FORTALEZAS COLONIALES EN BRASIL
Moisés Cayetano Rosado
DESARROLLO HISTÓRICO.
A poco
más de treinta años de su descubrimiento por Álvarez de Cabral, en 1532, se construyen en Brasil las
primeras defensas de madera y barro, por el hostigamiento de los corsarios
franceses. Y en 1549 se realiza la fortificación “Trinchera del Mar”, en Bahía.
A partir de entonces se iniciará una etapa de construcciones a prueba de
ataques con artillería que durará dos siglos de levantamientos abaluartados y
refuerzos: amurallamientos urbanos, fuertes, fortines, baterías, reductos,
trincheras…
Con la
Unión Peninsular (Portugal-España) en 1580, se actúa no solo en las bahías de
penetración del Océano Atlántico (Recife, Salvador, Bahía…) sino en las
desembocaduras de los ríos principales, ante la persistencia de incursiones
francesas y holandesas.
Con
Holanda acordará Portugal una tregua… inestable, tras la ruptura Peninsular de
1640, que se ampliará a Inglaterra, al establecerse una firme alianza
luso-británica, perdurable en los siglos posteriores. No ocurrirá lo mismo con
Francia, que atacará frecuentemente por Río de Janeiro desde comienzos del
siglo XVIII, y con España, que desde mediados de ese siglo tendrá continuos
enfrentamientos en la frontera entre Brasil y Bolivia.
Todo ello
llevará a que Portugal se plantee en su gran colonia americana tres objetivos básicos:
- Defender los lugares de acceso portuario.
- Salvaguardar la llegada, partida, carga y arreglos
de sus flotas.
- Proteger los almacenamientos de productos a exportar.
Muchos
ingenieros europeos trabajarán en la consecución de estas metas, siguiendo en
el siglo XVII los tratados de Luis Serrão Pimentel y en el siglo XVIII de
Manoel de Acevedo Fortes, fundamentalmente. Y así, se crearán a finales del
siglo XVII las Escuelas de Fortificación (Aulas Militares) de Bahía, Río de
Janeiro y Recife, donde se formaron los múltiples técnicos que proyectarían y
dirigirían los varios centenares de fortificaciones construidas por toda la
costa, la cuenca del Amazonas y las fronteras con Bolivia y Argentina
fundamentalmente.
FORTALEZAS DESTACADAS.
En la frontera con Bolivia, al oeste, destacan es
especial dos extraordinarias construcciones: El Fuerte de Coimbra, de 1775, en el punto de unión actual entre Bolivia, Brasil
y Paraguay, y el Fuerte Príncipe de
Beira, de 1766, uno de los mayores del país, al borde ambos del río
Paraguay.
En la frontera con Argentina, en tierras del actual Uruguay, frente a Buenos
Aires, en la desembocadura del Río de la Plata, se fortificó en 1680 la Colonia do Santísimo Sacramento, ciudad
declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Pero las
más abundantes fortificaciones están en la costa abierta del Océano Atlántico. Así, al norte la Fortaleza de São José de
Macapá, de 1764 (la mejor artillara, con 86 piezas), en la vía de entrada
del río Amazonas; más abajo, la
Fortaleza do Castelo de Belem do Pará, de 1616 (una de las más tempranas) y todo el São Luis colonial.
Al norte de Recife, son dignos de destacar el Forte
de Nossa Senhora dos Remedios, de 1737, y la Fortaleza de Santa Catarina, así como -en el mismo Recife- el temprano Forte do
Brum, de 1629, la Fortaleza de Diego Paes y la de Santiago das Cinco Pontas.
Más
abajo, en Salvador, las
construcciones defensivas artilladas son múltiples, como corresponden a la
importancia de la inmensa Bahía. Y aquí podemos señalar desde el Fuerte de S. Marcelo -único circular del país, de 1605-, hasta
los de S. Alberto, Barbalho, S. Pedro, S. Diogo, Santa María, S. António da
Barra, Mont Serrat, pasando por diversas baterías, como es la de São Paulo de
Gamboa.
Antes de llegar a Río de Janeiro, hay un
espectacular Fuerte de 1616, el de S. Matheus. Ya en Río,
debemos señalar la Fortaleza de Santa
Cruz -de 1567, la más antigua y
principal fortaleza de su inmensa bahía-, y los fuertes de Gragoatá, Boa Viagem, S. Luiz, S. João y el más moderno
del Duque de Caxies (1776).
Entre Río y São Paulo destaca el Fuerte Defensor
Perpétuo, de 1703.
Ya en São Paulo, sobresalen el Fuerte
São Luiz y la Fortaleza da Barra, ambos de la segunda mitad del siglo XVI.
En el sur
de Brasil, lindando con Uruguay, tenemos que rememorar las fortificaciones de la Barra de Río Grande do Sul -de los siglos
XVII y XVIII-, perdidas en la actualidad casi al completo, pero de gran
importancia defensiva en la Edad Moderna, no solo como defensa de los ataques
venidos del Océano Atlántico sino por la cercanía de las colonias españolas.
EL GRAN VALOR ARTÍSTICO-HISTÓRICO-MONUMENTAL.
Todo este
conjunto de más de un centenar de fortificaciones, muchas de ellas en
extraordinario estado de conservación e incluso uso, constituyen un fabuloso
tesoro de gran valor artístico-histórico-monumental. Bien merecería la clasificación de Patrimonio de la Humanidad como
conjunto, por su autenticidad, integridad,
conjunción de valores técnicos de las diversas escuelas europeas y autóctonas
que testimonian más de 300 años de historia (ataques, asedios, ocupaciones
extranjeras, recuperaciones…), con aportaciones de todos los intervenientes.
Al menos
cumple dos de los requisitos que para tal titulación se exige (uno solo es
suficiente para ello):
El II. Testimoniar un importante intercambio de
valores humanos a lo largo de un periodo de tiempo o dentro de un área cultural
del mundo, en el desarrollo de la arquitectura o tecnología, artes
monumentales, urbanismo o diseño paisajístico: La actuación colonial, los enfrentamientos de las potencias
europeas en territorio americano por controla sus riquezas, son causas de este
desarrollo arquitectónico, técnico y monumental del conjunto abaluartado y
artillado.
Y el IV.
Ofrecer un ejemplo eminente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico o
tecnológico o paisaje, que ilustre una etapa significativa de la historia
humana: los ejemplos que se ofrecen de fortificaciones “a la moderna”
compendian la evolución del arte constructivo defensivo de toda la Edad
Moderna, con la irrupción y desarrollo de la pirobalística.
En tanto,
con la calificación o sin ella, hablamos de un conjunto patrimonial que merece conocerse, y a poder ser visitarse con
sosiego.
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