lunes, 28 de octubre de 2019


EXILIADOS Y REFUGIADOS: NUESTRA HISTORIA OLVIDADA

Moisés Cayetano Rosado
Doctor en Geografía e Historia 
Ahora que una vez más se intensifica el drama de los refugiados por todo el mundo, no estará de más rememorar lo que a veces se esconde en los rincones del olvido. Aquello que  se vivió en el pasado de enfrentamiento civil y militar, del que guardamos una memoria confrontada: desplazamientos, refugio, exilio, huyendo de las represiones y la muerte.
En la Revista Transfronteriza “O Pelourinho”, que llevamos 25 años editando, bajo el patrocinio de la Diputación de Badajoz, publicábamos en 2018 un monográfico sobre “exilio, emigración y represión”, en que dábamos cuenta de nuestra tragedia de la Guerra Civil. Señalábamos la dureza en la desesperada huida de cerca de medio millón de españoles, mayoritariamente a través de los Pirineos, cuando la guerra estaba perdida para los republicanos.
Una de esas víctimas, Carlos Velo, lo narra así en el libro de Francisco Caudet “El exilio republicano de 1939”: “A patadas, a empellones, a culatazos, nos arrebañaron en una playa. Gente hambrienta, aterrorizada, liquidada toda esperanza./…/ Dormitábamos, que era estado permanente; esperar, sin esperar nada de nada. Y oímos de pronto un magnavoz. Salimos poco a poco. ¿Y sabes lo que estaba diciendo? Estaba diciendo: ‘¡Republicanos españoles: Lázaro Cárdenas, presidente de México, en nombre de su gobierno y de todos los mexicanos, les anuncia: México está abierto para ustedes; es su casa, será su nueva patria’. Hablaba de un barco que llegaría  de un momento a otro, de libertad, de pan, de respeto, de futuro”.
Fue decisivo para acelerar el proceso el informe del diplomático mexicano Isidro Fabela, enviado por el presidente Cárdenas, en el que señalaba al hablar del Campo de Concentración de Refugiados de Argelés: “Esta enorme avalancha humana de 100.000 personas quedó instalada frente al mar, sin otro límite que la playa y una cerca de alambre con púas fijadas en una extensión de dos kilómetros y medio de largo por uno y medio de ancho. Sin una tienda de campaña, ni una barraca, ni un cobertizo, ni un muro, ni una hondonada, ni una colina; ni tampoco árboles, arbustos ni piedras. Ni fuego para contrarrestar el frío invernal, ni un techo que les resguardara del cierzo, ni una pared que les defendiera de los aires marinos. Todos los días había muertos de frío y de hambre”.
Sí, sería especialmente México quien acogiera de forma definitiva a miles de exiliados españoles, que habían perdido la esperanza de un retorno más o menos cercano, tras refugiarse en un principio en Francia, Norte de África y la Raya con Portugal.
Precisamente de esto, de los republicanos “fronterizos” con el país vecino, tratará el próximo número de “O Pelourinho”, previsto para mediados de 2020. Ya en el anterior número aludido, la antropóloga Dulce Simões, escribía este adelanto: “O primeiro grande fluxo ocorreu na última semana de Julho de 1936, quando centenas de carabineiros e milicianos republicanos que haviam resistido às forças revoltosas de Pontevedra, Ourense, Tuy e Vigo procuraram refúgio no norte de Portugal. O segundo fluxo na fronteira do Caia, provocado pelos bombardeamentos e ocupação da cidade de Badajoz. O terceiro verificou-se a 12 de Agosto, quando os habitantes de Encinasola afetos ao golpe militar procuraram refúgio na vila vizinha de Barrancos, e foram acolhidos pelas autoridades locais. O ultimo êxodo registou-se na fronteira de Barrancos, nas margens do rio Ardila que serve de linha divisória entre Portugal e Espanha, após a ocupação da vila raiana de Oliva de la Frontera (Badajoz), a 21 de Setembro de 1936”.
El Portugal salazarista era muy poco receptivo a estos refugiados. Alrededor de 1.500 serían embarcados en octubre de 1936 con destino a la republicana Tarragona, procedentes de Extremadura, Andalucía y Galicia. Otros quedaron “escondidos”, viviendo cercanos a la frontera, e incluso en otros puntos de la geografía portuguesa, gracias a la solidaridad del pueblo vecino. Solidaridad que ha estudiado Dulce Simões con respecto al caso de Barrancos (que volverá a tratar), pero que en la publicación que estamos preparando nos expondrán para otros puntos geográficos Luis Cunha y Rui Rosado Vieira (caso de Campo Maior), Moisés Alexandre Antunes Lopes y Jacinto César (Elvas), Maria Fernanda Sande Candeias (que ha estudiado en general a refugiados en Alentejo), Bruno Sampaio Lobo (Figueira de Foz), Carolina Henriques Pereira (Caldas da Rainha), Jorge Fernandes Alves y Ángel Rodríguez Gallardo (con respecto a Galicia), y Paula Godinho, Manuel Loff, Fábio Faria, entre otros, sobre todo el proceso.
Lo había anticipado el mismo 13 de agosto de 1936 el periodista  Mário Neves en el “Diario de Lisboa”: “Os funcionarios do posto de Caia abriram uma subscrição entre os oficiais e outras pessoas presentes para matar a fome a os filhinhos dos emigrados”. ¡Historia de solidaridad que hoy más que nunca deberemos recordar!


En tanto se publicaba este texto en el Periódico HOY de Extremadura, visitando Sicilia, me encontré con estos dos testimonios escultóricos en la Capilla Palatina de Palermo y  en la catedral de Noto.
El primero, presentando un desembarco de africanos, tan frecuentes en la isla. Muy expresivo tanto por el monolitismo de los que están en tierra como por la esperanza actitud de los que desembarcan o están en la cubierta, de donde se disponen a bajar.
El otro encierra la tragedia de los naufragios, con el terrible añadido de que está construido con restos de maderas e hierros pertenecientes a una barcaza destruida en el mar: se conserva en el interior de la Catedral de Noto: dolor y esperanza, como dice el texto que acompaña a esta escultura de Elia Li Gioi.

lunes, 7 de octubre de 2019


SAN PETERSBURGO-MOSCÚ: LIMPIEZA Y URBANIDAD RODEANDO EL ESPLENDOR (y II)

EL MÁGICO MOSCÚ 
Moisés Cayetano Rosado

De San Petersburgo a Moscú hay más de 700 kilómetros y no es mala opción recorrerlos en tren de alta velocidad. En cuatro horas se cubre el trayecto, y es una oportunidad para ir viendo un paisaje frondoso de la taiga rusa, de alerces, pinos, abetos, abedules, álamos, alisos… bien tupidos, con sotobosque de helechos, líquenes y musgos. También para contemplar una buena cantidad de pueblecitos, de casas aisladas entre la vegetación frondosa, en medio de verdes prados brillantes.
Ya instalados en Moscú, siempre el turista tiende a “buscar” la Plaza Roja y el Kremlin, demandando en la primera la “fotogénica” Catedral de San Basilio, el Mausoleo de Lenin y los famosos Almacenes GUM. Nos quedarán respectivamente enfrente, a la izquierda y a la derecha de la Plaza, si entramos por el noroeste, procedentes desde la famosa calle peatonal Arbat, en cuyas cercanías están los principales (y gigantescos) hoteles.
La Catedral de San Basilio, construida por orden de Iván el Terrible a mediados del siglo XVI, es Patrimonio de la Humanidad desde 1990 junto con el conjunto del Kremlin. Sus torres bulbosas, multiformes y multicolores son la referencia mundial de la capital rusa y objeto principal de las cámaras fotográficas de las multitudes que durante el día copan la Plaza… curiosamente casi solitaria en la noche, que con el brillo ambiental (de luces en la fachada de los Almacenes GUM, así como del Kremlin, y de la frecuente agua de lluvia en el pavimento) cobra un aspecto romántico inigualable.
Los Almacenes GUM, construidos al final de la época imperial, no perdieron su importancia durante la implantación de la URSS, y menos en la actualidad. Con sus lujosas tiendas, su decoración esplendorosa, su fachada de 242 metros, combina elementos arquitectónicos medievales, con estructuras de acero, techo e interiores de vidrio, y original decoración en barandillas, escaleras, etc.
El Mausoleo de Lenin, pegado a la muralla del Kremlin, simula ser una pirámide escalonada, y hoy en día despierta poco la atención de los turistas de la Plaza, mayoritariamente chinos, que desvían siempre sus cámaras hacia San Basilio.
El Kremlin por dentro es toda una ciudad monumental donde las catedrales, los palacios de uso oficial, los museos y el gran despliegue de armamento artillero, nos embobarán sin remedio.
Allí, la Catedral de la Asunción, o Dormición, mezcla los estilos italiano y ruso, conservando en su interior la tumba de Iván el Terrible, y está adornada en el exterior por fantásticas cúpulas bulbosas doradas. En ella se coronaban los zares y se enterraba a los Patriarcas de la Iglesia Ortodoxa.
La Catedral de la Anunciación presenta los mejores frescos del siglo XVI, cubriendo todo su interior: mayor profusión de cúpulas bulbosas doradas contemplaremos en su exterior.
La Catedral del Arcángel San Miguel, también del siglo XVI, alberga las tumbas de casi todos los zares de Rusia. Es curioso esta denominación de “catedrales” a tantos recintos sagrados, pero el sentido del nombre es el de iglesia con especial significación por su uso histórico y su monumentalidad.
Entre los cañones del patio central destaca el “Cañón del Zar, de 1586, el mayor del mundo, con 5’34 metros de largo y 40 toneladas de peso. Su calibre es de 890 milímetros y el diámetro externo de 1.200 milímetros.
Otro de los grandes atractivos de Moscú (también lo es en San Petersburgo) resulta ser el Metro. Creado en 1935, no cesa en su ampliación, llegando ya a tener 380 kilómetros de red y 230 estaciones.
La profundidad de sus túneles es espectacular, pero lo es aún más el esplendor artístico de sus galerías, estaciones, pasillos, rincones… Todo un gran y múltiple museo de esculturas, pinturas, mosaicos, decoraciones de suelos, paredes, techos… hasta el punto que solo por verlo merece una visita la ciudad; en este caso, el subsuelo “palaciego” de la ciudad.
Una ciudad enormemente rica en patrimonio acumulado a lo largo de los siglos… y en la actualidad, en que se siguen construyendo con gusto edificaciones singulares, como son sus rascacielos comerciales, de entre 240 y 370 metros de altura: los más elevados de Europa, un auténtico mini-Manhattan, de cuidado alarde técnico y artístico.
Y rodeando estratégicamente al Casco Histórico, las “Siete Hermanas”, de la época de Stalin: edificaciones de los años 40 y 50, con robusta aguja central e inmensos cuerpos laterales, levantados para mostrar el “poderío” soviético, hoy reconvertidos en edificios públicos y privados de diversa índole.
En cuanto a los alrededores de la capital, a 70 kilómetros al noreste, el Monasterio de la Santísima Trinidad y San Sergio, en la ciudad de Serguiev Posad, tildado de “Vaticano Ruso”, lugar de peregrinación de los creyentes ortodoxos, atraídos por las reliquias de San Sergio. Actualmente alberga a unos 300 monjes, y pertenece desde 1993 a la Lista del Patrimonio de la Humanidad, tratándose según la UNESCO de «un buen ejemplo de monasterio ortodoxo en funcionamiento, con rasgos militares típicos de los siglos XV al XVIII, período durante el que se desarrolló».
Una vez más, sus iglesias de cúpulas bulbosas, sus estancias palaciegas, sus murallas; sus mosaicos y pinturas murales… son dignos de admiración, a pesar de las grandes masas turísticas que pululan por sus estancias y explanadas.
Todo un lujo de limpieza y belleza, donde la urbanidad rusa se manifiesta en todo su esplendor.

viernes, 4 de octubre de 2019


SAN PETERSBURGO-MOSCÚ: LIMPIEZA Y URBANIDAD RODEANDO EL ESPLENDOR (I)

LA BRILLANTEZ DE SAN PETERSBURGO

Moisés Cayetano Rosado

Lo primero que me sorprende al callejear por San Petersburbo, entrar en sus palacios, museos, iglesias, hoteles, caserío, patios interiores… es su limpieza. Los suelos impolutos, a pesar de los tropeles de turistas en sus espacios monumentales, los miles de turistas que se agolpan (especialmente chinos, que nos “acompañarán” en todos los circuitos, sobre todo en Moscú, donde pienso que suben al 90% del total, como un 10% más que en los otros lugares).
Lo de los chinos tiene su explicación, entre otras cosas, en los acuerdos favorables intergubernamentales, las rebajas en las entradas a cualquier lugar visitable de pago, y a que la presencia hotelera de sus lugares de origen es muy notable. Lo del resto de los turistas, porque la belleza incomparable de su legado artístico, la variedad del mismo y lo accesible de todo ello, sin mucho trajín de separaciones entre dichos “tesoros”, hacen de estas dos macro poblaciones y sus alrededores un destino irresistible.
Empezamos la visita por la fortaleza de San Pedro y San Pablo, origen de San Petersburgo, de 1703, de Domenico Trecini, enclavada en un islote al que rodea el río Neva. Acoge los restos de varios zares, destacando entre ellos Pedro el Grande, fundador de la ciudad. Su óvalo fortificado con seis baluartes y rediente defensivo exterior, es por dentro una miniciudad, que ya en sí nos da una idea de la grandeza de toda la urbe.
El patrimonio eclesiástico es abrumador en el centro histórico, destacando la Catedral de San Isaac, un templo neoclásico, con tintes barrocos, de comienzos del siglo XIX. De fantástica cúpula y linterna recubiertas por unos 100 kilogramos de oro, con interior de mármoles rusos, italianos y franceses, zócalo de granito y columnas del retablo cubiertas de lapislázuli y malaquita. Ello sin dejar atrás la Catedral de Nuestra Señora de Kazán -igualmente neoclásica y grandiosa-, consagrada a la Virgen más venerada de Rusia, siempre con largas colas de fieles esperando a rezar ante su icono.
Pero tal vez la más “rusa” de las iglesias sea la de San Salvador sobre la Sangre Derramada, que conmemora el asesinato en 1881 del emperador reformador  Alejandro II. Más tardía en su construcción, sus cúpulas bulbosas, policromadas y doradas, así como la profusión ornamental, modernista, de la fachada, hacen de ella un monumento excepcional. Actualmente es museo estatal, donde destacan los mosaicos del interior, que cubren sus paredes, columnas y cúpulas.
No menos importante que esta profusión arquitectónica es la escultórica, entre la que deberemos destacar el “Jinete de Bronce”, escultura ecuestre de Pedro I, realizada por Étienne Maurice Falconet, sobre enorme roca (“La Piedra del Trueno”), a orillas del río Neva. El gran poeta ruso Aleksandr Pushkin, escribiría un famoso poema-leyenda sobre el mismo, recorriendo su grandeza y la arriesgada situación de esta ciudad que fundó en zona pantanosa e inundable.
Pero quizás lo más conocido de San Petersburgo sea el Museo Hermitage, uno de los más importantes del mundo, con más de tres millones de obras de arte, de todas las épocas, distribuidas en diversos palacios, entre los que sobresale el Palacio de Invierno (residencia de los antiguos zares), de inigualable grandeza. Podemos seguir desde él la historia del arte occidental y asiático, recorriendo sus lujosas salas, profusamente decoradas con pinturas, mosaicos, bajorrelieves, etc. y dotadas de lujoso mobiliario, lámparas, espejos…
Pero San Petersburgo también son sus calles y canales; sus avenidas (destacando la Nevsky) que atesoran edificaciones monumentales, librerías excepcionales, tiendas de todo tipo, más y más iglesias, palacetes, edificios con patios interiores accesibles, que conservan sabor decimonónico…, y el rio Neva, canales navegables (excepto en el invierno, que se hielan), desde donde admirar la ciudad y el Crucero Aurora, que participó en diversas guerras (Ruso-Japonesa, II Guerra Mundial) y donde se desenvolvió uno de los primeros incidentes de la Revolución de Octubre.
En las cercanías, no podemos dejar de visitar el Palacio de Peterhof, a 30 kilómetros, en el sur del Golfo de Finlandia, que forma parte del “Centro Histórico de San Petersburgo y conjuntos monumentales anexos”, calificados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1990.
Tildado como el “Versalles Ruso”, era la residencia principal de verano de los zares, y en su parque existen 150 fuentes y tres cascadas, gran número de estatuas, jardines, arboledas, láminas de agua con espectaculares chorros que se ponen en funcionamiento en diversos momentos del día, atrayendo a los curiosos por sus juegos espectaculares.

jueves, 3 de octubre de 2019


CALENTANDO MOTORES PARA 2020 

Estamos metidos en faena. Estos muy queridos proyectos colectivos -que tengo el honor y la satisfacción de coordinar- ya están en marcha. Y tendrán su andadura inicial en la primavera de 2020, para ir después “aireándose ibéricamente” durante todo el año.
El libro-homenaje a Manuel Pacheco, por el centenario de su nacimiento, que reunirá a críticos, analistas, creadores, compañeros y amigos de nuestro genial poeta, en unas páginas variadas y sustanciales que editará la Fundación Caja Badajoz, dentro de su colección de “Personajes singulares”. A partir de ahí, la Fundación seguirá profundizando en el homenaje con actos, presentaciones y exposiciones bibliográficas y materiales de diferente procedencia, como se informará oportunamente.
La Revista Transfronteriza O PELOURINHO (editada por la Diputación Provincial de Badajoz), que en su número 24, será un monográfico dedicado a los “Refugiados españoles en Portugal durante la Guerra Civil española e inmediata postguerra”, con aportación de reconocidos especialistas en este fenómeno de traumático dolor pero también de emocionante solidaridad raiana/rayana, que en Extremadura-Alentejo tuvo una incidencia especial.
La III Jornada de Fortificaciones Abaluartadas de Olivenza, dedicada en esta ocasión a los siglos XVIII y XIX, con especial incidencia en los cuarteles militares de la época, los puentes estratégicos rayanos y las rehabilitaciones del patrimonio histórico-artístico militar de nuestro entorno. Igualmente, contaremos con estudiosos reputados de un lado y otro de la Raia/Raya, y -como las anteriores- las Actas de las ponencias serán publicadas por la Asociación Cultural LIMBO (organizadora) y Ayuntamiento de Olivenza y Diputación de Badajoz (co-organizadoras y patrocinadoras).
Moisés Cayetano Rosado

martes, 1 de octubre de 2019

En CUADERNO DE BANCO. BADAJOZ.


ANOCHECER EN BADAJOZ
La tarde fue llenándose
de pinceladas grises,
como si fuera el cielo
un gran manto nevado de cenizas.
El sol se abría camino
languideciendo en su fatiga,
sin acertar a destacarse
entre el boscaje oscuro.
Pero de pronto, en un temblor final,
abrió sus venas, derramando
su belleza postrera por el río,
por la suave silueta de la ciudad vecina.
El cotidiano espectáculo
iba paralizando a caminantes
del diario paseo por entre puentes,
mientras los cormoranes se esforzaban
en buscar a la luna y su refugio.
Un silencio de alas desplegadas
se apoderó del agua enrojecida,
y apenas nos dio tiempo
de eliminar resuellos,
cuando definitivamente
la noche bajó el telón del espectáculo.
Moisés Cayetano Rosado


LATERAL DE LA PUERTA DEL AYUNTAMIENTO
Ahí, en los soportales,
he visto muchas veces el llanto, la tristeza.
Y aunque también el rebullir
de fiestas, cohetería, confetis, vocerío
mezclados con canciones y gritos de alegría,
abajo queda el poso de la urgencia,
el nerviosismo del que busca
                                                      alguna solución
para seguir acarreando el fardo de la vida.
¿Qué turno espera cada uno?
¿Acaso el banco, donde por un momento
se sientan a coger
resuello, les sirve de reposo y esperanza?
Todos cifran -rampa arriba-
su apuesta en una leve frase
que sirva para abrir
la espita de una luz.
A veces la llamada se produce
y el color de los pétalos inunda
el gris pulido del granito
donde se paran, pausados, a esperar.
Moisés Cayetano Rosado