LA ESPECIAL
GRANDEZA DEL FORTE DE SANTA LUZIA DE
ELVAS
Moisés Cayetano Rosado
La
frontera luso-española está “sembrada” de fortificaciones abaluartadas,
que a un lado y otro se corresponden frecuentemente como botón y ojal de una
camisa… desgarrada por las frecuentes guerras de la Edad Moderna.
Estas impresionantes maquinarias defensivas, de
gran complejidad, fueron la respuesta a
la invención y avances de la pirobalística: el ataque con cada vez más
potente armamento de fuego, ante los que los elevados castillos medievales eran
como parapetos de cartón. Y hubo que remover tierras, terraplenar espacios,
cavar profundos fosos, levantar gruesas murallas inclinadas que desviaran los
impactos, proteger con obstáculos exteriores (como revellines y medias-lunas,
pentágonos en los vértices de las cortinas de murallas para favorecer fuego
cruzado…). También, levantar fuertes exteriores cuando las poblaciones tenían
cerros alrededor (padrastros) desde los que el enemigo pudiera hacer blanco con
su armamento.
Y es en estos fuertes donde se condensa la grandeza y belleza de estas fortificaciones
“a la moderna”. Al estar libres de obstáculos exteriores y sin construcciones
previas en el interior que respetar o grandes espacios a los que adaptarse por
sus curvas de nivel, desplegaron todo el
potencial de la ingeniería, conjugada con la geometría; la funcionalidad con la
belleza, la técnica con el arte.
El Forte de S. Luzia visto desde el Fortín de S. Mamede |
Dentro de la amplia relación de fuertes en la
Raya, uno de los mejor recuperados, rehabilitados y puesto en uso, resultar ser
el Forte
de Santa Luzia, de Elvas. Un fuerte comenzado a levantar en 1641 (a raíz de la Guerra de Restauração), bajo la dirección de Carlos Lassart,
ingeniero mayor del Reino, perteneciendo el proyecto final al jesuita holandés
João Pascácio Cosmander, ingeniero militar, matemático y arquitecto, principal
diseñador de las fortificaciones alentejanas del siglo XVII. En 1648 estaba terminado, si bien desde
1644 ya presta importantes servicios de defensa.
Tras ser asediado infructuosamente el año
aludido, sufriría nuevos cercos en 1658 y 1959, dentro de la Guerra de
Restauración (1640-1668). Posteriormente, en la Guerra de Sucesión a la Corona
Española (1704-1712), protagonizó otras dos eficaces defensas: en 1706 y 1712.
Nuevamente, durante la llamada Guerra de las Naranjas
(1801) volvería a ser asediado. Algo que se repite en las Guerras Peninsulares
(1807-1812), en dos ocasiones: 1807 y 1808; la primera por los franceses, que
logran entrar, y la segunda por el ejército anglo-luso, que lo libera.
Covas de lobo en el Forte de S. Luzia |
El fuerte tiene tres fosos sucesivos, poseyendo el exterior atenazado
abundantes covas de lobo (pozos disimulados con cobertura vegetal y
dotados al interior de lanzas de madera para atrapar a los asediantes), cuatro tambores y un reducto angular.
En el segundo foso posee dos revellines
(al E. y al S.). Puertas dobles
(tras primero y segundo foso, con rediente la interior) en la cara N. Un baluarte en cada ángulo del polígono
rectangular interior, ya en el tercer foso. Culmina -en el centro- la Casa del Gobernador, con amplios miradores
y linterna.
Galería interior en el Forte de S. Luzia |
El
fuerte está suficientemente dotado de cisternas
para resistir un asedio de varios meses; almacenes
de armas, municiones y víveres; cuarteles para acoger a la guarnición; cuartos para reclusiones; galerías
interiores de comunicación; instalaciones
sanitarias, capilla… todo a prueba de bombardeos.
Se
comunica con la plaza de Elvas mediante un camino cubierto (a ambos lados del
paso), recto, que se conserva en gran parte.
Tras
quedar fuera de uso militar, en 1884 acogió al Lazareto de Elvas. En el año 2000 se emprendieron obras de
rehabilitación, para su uso como Museo Militar, que es el que actualmente
tiene, habiendo sido inaugurado el 18 de noviembre de 2001.
El Museo se distribuye en seis
antiguas casernas (estancias
a prueba de bombas) donde se recrea y documenta con armamento, pertrechos,
maquetas, audiovisuales… la historia militar de Elvas desde la Edad Media hasta
mediados del siglo XIX. Se completa con
la instalación exterior de piezas de artillería reales, y militares de diversas
épocas recreados en resina especial para intemperie.
La
visita, por tanto, resulta altamente instructiva para comprender los sistemas
de defensa de la Edad Moderna y del siglo XIX, así como para repasar la
historia de enfrentamientos en la Raya desde la reconquista medieval.
Y el
recorrido por los paseos de ronda de las murallas es una delicia, ya que las
vistas hacia Elvas, hacia la planicie que comunica con Badajoz (y Badajoz
mismo), los fortines exteriores de la
población (S. Mamede, S. Pedro y S.
Domingos, al pie del monumental Acueducto
de Amoreira este último), el Forte da
Graça y el oeste que nos lleva al interior alentejano, resultan una
experiencia inigualable.
No está demás, en este sentido, que señalemos ahora aquí que el próximo
sábado, día 7 de septiembre, giraremos una visita guiada al Forte de Santa
Luzia, que comenzará en la entrada del mismo a las 10’15 hora española. A ella
estáis todos invitados.
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