleva menos de tres horas.
Otra cosa es alternar esta caminada con el internamiento en sus instalaciones;
entonces hemos de duplicar el tiempo: tres horas para el primero, y hora y
media para cada uno de los otros dos (si es que tenemos la “suerte” de que el
de San Cristóbal por fin se abra regularmente al público).
Buenos días, ...como siempre, como suele ser habitual en tus aportes,... de interés máximo y de superior elaboración. Felicidades, por tu tarea continuada y tu dedicación integral a estas maravillas tan inmediatas.
ResponderEliminarMuchas gracias, Fernando. Tú que conoces como nadie todo este entramado y sus circunstancias, con tu profunda y pionera búsqueda de archivos, tienes que animarte a caminar estos alrededores.
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