viernes, 20 de diciembre de 2013

LOS PATOS “POLÍTICOS” DE CASTELAR
Moisés Cayetano Rosado
El Presidente del Gobierno de Cataluña ha declarado públicamente que su homónimo de Extremadura “está en el mejor de los mundos”, porque puede bajar los impuestos a pesar de la crisis que hay en España.
En el mismo tono sarcástico, pero subiendo un peldaño más, para ser más “gracioso”, contesta el extremeño José Antonio Monago que “Artur Mas vive como los patos de Castelar”, refiriéndose a las anátidas que se encuentran en el Parque de ese nombre, en Badajoz, “donde los señores de parques y jardines les llevan pienso todos los días para que los patos no tengan ni que volar para comer”.
Muy ingenioso lo de los patos perezosos, aunque dirigido a un catalán quizás sea un contrasentido, pues su fama no es precisamente la de holgazanes. Pero el mensaje cala, porque es emotivo, no racional, y ya sabemos por los manuales de psicología y sociología política -y por la cruda realidad- que está demostrada su eficacia.
Nada de sesudos razonamientos, que aburrirían… a patos y no patos, sino explosivos disparates, que hacen reír al personal, y nada como refocilarse sin que te cueste un duro.
En esto, el Sr. Monago ha tenido un buen maestro: el anterior alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, del que fue delfín durante casi un par de décadas. Aunque tampoco su antecesor en el Gobierno extremeño, Rodríguez Ibarra, se quedaba corto cuando se trataba de disparar contra los dirigentes catalanes. Parece que se le ha pegado por los dos lados. Claro que también dirá que primero tiró la piedra el catalán, con lo de “estar en el mejor de los mundos”, así que “y tú más”, que dicen los que se echan para adelante…
Pero yo me he acercado una vez más a ver a los “patos de Castelar” y he visto lo que desde hace ya varios años viene ocurriendo: que tienen subidas las “alambradas de su estanque” para que no puedan salir y para que nadie pueda entrar (sus más de dos metros de altura terminan en afiladas flechas), pues por aquí sabemos que había aficionados a tirarles piedras, a perseguirlos por las explanadas de los alrededores y a “cortarles el cogote”.
En consecuencia, “los patos de Castelar” sufren un confinamiento preventivo que les coarta gravemente su libertad, siempre pendiente del hilo peligroso de gamberros y desaprensivos.

¿Vive Artur Mas como “los patos de Castelar”? ¡Pues si precisamente de algo parecido es de lo que él mismo se queja! Sr. Monago, por favor, no le dé ideas que es capaz de utilizarlas como argumento contundente en su anunciado referéndum.

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