DEL CASTELO DE
ALMOUROL AL DE AMIEIRA DO TEJO, PASANDO POR LA FORTALEZA DE ABRANTES Y EL
CASTELO DE BELVER
Moisés
Cayetano Rosado
Siempre me ha resultado fascinante el Castelo de Almourol, en medio del río
Tajo, en una pequeña islita a la que se accede en barca de la Junta de
Freguesía de Tancos desde la orilla izquierda, gozándose desde el agua de unas
vistas espectaculares del conjunto fortificado. Aunque muy retocado en el siglo
XIX y especialmente en los años 40 y 50 del siglo XX, la impresionante Torre
del Homenaje de esta fortaleza templaria y las dos cinturas de murallas, con
ligeras torres albarranas en sus ángulos dirigidos aguas arriba y abajo del
Tajo, forman un conjunto de “ideal romántico” de castillo de Plena Edad Media
muy adecuado al ensueño del visitante.
Recorrer
su interior, admirar el paisaje acuático y montañoso de los alrededores, pasear
por el exterior de su perímetro en buena parte
alamborado, siempre es una experiencia relajante, que nos “invita” a seguir una
mínima ruta de “castelos vigilantes del Tejo”, cuya muestra más compleja se nos
ofrece ligeramente al este, en la orilla derecha del río: la fortaleza de
Abrantes y su complejo defensivo.
Abrantes
tuvo inicialmente un castillo románico mandado
construir por D. Afonso Henríques, reformado
en el siglo XIII, con tipología gótica, y gestionado por la Orden de
Santiago. De ello apenas resta la Torre del Homenaje, profundamente retocada,
tras su destrucción por el terremoto de Lisboa, del siglo XVI.
El protagonismo de esta fortaleza y población
en general como “chave da Província de
Estremadura” durante los siglos XVIII y XIX (Guerra de Sucesión española e
Invasiones francesas, respectivamente), hizo que sus defensas fueran reforzadas
concienzudamente, con torres
cilíndricas, baluartes y medios baluartes adaptados a las necesidades de la
defensa pirobalística, dotándose los diversos cerros cercanos de
construcciones adaptadas al empleo de baterías artilleras. Hoy en día, abierto
al público libremente, padece cierto grado de abandono que se debería
rectificar, pues el conjunto ofrece una interesante “lectura histórica” desde
la conformación de Portugal como reino a mediados del siglo XII hasta mediados
del siglo XIX.
Desde este emplazamiento complejo seguimos
viaje unos cuantos kilómetros más al este, por la misma orilla del río, hasta
llegar a Belver (gran sitio, dicho sea
de paso, para comer “pernil de porco assado ao forno” o “lucio-perca assado”
acompañado de una “açorda como ovos de peixes do río” y regado con vino
tinto de la zona).
El
castillo hospitalario de Belver es un ejemplo muy interesante de castillo
románico, con Torre del Homenaje ocupando el centro del
recinto y envoltura ovalada, de torres cuadrangulares, y curiosos refuerzos
artilleros, destacando en especial dos protegiendo la puerta de entrada
principal, de baluarte entero el occidental, con cortina de unión entre ambos y
gran desnivel hacia elTajo, a cuyo mismo borde se alza.
Y de aquí, “saltamos”
a la otra orilla, para llegar enseguida a una población privilegiada en
cuanto a paisaje montañoso, de gran frondosidad y belleza: Amieira do Tejo, cuyo castillo sorprende al visitante por su
magnífica silueta ligeramente rectangular, con torre cuadrada en cada extremo,
siendo la que se eleva sobre la entrada principal de la fortaleza la Torre del
Homenaje, más alta y voluminosa que las restantes.
El
Castelo hospitalario de Amieira está considerado como el mejor ejemplo
portugués de fortaleza gótica, de gran capacidad
defensiva, con esas cuatro torres bien dispuestas para el flanqueo ya de uso
artillero, un amplio y despejado patio de armas en el interior y fuerte
barbacana perimetral, a la que seguía un foso actualmente desaparecido.
Para una jornada de visitas no está mal el
recorrido, si bien se hace preciso
comenzar temprano en la mañana, terminando cuando se anuncia la noche, pues
al disfrute de esta red de fortificaciones (que podemos extender al este y al
oeste, en esa línea bien protegida del río Tajo desde su entrada en Portugal
hasta Lisboa) hemos de unir lo atractivo del paisaje, las muchas rutas
senderistas de la zona, otros tesoros patrimoniales que van desde dólmenes,
pinturas y grabados prehistóricos, iglesias, palacetes, caserío… indicadores
firmes de que se ha de volver para realizar esas otras opciones también de
irresistible interés.
Muchas gracias por la informacion.
ResponderEliminarEstupenda ruta.Impresionante también el puente de hierro sobre el río Tajo en Belver. La estación de caminos de ferro al pie en Belver
ResponderEliminarCaminhos de ferro
ResponderEliminarComo estoy lejos para poder disfrutar de tu visita guiada, a tan módico precio, me he devorado tu informe, aunque lamento no poder devorarme también ese "porco assado" que uno saborea tan solo leyendo tus comentarios. Abrazo Moisés.
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