CONCELHO DE ALANDROAL, LA TIERRA DE LOS TRES CASTILLOS
Moisés Cayetano Rosado
El concelho de
Alandroal está pegado a la Raya en uno de los espacios más discutidos de
nuestra frontera: la zona limítrofe de Olivenza. En los mapas y planos
oficiales portugueses, esa separación no aparece, pues su reivindicación sobre
todo el territorio oliventino continúa siendo materia apasionada.
Están separadas ambas comarcas (Llanos de Olivença y Concelho
de Alandroal) por el río Guadiana,
que al comenzar el concelho de
Alandroal -en la freguesía de Juromenha- adquiere gran prestancia:
estamos en la “cola del embalse de Alqueva”, ancha todavía en esta gran
planicie. Antes de la construcción de la presa, en verano, podía pasarse de un
lado a otro, con el río prácticamente sin agua en el lugar donde ahora barcas,
barcazas, lanchas y otras embarcaciones a motor navegan a placer.
Juromenha -de
la que en alguna ocasión hemos hablado- es población mínima, de un par de largas
calles, con casas primorosamente encaladas, de altas chimeneas, tan altas como
las fachadas. Desde su fortificación se
divisa un amplio territorio (en especial de Los Llanos de Olivenza) y el río,
que ofrece magníficos espectáculos visuales, especialmente en los atardeceres.
Sus lienzos de muralla del siglo XVII se conservan en
muy buena parte, con agudísimos ángulos, fosos profundos y baluartes de
impresionante solidez. Dentro quedan los restos del castillo de origen musulmán,
de tierra compactada, así como una hermosa iglesia, una capilla y diversas
construcciones de estancias militares, pues el enclave fue históricamente importantísimo en la frontera tanto en tiempos
medievales como modernos.
Dieciséis kms. más al suroeste está Alandroal. Su castillo -en el centro de la
villa- fue fundado por D. Dinis, pero tiene amplias influencias musulmanas
en su construcción. Con dos puertas de arcos góticos, al norte y al oeste,
encerraba en su interior un caserío en semiabandono que ha sido demolido
recientemente, ofreciendo una “plaza de armas” expedita. El recorrido por el adarve de la muralla resulta especialmente
agradable, por la visión del caserío y de los alrededores que ofrece, así
como las vistas a su interior, especialmente su Igreja de Nossa Senhora da Graça, de trazos renacentistas.
Son dignas de
conocer en Alandroal la judería, así como las múltiples iglesias que
ennoblecen con su porte la ciudad, y su fuente renacentista de mármol, en la Praça
da República, donde también se encuentra la monumental Câmara Municipal.
La cocina de
sus restaurantes es bastante seductora, y tiene gran fama A Maria,
donde el cozido de grão, chispe assado no forno, borrego à Ti
Maria, pezinhos de coentrada o su repostería se elevan a la
categoría de arte. Pero no hay que desdeñar otros restaurantes menos afamados,
aunque más visitados por los lugareños, como puede ser Zé do Alto, que une a sus assados
de borrego, carne de porco à
alentejana y sus bacalhaus unos
deliciosos platos de peixes fritos,
pescados en el Guadiana y servidos tan frescos que a veces nos encontraremos
con la camioneta que los trae del río cuando accedemos a su interior.
Todo el concelho, en fin, es
digno de recorrer con detenimiento. Y, en cualquier caso, no deberíamos salir
de él sin visitar, 10 kms. más al sur,
Terena, de esbelto castillo medieval, al que se llega atravesando su
atractiva y sencilla rua directa, de portadas góticas, renacentista y
barrocas, inmensas chimeneas y artístico pelourinho con fuste de
pizarra.
A
1’5 kms. se encuentra el Santuário de Nossa Señora do Boa Nova,
Monumento Nacional, mandado edificar por la reina castellana doña María -mujer
de Alfonso XI e hija de D. Afonso IV
el Bravo- al tener la feliz noticia de la ayuda
portuguesa a Castilla, tras inicial oposición de la Corte, en la Batalla del
Salado (1340). Con planta de cruz griega y almenas musulmanas, es una
fortificación gótica de singular belleza, como una maqueta de castillo en el
llano, de valiosas pinturas interiores. La romería que allí celebran en mayo
conserva un sabor popular y medieval extraordinario, como ocurre con la Semana
do Guadiana, organizada cada mes de junio por el concelho, en diversos lugares del mismo, incluidas
estas tres poblaciones.
En los alrededores, la huella prehistórica se
esparce en diversas dólmenes a los que se llega por caminos de encinas y alcornoques, rebaños de
ovejas y de cabras, quedando en otros lugares (especialmente cerca de Terena) restos de castros celtas,
en parajes que hacen las delicias de los senderistas.
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