ESPLENDOR DE LA
HIERBA EN EL REVELLÍN DE SAN ROQUE Y EL HORNABEQUE DE PUENTE DE PALMAS DE
BADAJOZ
Moisés Cayetano
Rosado
En mi jardín pastan los héroes, es el título de una novela autobiográfica del
escritor cubano Heberto Padilla. Y en el Revellín de San Roque y el Hornabeque
de la cabeza exterior del Puente de Palmas, en Badajoz, deberían pastar las ovejas, a ver si así nos ahorraban el triste
espectáculo de ver dos monumentos recién restaurados, donde la hierba campa por
sus respetos, sin respetar el patrimonio histórico artístico en que se enraiza.
El
Revellín está, al parecer, destinado a usarse como albergue municipal, pero
lleva ya años cerrado sin que las autoridades se acuerden de cumplir su promesa
y dar uso a lo que en su día se usó como Parque de Bomberos y centro de
almacenaje municipal, después de haber sido gloriosa defensa de la ciudad, ante
los cercos e invasiones de la Edad Moderna. Hoy, sus amplios fosos se llenan de
maleza, como su abandonado paseo de ronda exterior y el también abandonado
-aunque equipado- interior.
El
Hornabeque fue minuciosamente recuperado de su abandono, malos usos y amenaza
de ruina, pero continúa cercado, como si estuviera de cerca sitiado por el
enemigo: hermosos hierbazales crecen en sus explanadas y escaleras interiores,
constituyéndose en peligrosos defensores: con esos “amigos” no hacen falta
enemigos.
¿Por qué
el destino del Patrimonio Monumental de esta ciudad rayana, tan amplio e
importante en lo que se refiere a la herencia de la Edad Moderna, con una
impresionante maquinaria defensiva abaluartada que pocos en la Raya lo igualan,
tiene ese sino negativo?
Cuando no
se destruye radical e irreversiblemente, como ocurriera con el Fuerte de
Pardaleras y diversos paños de muralla, revellines, baluartes y glacis, por no
hablar de sus cuarteles, polvorines, etc., se reconstruye con notable
desacierto como pasó en el baluarte de Trinidad, derrumbado en parte con las lluvias del último invierno -a poco
de su “restauración”-, sin que varios meses después se haya hecho otra cosa que
vallar la zona para que nadie pase ni se acerque.
Badajoz
aspira a unirse a la Red de Fortificaciones de la Raya, para optar a Patrimonio
de la Humanidad, en tanto transfigura su Fuerte de San Cristóbal, adulterando
todo su interior, en un transformismo que ignora lo que significa el respeto a
la integridad y la autenticidad. Una actuación terrible que se está consumando
en estos momentos, a la vez que el Revellín de San Roque y el Hornabeque del
Puente de Palmas se preparan para “campo de sembrar patatas”. ¿Cómo es posible
tanta dejadez, tanta insensibilidad y tanto desprecio para el tesoro monumental
que se tiene, al parecer sin que lo merezcamos?
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