miércoles, 3 de diciembre de 2014

ELECCIONES: LA FERIA DE OFERTAS Y REBAJAS
Moisés Cayetano Rosado
Como ya huele a tiempo eminentemente preelectoral, se van prodigando las ofertas y rebajas para aparecer con la cara bonita de “vótame que te quiero más que a mi propia vida y por ti lo daría todo sin parar en barras”.
Los recortes en impuestos municipales se sacan a la escena como si fueran muñecos de guiñol. Los puestos de trabajo (vía “bolsa” que ya veremos cuándo y cómo se cubre, así como una nebulosa inconcreta de empleos de calidad) se espolvorean como confetis. Las promesas de austeridad en el gasto de los representantes elegidos, recortes en sus prebendas, etc. son el pan nuestro de cada uno de estos días. Y así hasta un largo etcétera.
Entre el miedo escénico recurrente a las urnas y el pánico sobrevenido por la irrupción de ese nuevo caballo de Atila que es “Podemos”, se remueven posaderas en mullidos sillones que han estado pero que muy bien instaladas durante la dormidera de los últimos años.
Incluso son capaces el que más y el que menos de echar agua bendita donde se huele un rastro de “presunta” corrupción, que siempre es del otro, pues aquí aquella muletilla de los niños pequeños se hace una constante: “Yo no he sido, yo no he sido”, y señalan con el dedo alrededor buscando a un despistado al que echarle la culpa de todos los entuertos.
¡Sería interesante organizar un mercadillo con puestos atendidos por políticos ejerciendo de sacamuelas, saltimbanquis, prestidigitadores y ventrílocuos, con sus pasquines de todo a cien y su vocinglería de “aquí siempre toca, si no es un pito es una pelota”. Al menos divertido. Reconfortante por unos meses, unos días, para los que luego han de aguantar abusos sin cuento y trapacerías venidas del poder otorgado que se toma como arrebatado al enemigo.

Desde luego, no todo el que se baja a la arena de la política es lo mismo. ¡Hasta ahí podríamos llegar! Pero ahora más que nunca, en esta feria ilusionista de ofertas y rebajas, se hace necesario el buen criterio ciudadano para saber recordar, enjuiciar, valorar, separar el grano de la paja y votar con responsabilidad.

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