MEMÓRIAS DE UMA FALSIFICADORA, LUCHADORA DE LA LIBERTAD
Moisés Cayetano Rosado
Para el día 15
de mayo se anunciaba la presentación en el Museu do Aljube, de Lisboa, el libro
de Margarida Tengarrinha Memórias de Uma
Falsificadora, a Luta na Clandestinidade pela Liberdade em Portugal, y
desde entonces he sentido la necesidad de leer las reflexiones de esta
luchadora de 90 años, que con veinte inició su actividad política en la Escola
Superior de Belas Artes de Lisboa; con veinticuatro fue expulsada de la misma y
se le prohibió ejercer como profesora y asistir como alumna a cualquier
Universidad; con veintisiete años pasó a la militancia comunista clandestina, y
ya con treinta y cuatro partió para el exilio, retornando, volviendo a salir,
continuando con su militancia política tras el 25 de Abril del 74.
Margarida
Tengarrinha ha escrito un libro de una templanza, de una dulzura y de una
firmeza comparable al que Helena Pato (tan cruzadas en sus vidas familiares y
políticas) acaba de publicar (http://moisescayetanorosado.blogspot.com/2018/07/a-noite-mais-longa-de-todas-as-noites.html), bajo el sello de la misma editorial:
Edições Colibri, que con tanta fortuna dirige Fernando Mão de Ferro. En su prólogo, el profesor Manuel Loff indica: O que hoje descrevemos como as conquistas de
Abril, conseguidas nas lutas sociais que se desenvolveram durante a Revolução e
que mudaram o destino coletivo dos portugueses, não é inteligível sem perceber
o que elas devem a décadas de resistência antifascista. Y enseguida: daqueles que, como Margarida Tengarrinha,
comprometeram toda a sua vida na opção que ela fez num dia de 1955 (pág.
13).
Y a ese compromiso se refieren estas
Memorias, que en 176 emotivas páginas van desgranando los sacrificios, temores,
privaciones, ausencias, terrores, que vivieron los resistentes de esa dictadura
salazarista, que los ensangrentó en las prisiones, en las mazmorras, en la
calle, en el dolor de los exilios y las separaciones.
Tras las luchas estudiantiles vendría en 1954
entrar para as fileiras clandestinas do
Partido Comunista (pág. 19), lo que Margarida hará con su cuñada Maria
Adelaide y su marido Carlos Aboím Inglez, y con su compañero José Diaz Coelho
(intelectual y artista como ella).
Vivir en Lisboa como militantes clandestinos,
de una casa a otra, con falsa identidad, sintiendo siempre el aliento de la
PIDE -la omnipresente policía política portuguesa-, era ya en sí una tortura, y
más aún cuando ya fueron padres de una niña, Teresa, que a partir de su cuarto
año, por seguridad de todos, tendrían que dejar -a saber por cuánto tiempo- al
cuidado de sus abuelos y tía: Pior do que
a prisão, pior do que as torturas, no dizer de todas as camaradas que tiveram
esas experiências, muito mais terrivel para todas elas, foi a separação dos
filhos, escribe Margarida (pág. 53).
Y su cometido era ése: falsificadores. Hacer
documentación falsa, identidades supuestas para los compañeros activistas.
Crear un perfecto taller de expedición de todo tipo de documentos que
facilitaran la movilidad de los militantes antifascistas, comunistas, dentro y
fuera de Portugal. Trabajo burocrático, tedioso, nada “brillante”, pero
absolutamente imprescindible para burlar el control de la precisa maquinaria
del poder represor.
Linogravura de José Dias Coelho |
Un día… A morte saiu à rua num dia assim…, como
titula el apartado diecisiete (págs. 81-84) de los treinta y tres
que componen el libro: José Dias Coelho, el militante comprometido, artista
reconocido, compañero necesario, sería asesinado a quemarropa en la calle por
un agente de la PIDE. Fue el 19 de diciembre de 1961.
En el apartado anterior y en el siguiente,
Margarida reflexiona también sobre la personalidad de Dias Coelho, apartado tan
vilmente del mundo a los treinta y siete años de edad. Pero será en este
capítulo, encabezado con el nombre de la canción que le dedicó Zeca Afonso (https://www.youtube.com/watch?v=P3SPkq3hw-c),
donde encontremos un testimonio, una denuncia aún más estremecedora ya que
traspasa el tiempo de la dictadura y se centra en los de la democracia traída
por la Revolução dos Cravos: quando o
julgamento (del asesinato)se
realizou, em 1977, já a situação política tinha sofrido tais recuos e o
Tribunal Militar de Santa Clara mantinha uma composição tão reacionária, que a
sentença foi de prisão de três anos e meio para o António Domingues (el
asesino) enquanto os outros, entre eles o
criminoso chefe de brigada José Gonçalves, que se apresentou como um velhinho
que tinha perdido a memoria, saíram todos em liberdade (pág. 83): ¡cuánto
sabemos también nosotros de eso en España… aunque aquí no hubo una Revolución
progresista armada, sino una Evolución desde la dictadura!
Pero aún así viene
ahora lo peor, ya que los familiares interpusieron recurso a la sentencia,
logrando siete años de condena… que se cumplió solo en parte: Mas os pides, que o seu amigo Spínola sempre
tinha protegido, estavam já nessa altura tão arrogantes e sentiam-se tão
impunes, que não só assistiam às sessões do julgamento olhando para os juizes
com um desplante ameaçador, como nesse dia da sentença do recurso fizeram alas
na escaderia de Santa Clara e insultaram-nos provocatoriamente, com os palavrões
mais soezes, a mim e à minha cunhada Maria Adelaide, quando vínhamos a descer (pág.
84): ¡a la compañera y a la hermana del asesinado! ¡Así
fue “castigada” en buena parte la PIDE, como la Brigada político-social
franquista en España, cuyo ejemplo sangrante en la persona de Antonio González
Pacheco “Billy el Niño”, paradigma de integral represor, sigue disfrutando de
tres medallas del mérito policial pensionadas, otorgadas ya en democracia!
Casi finalizando este emocionante libro de
memorias, tras llevarnos de casa en casa clandestina, de huida en huida, de
país en país durante el exilio, dedica un capítulo vibrante: A força ignorada de mães, país e avós,
sobre estos familiares de los militantes perseguidos y represaliados (págs. 161-169). Y ahí leemos frases tan desgarradoras
como éstas: a casa de Juliana Dias Coelho
(su suegra, madre del asesinado José)
foi assaltada pela PIDE e a neta, (mina filha) Maria Teresa Tengarrinha Dias
Coelho, que estudava nas Belas-Artes, foi levada presa enquanto a irmã, minha
filha Guida, então como treze anos, saía para a escola, escondendo na mochila
manifestos estudantis de protesto pelo crime que poucos dias antes vitimara
Ribeiro dos Santos, para sonegá-los às buscas que os pides estavam a fazer na
casa dos avós, onde ambas viviam. A Teresinha foi interrogada e submetida à
tortura do sono, impedida de dormir seis dias e seis noites, o que a deixaria
desde então com graves perturbações do sono. Negou-se a responder às perguntas
da PIDE, tal como aconteceu na segunda prisão, quando estava numa reunião, já
perto do 25 de Abril (pág, 166).
Estremecedor, aleccionador relato todo él.
Triste constatación de que tampoco en Portugal se ha hecho la Reparación y
Justicia necesarias.
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