VIAJE A ESLOVENIA, CROACIA,
BOSNIA Y HERZEGOVINA, LA EXYUGOSLAVIA OCCIDENTAL (II)
DE ZAGREB AL
PARQUE NACIONAL DE PLITVICE
Teatro Nacional de Croacia. 1895 |
Zagreb, la capital de Croacia, ha de saborearse
con un lento recorrido a pie, que nos haga deambular por entre los palacios,
grandiosos monumentos de la Ciudad Baja, donde tras el destructivo terremoto de
1880 se reconstruyeron los edificios públicos y oficiales con extraordinaria
grandeza.
La rememoración del renacimiento y el barroco
está presente en lugares tan emblemáticos como el Museo Mimara (de 1887) y el
Teatro Nacional de Croacia (de 1895), respectivamente. O el Museo Nacional de
Arte y Artesanía (1880) y el Pabellón de Arte (1896). Todos historicistas y con
ese esplendor dorado, en medio de amplios jardines y avenidas, que forman en su
parte esencial una enorme “U” abierta
hacia la Ciudad Alta.
Y es ahí, en ese laberinto de callejuelas que
conforman el casco antiguo, donde otra vez hay que hacer “parada y fonda”, como
lo exige su sabor medieval, igualmente reconstruido tras el terremoto de
finales del siglo XIX.
Amurallamiento alrededor de la catedral de Zagreb |
Magnífica es su Catedral de la Asunción de la
Virgen María, de un airoso neogótico, con dos enormes torres delanteras de 105
metros, así como las murallas que la circundan (excepto en la parte delantera,
donde fueron destruidas al reconstruir la catedral). El amurallamiento se
realizó entre 1512 y 1521, ante la amenaza turca, y conserva tres de los cuatro
gruesos torreones cilíndricos con cubierta cónica que tuvo: se le considera una
de las murallas renacentistas mejor conservadas de Europa.
Al lado de la Catedral tenemos uno de los
mercados al aire libre más amplios y populares de Zagreb: el de Dolac, donde
los productores venden frutas y verduras, carnes y pescados desde primera hora
de la mañana; tiene también una sección cubierta, de tres plantas, construido
en 1930.
Pero quizás lo más pintoresco y admirado de la
Ciudad Alta sea la Iglesia de San Marcos, cerca de lo anterior, ascendiendo por
sus empinadas calles. Está en medio de la Plaza del mismo nombre, plaza mayor
de la primitiva población.
Reconstruida en estilo neo-gótico a finales del
siglo XIX, ostenta un tejado multicolor con el escudo del reino formado por
Croacia, Dalmacia y Eslavonia, y otro de la ciudad de Zagreb.
Las callejuelas de los alrededores son un dédalo
de recodos y vías empinadas, con caserío popular en el que destacan pequeñas
buhardillas de madera, donde es corriente ver ropa tendida.
Bajando de allí al centro de Croacia, nos
encontramos con el Parque Nacional de los Lagos de
Plitvica, inscrito como Bien Natural en la Lista del Patrimonio de la Humanidad
en 1979.
Como discurre a través de rocas
calcáreas y dolomíticas, sus aguas han ido depositando barreras de roca
carbonatada, travertina, que han creado (y siguen haciendo, en continua
modificación) presas naturales, dando lugar a un variado conjunto de lagos (16
en total; en uno de los cuales se puede hacer paseo en barco), cascadas y
cataratas (92), cavernas, desniveles… de extraordinaria belleza.
El Parque tiene una extensión de
30.000 hectáreas (casi un tercio es agua), siendo el más grande de los ocho
parques nacionales que tiene Croacia. Su vegetación es extraordinaria y de gran
porte y variedad (aunque las hayas suponen el 90%), dando cobijo a gran
cantidad y variedad de aves (126 especies), reptiles y mamíferos. Y en sus
aguas, increíblemente cristalinas y azuladas, hay una enorme cantidad de peces,
que se agolpan en las orillas, por cuyo borde caminamos, sin que se asusten lo
más mínimo.
Aunque las cascadas y cataratas son
una constante del paseo por el Parque, al final del recorrido turístico se nos
presenta una multiforme, enorme, de múltiple caída, que nos acompaña hasta el
final del viaje por el mismo y constituye su mayor “reclamo”.
Moisés Cayetano Rosado
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