DE AQUELLOS
POLVOS VIENEN ESTOS LODOS
Moisés Cayetano
Rosado
La Cumbre
de las Azores -reunión
mantenida en las islas de este nombre el
16 de marzo de 2003 por los presidentes de Estados Unidos (George W. Bush), Reino Unido (Tony Blair), España (José María Aznar) y Portugal (José Manuel Durão
Barroso)-
llevó a la invasión de Irak el
20 de marzo de 2003, tras lanzar un ultimátum de 24 horas al régimen iraquí
encabezado por Saddam Hussein para su desarme.
Pero nunca se demostró la existencia en el territorio iraquí
de armas químicas de destrucción
masiva,
principal argumento que se esgrimió para la declaración de guerra. Ni se llegó a
la solución del conflicto
árabe-israelí, que se esgrimió como argumento de “beneficios añadidos”.
La estrategia geopolítica de Estados Unidos, sus grandes
intereses económicos petroleros en la zona y el campo de
pruebas real para la industria militar estadounidense sí que estaban detrás de
todo el “teatro de operaciones y argumentaciones”. Como lo ha estado detrás de
todos los conflictos, de todas las facciones encumbradas, luego atacadas y
destruidas, reemplazadas y vueltas a reemplazar en esos codiciados enclaves.
Los que en un momento eran aliados, héroes salvadores, se
convertían al no doblegarse por entero a los intereses occidentales y,
fundamentalmente, norteamericanos, en enemigos, monstruos a destruir, con toda
una parafernalia propagandística ensordecedora de la enorme maquinaria militar
desplegada, cedida, cambiada, vendida...
Y ha pasado como cuando se hostiga a un panal de abejas.
Éstas se revuelven, atacan, agreden a lo que se mueve alrededor. Mantenía un
orden la colmena, con sus normas a veces tan controvertidas para nuestros tipos
de conducta (que por otra parte suelen saltarse los poderosos a su antojo), y
aparecemos allí, codiciando su miel, apoderándonos de ella. Se defienden las
que pueden, poniendo en marcha toda su potencia destructiva; otras, huyen
despavoridas, buscan un nuevo lugar donde seguir subsistiendo, una vez su hogar
ha sido arrasado: tal vez tratan de construir su nueva vida en el quicio de
nuestra puerta, en un rincón de nuestras ventanas.
Leo una frase lapidaria del catedrático jubilado de la Universidad de
Lisboa, Professor Doutor António Galopim de Carvalho: "Este
drama começou nas Lages, Açores, com estes quatro senhores que a história há-de
julgar". Se refiere a los presidentes de
Estados Unidos (George W. Bush), Reino Unido (Tony
Blair), España (José
María Aznar) y Portugal (José Manuel Durão Barroso), que cité al
principio.
Ahora, cuando tanto nos rasgamos las
vestiduras por las consecuencias de los conflictos en la zona, con tantísimos
miles de huidos que tratan de llegar al centro de la próspera Europa, y con la
imagen terrible de un niño pequeño ahogado, solitario en la costa de Turquía,
hemos de volver la vista atrás y reflexionar sobre lo que el doctor Galopim de
Carvalho denuncia. Buscar en los orígenes del conflicto, cuyas consecuencias
arrastramos todos, y causa millones de víctimas totalmente inocentes.
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