PATRIMONIO
DE LA HUMANIDAD EN LA EUROCIUDAD DEL SUROESTE IBÉRICO
Moisés Cayetano Rosado
Doctor en Geografía e Historia
Hace por estas fechas siete años, la
“Guarnición fronteriza y fortificaciones de la ciudad de Elvas” fueron
declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, de acuerdo con su Criterio
IV de selección: “Ofrecer
un ejemplo eminente de un tipo de conjunto arquitectónico, tecnológico y
paisaje, que ilustra una etapa significativa de la historia humana”.
Declaración que viene a reconocer el valor histórico y monumental de un
complejo defensivo excepcional, que incluye no solamente la fortificación
abaluartada de los siglos XVII y XVIII sino todo el conjunto fortificado
(castillo medieval y amurallamientos islámicos y fernandinos), instalaciones
interiores: cuarteles, polvorines, hospitales, almacenes, dependencias
militares complementarias, acueducto, cisternas, espacios exteriores con sus
fuertes, fortines, caminos cubiertos, glacis, etc.
Sin
embargo, reconozcamos que todo ello se explica en su conformación por la
relación con el entorno, esencialmente el entorno próximo: aquellas poblaciones
cuya presencia fue un condicionamiento de su propia significación como “llave
del Reino”: Badajoz, su rival fronterizo desde la misma configuración del Reino
de Portugal por su primer rey, D. Afonso Henriques, a mediados del siglo XII, y
Campo Maior, tan ligada a los anteriores en las sucesivas ofensivas bélicas
medievales y muy especialmente de la Edad Moderna. No olvidar también el papel
protagonista de Olivenza (“Olivença” portuguesa desde el Tratado de Alcañices
de 1297 hasta la anexión a España durante la Guerra de las Naranjas de 1801).
Este
triángulo de primera línea de frontera, en el espacio de incursión más
vulnerable, por ser llano, bien dotado de recursos agro-ganaderos y de
privilegiada situación geográfica en la línea más corta entre los dos núcleos
capitalinos de España y Portugal, forma en sí un conjunto permanentemente
interrelacionado en la historia, lo que les ha llevado sistemáticamente a
presentar unas defensas urbanas y periurbanas necesarias para protegerse entre
sí a un lado y otro de la línea fronteriza: Elvas, Olivenza y Campo Maior del
lado portugués; en frente, Badajoz, del lado español.
Esto hace
que las “Guarniciones fronterizas y fortificaciones de Elvas,
Olivenza, Campo Maior y Badajoz” se expliquen como un subsistema propio de
defensa dentro del gran sistema luso-español. Y sus avatares históricos así
como el legado patrimonial heredado “ofrezcan un ejemplo eminente de un tipo de conjuntos
arquitectónicos, tecnológicos y paisajísticos, que ilustran una larga etapa
significativa de la historia humana”. O sea, digno el conjunto como complemento
explicativo de la propia existencia de cada uno de sus elementos, lo que hace
razonable que la Declaración de Patrimonio de la Humanidad pueda “extenderse”
(figura contemplada en los modelos de clasificación de la UNESCO) a estas
poblaciones vecinas, siempre y cuando las tres candidatas a dicha extensión
adecúen su Patrimonio a las exigencias del organismo internacional: cuidar su
autenticidad, respetar lo que hemos heredado de su integridad y acondicionarlo
con una restauración racional de sus elementos: algo que hizo ejemplarmente en
su día Elvas, está acometiendo Campo Maior (tanto en la ciudad en sí como en su
población dependiente, Ouguela), y que deberá abordar de una manera integral
Olivenza y Badajoz.
Juegan a
favor de lo razonable de esta clasificación en serie los siguientes factores:
- La
evolución de sus construcciones militares al compás de los avances técnicos de
los tiempos, desde la neurobalística a la pirobalística, presentes la primera
en los castillos medievales de Elvas, Campo Maior y Olivenza, y en la alcazaba
musulmana de Badajoz
- La autenticidad de gran parte del legado
construido, así como la suficiente integridad del mismo pese al afán
“higienista” y urbanístico de finales del siglo XIX y buena parte del XX,
aunque hayamos de lamentar desaciertos recientes, sobre todo en Badajoz, al
destruir las ruinas interiores del Fuerte de San Cristóbal, en lugar de
consolidarlas, así como recargar de hormigón y empinadas escaleras el Baluarte
de la Trinidad, y en Olivenza, las actuaciones desafortunadas y derribos de
murallas y vaciados en el Baluarte de San Juan de Dios.
- El formar
parte de las “Fortalezas abaluartadas de la Raya”, en la Lista Indicativa de
Portugal -paso previo a la Declaración definitiva- desde 2017, con lo que todas
las fortificaciones rayanas están en disposición de presentar la candidatura
formal.
- Y el ser
el conjunto más compacto y completo de toda la Península ibérica.
Todo ello
hace de esta Eurociudad: Elvas (con su otra fortificación del municipio:
Barbacena), Campo Maior (con otra fortaleza más en su municipio: Ouguela),
Olivenza (que comparte con la primera el Ponte de Ajuda) y Badajoz (de alcazaba
inigualable, como complemento excepcional y único en la Raya) una firme
candidata a la Declaración de Patrimonio de la Humanidad, bien como extensión
de Elvas, o dentro del Sistema fronterizo luso-español. ¡Ahora es buen momento
para ponerse en ello a trabajar, para hacerlo realidad!
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