viernes, 27 de diciembre de 2013

BELLAGARDE Y SANT FERRAN, MAGNÍFICA INGENIERÍA MILITAR DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII EN EL PIRINEO ORIENTAL 

Moisés Cayetano Rosado
La frontera pirenaica y zonas de influencia al norte (Francia) y al sur (España) están “cosidas” de fortificaciones -como ocurre con la luso-española-, siendo muchas veces una necesaria réplica “guerrera” unas de otras.
Ese es el caso, al Este, del importante paso de El Perthus/La Junquera, donde el antiguo castillo medieval de los condes del Rosellón se convertiría en extraordinaria fortificación abaluartada, al pasar la frontera española casi 100 kilómetros hacia el sur, por el Tratado de los Pirineos de 1659.
Casi un siglo tardaría en levantarse una formidable “contrapartida”, que se hará a partir de 1753, con la construcción de Sant Ferran -en Figueres-, la mayor fortaleza abaluartada de Europa.
FORTALEZA DE BELLAGARDE.

En la segunda mitad de la década de 1670 se aborda el proyecto de construcción de la fortificación de Bellagarde, en el paso de Le Perthus, bajo un proyecto fundamentalmente del Marqués de Vauban.
El cuerpo principal se levanta con cinco baluartes, tres revellines (dos delante de sus puertas -de Francia y de España-, y otro en medio, al suroeste). Se dota de una segunda muralla interior con otros cinco pequeños baluartes, dependencias para los 500-600 militares en tiempos de paz (duplicados en los de guerra), cinco cisternas y un pozo de 63 metros de profundidad por 5 de anchura excavado en la roca viva.
En 1674 fue tomada por los españoles, que emplazaron su artillería en una prolongación del macizo granítico en que se emplaza, al sur, por lo que al recuperarla al año siguiente se levantó allí un fortín, en forma de hornabeque cerrado, que comunica con el cuerpo principal mediante un camino cubierto.
Para vigilar y proteger montes cercanos se levantaron también tres reductos exentos, artillados: del Precipicio (1668), de Panissars (1678) y de Perthus (1693).
Un siglo después, en 1793, volverá a ser tomado el conjunto al asedio por el general español Ricardos, pero fue recuperado al año siguiente. Más adelante, entre 1808 y 1813, albergará a las tropas napoleónicas, manteniéndose posteriormente un regimiento hasta la I Guerra Mundial.
De 1936 a 1939 acogió fondos del Museo del Prado, a causa de la Guerra Civil española, y en ese último año servirá como hospital para refugiados republicanos españoles camino del exilio. También sería utilizado por las tropas alemanas en la II Guerra Mundial, de 1943 a 1945.
En la actualidad depende del municipio de Le Perthus, que lo mantiene abierto al público entre mayo y septiembre. En el resto del año, hemos de contentarnos con recorrerlo exteriormente, deambular por su fortín y alrededor del reducto de Panissars, así como acercarnos al Cementerio Militar del S. XVII, en medio de este conjunto, desde el que las vistas al abrupto relieve pirenaico son espectaculares.

CASTILLO DE SANT FERRAN.
El 4 de septiembre de 1753 se inician las obras de la fortaleza de Figueres, bajo proyecto del ingeniero y general Juan Martín Zermeño.
Cuatro mil obreros trabajaron durante trece años para levantar esta formidable maquinaria defensiva de Sant Ferran (nombre dado en honor al reinante Fernando VI). Las complejas obras del interior se prolongaron hasta finales de siglo, y aún así no fueron culminadas.
El conjunto tiene al exterior tres hornabeques, dos contraguardias, siete revellines y cinco galerías de contraminas. Rematan las cortinas seis baluartes y tiene en su interior noventa y tres casamatas para alojamiento y servicios de la tropa, nueve grandes edificios -extraordinariamente confortables- para mandos y oficiales, inmensa nave de doble crujía para 450 caballos (impresionante instalación; una obra incluso superior a la del Fuerte de la Concepción, de Aldea del Obispo en Salamanca, tanto desde su sólida y bella construcción hasta todos los detalles de instalación y atención higiénica a las caballerías) y ocho inmensas cisternas.
Para mantener operativo semejante recinto hacían falta cuatro mil soldados. Solo cañones, eran 230 los que se disponían en sus troneras.
No obstante, en 1794 capituló ante los franceses, y en 1809 fue ocupado por las tropas napoleónicas, lo que le ha valido epítetos poco honorables como “belle inutile”, que le dio el ejército francés.
En 1937, por la Guerra Civil española, acogió parte de la pinacoteca del Museo del Prado y el 1 de febrero de 1939 sus caballerizas fueron lugar de reunión de las últimas Cortes de la República, dando allí su último discurso el Presidente D. Juan Negrín.
Posteriormente, como tantas fortalezas, sería gran acuartelamiento y prisión militar. Ahora, desde 1997, está abierta al público, pudiéndose recorrer sus instalaciones y museo con audioguía, y también guía personal e incluso recorrer en 4x4 los fosos y en barca sus cisternas, cuando se forma grupo.
En su interesante Museo se conservan diversas maquetas de fortalezas catalanas, armamento de la Edad Moderna, así como más de 11.000 miniaturas militares. Y desde allí, las vistas hacia todos los alrededores, nos hacen ver la importancia de la plaza no solo como lugar defensivo y de concentración de efectivos sino de guarda y llave del territorio catalán.

Espero que un día, semejantes obras inigualables de precisión matemática, ingeniería militar y mérito artístico, tengan tantos visitantes como nuestras más celebradas catedrales. Bien que se lo merecen, por su grandeza, ingenio y belleza.

jueves, 26 de diciembre de 2013

LA  CULPA LA TIENE LA POLICÍA


Moisés Cayetano Rosado

Cuando en los medios de comunicación aparecen noticias relacionadas con intervenciones policiales, es muy frecuente leer en los comentarios públicos (generalmente anónimos) lapidarios desprecios para con estos agentes del orden.
Parece como si la culpa de los desaguisados producidos la tuviera siempre la policía, y son muchos los “peritos” en la materia que dictaminan cuál debería haber sido el tipo de actuación correcta, los medios, sistemas, tácticas, etc.
Cierto que -como en todas las profesiones- hay quien cumple deficientemente con su deber, pero es ya se trate de una multa por conducción temeraria, por aparcamiento obstaculizador, altercado en la calle, incumplimiento flagrante de las leyes u ordenanzas municipales, o por intervención ante solicitud ciudadana en conflictos, etc., siempre habrá quien saque su frase de desprecio y descalificación.
Ahora, con las fiestas de Navidad, Fin de Año, Año Nuevo y Reyes, esto se multiplicará tanto como su presencia por incivismo tenga lugar.
La policía estará trabajando, velando por la seguridad de los que también trabajarán, o se divierten, o incluso por los que hacen descaradamente el burro, pero muy difícilmente se les reconocerá su labor por mantener la seguridad, el orden, la tranquilidad y la legalidad. Acaba de pasar en Badajoz, donde entre la masa de botelloneros de final de trimestre escolar presentes en la zona de Entrepuentes ha sido agredido un coche patrulla, que accedió al lugar ante el requerimiento de unos jóvenes que les alertaron de agresiones. ¡Encima, para algunos, tienen la culpa, por ir hacia allá en coche! ¿Hubiera sido mejor en moto, o a pie? ¿Habría sido más seguro para su integridad y efectividad?
Podrían decir que en el caso comentado fueron poco prácticos. Que hay escasos policías (locales y nacionales) generalmente en nuestras calles. ¡Pero es que hay pocos policías en general! ¡Es que apenas se convocan plazas en los últimos años, con la excusa de la crisis, aunque las jubilaciones, lógicamente, se van produciendo!

Ya solo haría falta que les reprocharan no hacer de sí mismos el “milagro de la multiplicación de los panes, los policías y los peces”. ¡Apunten a otros responsables, más arriba, y por supuesto a la parte incívica de la sociedad, que crece como espuma!

domingo, 22 de diciembre de 2013

EL INVIERNO, QUE SE DEJA SENTIR,
Y EL 2014 QUE SE ACERCA


Mantiene aún los nísperos las flores en este comienzo del invierno, donde se afanan las abejas, apurando. 

Aunque ellas revoloteaban concienzudamente por allí, no logré que en las fotos se puedan apreciar...


La huerta, en tanto, parece que se ha paralizado, enraizando con los hielos de la noche, y respirando el sol que les regala el día.

Vienen muy bien las alcachofas y las habas. Ajos, berzas, acelgas, azafrán... están como a la expectativa...



A ver si el fruto que se anuncia en los nísperos y esas expectativas que aguardan las plantas de la huerta, arraigan en el 2014, casi metido ya por la ventana...


    viernes, 20 de diciembre de 2013

    LOS PATOS “POLÍTICOS” DE CASTELAR
    Moisés Cayetano Rosado
    El Presidente del Gobierno de Cataluña ha declarado públicamente que su homónimo de Extremadura “está en el mejor de los mundos”, porque puede bajar los impuestos a pesar de la crisis que hay en España.
    En el mismo tono sarcástico, pero subiendo un peldaño más, para ser más “gracioso”, contesta el extremeño José Antonio Monago que “Artur Mas vive como los patos de Castelar”, refiriéndose a las anátidas que se encuentran en el Parque de ese nombre, en Badajoz, “donde los señores de parques y jardines les llevan pienso todos los días para que los patos no tengan ni que volar para comer”.
    Muy ingenioso lo de los patos perezosos, aunque dirigido a un catalán quizás sea un contrasentido, pues su fama no es precisamente la de holgazanes. Pero el mensaje cala, porque es emotivo, no racional, y ya sabemos por los manuales de psicología y sociología política -y por la cruda realidad- que está demostrada su eficacia.
    Nada de sesudos razonamientos, que aburrirían… a patos y no patos, sino explosivos disparates, que hacen reír al personal, y nada como refocilarse sin que te cueste un duro.
    En esto, el Sr. Monago ha tenido un buen maestro: el anterior alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, del que fue delfín durante casi un par de décadas. Aunque tampoco su antecesor en el Gobierno extremeño, Rodríguez Ibarra, se quedaba corto cuando se trataba de disparar contra los dirigentes catalanes. Parece que se le ha pegado por los dos lados. Claro que también dirá que primero tiró la piedra el catalán, con lo de “estar en el mejor de los mundos”, así que “y tú más”, que dicen los que se echan para adelante…
    Pero yo me he acercado una vez más a ver a los “patos de Castelar” y he visto lo que desde hace ya varios años viene ocurriendo: que tienen subidas las “alambradas de su estanque” para que no puedan salir y para que nadie pueda entrar (sus más de dos metros de altura terminan en afiladas flechas), pues por aquí sabemos que había aficionados a tirarles piedras, a perseguirlos por las explanadas de los alrededores y a “cortarles el cogote”.
    En consecuencia, “los patos de Castelar” sufren un confinamiento preventivo que les coarta gravemente su libertad, siempre pendiente del hilo peligroso de gamberros y desaprensivos.

    ¿Vive Artur Mas como “los patos de Castelar”? ¡Pues si precisamente de algo parecido es de lo que él mismo se queja! Sr. Monago, por favor, no le dé ideas que es capaz de utilizarlas como argumento contundente en su anunciado referéndum.

    jueves, 19 de diciembre de 2013

    DE MONSANTO A CASTELO NOVO: DIAMANTES EN ESTADO PURO


    Moisés Cayetano Rosado

    Cuando uno cree que ya nada puede sorprenderle en este mundo indescriptible de la Raya, toma la falda sur de la Reserva Natural de la Serra de Malcata y baja hasta Monsanto. ¿Fue todo a la vez, granito en bolos gigantescos y caserones igualmente de granito, confundidos en un levantamiento simultáneo?
    Esas calles que ascienden y retuercen quebradas plataformas donde brilla el cuarzo, ¿no son también obra de la naturaleza, soberbia, gigantesca en los enormes peñascales de donde se levanta el caserío -como naciendo en sus entrañas- y que lo protege con exageración por todos lados?
    Y la Pousada de Monsanto, tan discreta, de tan buen gusto, siempre recomendable, ¿no forma parte igualmente de la creación infinita de los tiempos, como la bruma constante que desdibuja los tejados, en ocasiones tan cercanos de un lado a otro de la calle que casi se tocan? Y el olor de su cocina, tantas veces centenaria, de cazuelas de hierro, recipientes de barro, leña y horno de piedra, arcilla y cal, ¿desde cuándo preside los fogones donde perfuman el aire con su olor las feijoadas, el cabrito asado, la perna de borrego o la chafana?
    Monsanto es el resultado de la más delicada y natural confabulación de los dioses y los hombres, como la muy cercana Penha García, caserío y roquedo que dominan el barragem de su nombre y permiten ver hasta las lejanas Serra da Estrela, da Gardunha, da Malcata y Gata, gozándose de unas puestas de sol inolvidables.
    O como la vecina Idanha-a-Velha, hoy mínimo pueblecito, que en su momento fuera importante ciudad romana, núcleo visigótico, fortificación árabe y sede episcopal en el siglo XII, de lo que conserva importantes vestigios: lápidas romanas, baptisterio paleo-cristiano, muralla medieval, sin olvidar su castillo (como las otras dos poblaciones). En la villa, podemos adquirir recuerdos artesanales de excelente gusto, que rememoran su pasado glorioso.
    Las tres poblaciones forman un triángulo isósceles, de apenas 14 kms. entre sus tres lados, donde dan ganas de perderse, de confundirse entre el boscaje y las piedras monumentales, que invitan al paseo sin prisas, sosegado, siempre reparador.
    Pero si nos desviamos ligeramente hacia el oeste, tampoco iremos mal encaminados. En los soberbios contrafuertes orientales de la Serra da Gardunha hay un nuevo conjunto de pequeñitas poblaciones que van a conquistarnos. Destacaremos Alpedrinha y Castelo Novo, al pie casi de la carretera que desde el norte alentejano y Castelo Branco llevan al cuadrante nororiental de Portugal.
    Otra vez castillos, casonas, granito en paredones imponentes, agua y verdor, nos acompañan, como sustituyendo a una población que escasea y envejece. Todo son aldeas detenidas en la historia, en su gloriosa historia medieval, y preservadas aún de la avaricia de un descontrolado turismo de consumo novedoso.

    El silencio predomina, junto al levísimo sonido permanente del aleteo de las bandadas de pájaros y algunas aves de rapiña. Y siempre encontraremos una tasquinha, un mínimo restaurante donde degustar la cocina tradicional heredada de la mezcla de civilizaciones que por aquí se han superpuesto. 

    martes, 17 de diciembre de 2013

    LAS CASAS DE EXTREMADURA EN EL EXTERIOR, ¿LLAMA QUE LANGUIDECE?

    Moisés Cayetano Rosado

    Acabo de estar en Barcelona y he visitado la nueva sede del Hogar Extremeño en la ciudad. Fui un participante activo en sus actividades cuando hace ya tantos años viví allí, cuando estaba en la emblemática calle de Puerta del Ángel, uno de los lugares más céntricos de la población, al lado de la catedral.
    Ahora, vencido el largo plazo de alquiler y tras pasar por una sede provisional, tiene sus instalaciones en la calle Ramón Albó, nº 72, bien comunicada por metro y autobús, pero ya algo a trasmano. Mas no es ese el problema de este local social de los extremeños, pues desplazarse hasta allí no cuesta más tiempo que a la antigua y privilegiada sede. El problema es el común a todas nuestras Casas Regionales: la participación, o más bien la renovación, con no ser menor el del apoyo institucional extremeño, que ha ido decayendo lamentablemente.
    Sí, nuestra emigración viene ya de antiguo, y las Casas Regionales han ido acumulando décadas de uso y servicio, muy activo en gran parte de ellas, muy útil como embajadoras populares de Extremadura y como apoyo a los que llegábamos desorientados y solitarios a los puntos de recepción.
    Pero estos Centros Regionales se sostienen y dinamizan con la participación de sus socios, con el entusiasmo, la creatividad y la activa gestión de sus dirigentes. Y estos socios, estos dirigentes, van ya sumando años, cediendo al peso de la vida. ¡Cuántos de los que conocí en los años setenta y ochenta del siglo pasado -de extraordinaria actividad- ya no están con nosotros…!
    Y el problema es que la siguiente generación, los más jóvenes, no se involucran de la misma forma, e incluso en muchos casos ni siquiera de la mínima forma. Y si a ello unimos que el apoyo institucional está bajo mínimo, podemos comprender que las Casas Regionales puedan estar abocadas al cierre de actividades de interés, aunque sigan subsistiendo como clubes de encuentro, con su bar, sus peñas de mayores…
    Se necesita una renovación generacional, con nuevas actividades, nuevas redes de contacto e interacción de Extremadura y los lugares de recepción, nuevo impulso coordinado, nuevos entusiasmos. Y en eso, la responsabilidad institucional de Extremadura es grande, pues no podemos perder el patrimonio humano de los descendientes de nuestros emigrantes, su contribución al nexo de Extremadura con el exterior.

    Hubo grandes avances en este sentido a finales del siglo pasado, multiplicándose de manera exponencial los Hogares Regionales y sus actividades a finales de los años noventa y principios del siglo XXI. ¿Qué va a pasar ahora? En manos de todos y en la voluntad de los representantes de ese “todos” está en gran parte conformar un futuro de esperanza y frutos compartidos.

    lunes, 16 de diciembre de 2013

    LA GRANDEZA DE LA SENCILLEZ ROMÁNICA
    Moisés Cayetano Rosado
    Estoy revisando las fotos que hice estos días en los Museos Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona y Episcopal de Vic, donde se muestran colecciones del románico consideradas de las más importantes del mundo.
    Nada como el románico, como la pintura y talla románicas, complemento de una arquitectura primorosa en su mágica simplicidad.
    En los Pirineos tiene una espectacular representación, destacando San Clemente del Taull, con su airoso, soberbio campanario, armonioso en vanos y molduras, que se repiten en sus ábside y absidiolos, también coronados por arquillos lombardos, formando una especie de corona invertida. De esas iglesitas de montaña proceden la mayoría de los tesoros que podemos contemplar en Barcelona y Vic.
    Y entre la abrumadora colección del Museo Nacional de Cataluña, quiero llamar la atención sobre una sencilla y a la vez sublime representación del Pantócrator. Sostiene en su mano izquierda en alto una tablilla donde indica que es "la luz del mundo", en tanto bendice con la derecha (con dos dedos levantados), como suele ser común en su representación.
    Sentado en su trono, con nimbo crucífero y rodeado de la mandorla mística -sobre fondo negro-, lleva un ropaje bien plegado, resaltando el rojo del manto sobre el negro de la túnica. En las esquinas, el Tetramorfos, representando simbólicamente a los cuatro evangelistas, azulgrisáceos y de alas blancas sobre fondo rojo, en consonancia con el manto.
    ¡Qué serenidad en el rostro y qué fuerza en la mirada! ¡Qué majestad en la rígida frontalidad imperturbable! Espectacular, dentro de lo frugal y lineal. ¡No se puede pedir más, pese a su esquematismo, a esta tabla del taller de la Seu d'Urgell, de alrededor del año 1200, realizada en temple, relieves de estuco y restos de hoja metálica curtido sobre madera!
    Por lo que al Museo Episcopal de Vic se refiere, muestro mi admiración por el amplio tesoro que contiene y que, como el anterior, destaca por sus colecciones del románico catalán pirenaico. Escojo como muestra tres ejemplares de Virgen con el Niño, que llaman la atención entre las múltiples representaciones pictóricas y escultóricas de la amplia sala donde se muestran.
    Tronos de Dios (Theotokos), sedentes nuevas Evas salvadoras, coronadas, llevan en su regazo al Niño, pero no interactúan. Muestran estas tallas de bulto redondo, en madera, ya una sonrisa que las aleja del primer románico -rígido, hierático, profundamente ensimismado-. Hay aquí un guiño de complicidad con el mundo al que presentan el mensaje de salvación, llevando en su mano derecha la manzana que fuera del pecado y ahora será de liberación por la intercesión del Hijo, que con su mano derecha bendice (dos dedos en lo alto) y con la izquierda sostiene igualmente el fruto del pecado/redención.
    Hay ya carnosidad en los rostros, movimiento en los pliegues de los mantos y velos, coloraciones variadas, modelaje, presagiando la desenvoltura del gótico que enseguida vendrá.
    ¡Tiernos mensajes en esas iglesitas de los Pirineos, para las almas sencillas, crédulas, necesitadas siempre de un Salvador, de una Mensajera salvadora, de una Luz del Mundo y una Nueva Manzana que brillen sobre la oscuridad de su presente, iluminándolos hacia un futuro que les libere de las tinieblas de sus vidas!

    ¡Qué eficazmente penetró el mensaje! Y cómo, de paso, sin pretenderlo, nos dejaron estos tesoros que ahora podemos contemplar con tanta admiración.

    sábado, 14 de diciembre de 2013

    NUESTRO FUTURO DEMOGRÁFICO
    Moisés Cayetano Rosado

    Cuando comenzó el siglo XX, Extremadura tenía 882.410 habitantes censados, el 4’8 % de la población española, que alcanzaba 18.616.630. Casi la mitad de lo que nos correspondería en un reparto por extensión, pues suponemos el 8’2% del territorio nacional.
    Así nos mantendríamos durante más de la mitad del siglo, ya que el crecimiento natural (nacidos menos fallecidos) era similar en ambos casos y los movimientos migratorios  apenas fueron significativos.
    Sin embargo, en el censo de 1960  se nota una disminución porcentual: frente a nuestros 1.406.329 habitantes, España sube a 30.582.936, quedándonos en el 4’6%. Y es que en 1955 comenzó un flujo migratorio desde las zonas interiores rurales a las periféricas que iniciaban el despegue industrial, acelerado exponencialmente en esa década.
    Los veinte años que van de 1961 a 1981 serían muy negativos demográficamente para Extremadura (como para todas las zonas rurales de España), pues la sangría migratoria fue extraordinaria, especialmente dirigida a Cataluña, País Vasco y Madrid, además de la exterior a Francia, Alemania y Suiza.
    Ahora sí que nuestra región sufre un bajón aparatoso: bajamos al 2’8 % del total nacional, descendiendo la población absoluta a 1.064.968 habitantes, mientras la española era de 37.742.561. Y ello a pesar del boom de la natalidad y de la prolongación de la esperanza de vida; en esos años, la emigración afectó al 40% de los extremeños, precisamente los más jóvenes, en edad fértil, quedando aquí una población más envejecida, como ocurriría en toda la España agrícola y rural.
    Así llegamos a la situación de 2013, en que con 1.100.139 habitantes suponemos el 2’4 % del total nacional, que asciende a 46.704.314. El parón migratorio de las sucesivas crisis no ha permitido la remontada, pues en estos últimos años nuestro crecimiento vegetativo ha sido menor (dado nuestro envejecimiento poblacional) y el aporte de la inmigración extranjera menos decisivo: 40.000 extranjeros, frente a los 5.700.000 del total español, el 0’7 %.
    ¿Cuál es el futuro? Teniendo en cuenta la previsible prolongación de la crisis económica -que difícilmente desaparecerá en la próxima década-, contaremos con cuatro factores demográficos negativos:
    - Retorno de emigrantes extranjeros a sus lugares de origen, al perder aquí el empleo y las perspectivas de mejora.
    - Contención de nuevos emigrantes foráneos, por la falta de oferta laboral.
    - Emigración de jóvenes nacidos aquí, buscando empleo nuevamente en Centroeuropa y países emergentes.
    - Descenso del crecimiento vegetativo, por la baja natalidad, que es una tónica de las últimas décadas, acentuada con la crisis.
    Las perspectivas para el caso español son de una población en 2023 de poco más de 44 millones de habitantes, lo cual supone una bajada de casi 3 millones. Extremadura quedaría en 1.060.000 habitantes (seguimos en el 2’4 % de participación en el total español), perdiendo unos 40.000: siempre los más jóvenes, en edad fértil, con capacidad de reemplazo y renovación.
    Aún así, España duplicaría la población que tenía un siglo más atrás, mientras que Extremadura quedaría en el mismo número de habitantes de esos años. Una prospección a más largo plazo resulta arriesgada, y al mismo tiempo más luctuosa todavía, a no ser que se produjera un “milagro económico”, difícil de entrever en las actuales circunstancias.

    sábado, 7 de diciembre de 2013

    GERALDO o GIRALDO, el “CID portugués

    Moisés Cayetano Rosado
    Cuando escribo sobre las hazañas de Geraldo o Giraldo Sem Pavor, siempre me asalta la duda de cuál de las dos grafías poner.
    El guerrero “gallego-lusitano” al servicio del primer rey de Portugal, D. Afonso Henríques, conquistó entre 1165 y 1170 lugares tan significativos en la Raia/Raya como: Trujillo, Santa Cruz de la Sierra, Cáceres, Montánchez, Badajoz y Lobón por la parte española, y Juromenha, Evoramonte, Évora, Monsaraz, Moura y Serpa por la portuguesa. Y se convirtió en una especie de “Cid portugués”, por los servicios a su rey, su capacidad personal de conquista y por las desavenencias que tuvo con su señor -con destierro incluido-, así como el servicio que le presta para ganarse su favor.
    Su destino final vino a ser triste y envuelto en la leyenda, como su propia vida, de la que en otros escritos he hablado (http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/2013/09/geraldo-sem-pavor-un-personaje-de.html). Fue a morir en el interior de Marruecos, entre la ciudad de El-Yadida y Marrakech, degollado por orden del califa a cuyo servicio guerreaba, al parecer para luchar contra los almohades dominadores del sur de la Península ibérica. Según fuentes arábigas (cronista árabe Al-Baidak), se le interceptaron cartas secretas a D. Afonso Henriques, planificando la invasión de los territorios marroquíes donde estaba.

    El reputado investigador David Lopes (que ha traducido las fuentes árabes fundamentales), el profesor Torquato de Sousa Soares o José Hermano Saraiva, los historiadores de la Universidad de Évora Hermínia Vilar, Ana Cardoso de Matos y João Pereira o la arqueóloga Vanessa Galiza Filipe, Hermenegildo Fernandes de la Universidad de Évora y el mismo Dicionário de História de Portugal dirigido por Joel Serrão, le llaman GERALDO.
    Los historiadores extremeños Julián Clemente Ramos, José Luis de la Montaña Conchiña y Ángel Bernal Estévez -en “Extremadura, la historia”- también le denominan GERALDO.
     El cronista árabe Al-Baidak le llama GERANDO, nombre que el arabista Lévi-Provençal localiza como micro-topónimo en la región marroquí donde fue degollado.
    El historiador Tomás de Barros le denomina GERALDO GERALDES.
    El historiador árabe Ibn Caldense le llama GIRANDO.
    En cambio el cronista árabe contemporáneo de sus correrías Ibn Sâhib al-Salà le llama GIRALDO.
    La Choronica Gothorum -de finales del siglo XII-, el libro de linajes de D. Pedro, hijo del rey D. Dinis -siglo XIV-, las crónicas del siglo XVI (André de Rezende, Frei António Brandão), Os Lusíadas de Luís de Camões  y buen número de investigadores portugueses (como Ângelo Ribeiro, Alexandre Herculano, Oliveira Martins, Tulio Espanca o José Piris Gonçalves) también le denominan GIRALDO. O españoles, como Eva Lapiedra, de la Universidad de Alicante. Y algunos GIRALDO GIRALDES (Manuel de Carvalho Moniz, de la Associação dos Arqueólogos Portugueses). Y que Praça do Giraldo se denomina la magnífica Plaza Mayor de su más importante conquista: Évora.

    Quedémonos, por tanto, con cualquiera, que todas definen a un personaje apasionante, “caballero de fortuna”, surgido un siglo después del Cid Campeador castellano (1048-1099),  y un siglo antes que Roger de Flor (1266-1305) -que estuvo al servicio de la Corona de Aragón-; como los condottieros italianos (guerreros de “oficio” al servicio de las ciudades-estado), entre los que destacarían con el andar del tiempo Gattamelata (1370-1443) y Colleoni (1398-1475).

    jueves, 5 de diciembre de 2013

    TRAS LOS PASOS DE GERALDO SEM PAVOR
    MOISÉS CAYETANO ROSADO
    Como estamos siguiendo los pasos de Geraldo Sem Pavor, se nos puede ver con frecuencia en Juromenha, que era su Cuartel General, y donde se refugió tras fracasar en Badajoz.  Pero ninguna conquista tan preciada como Évora, antecedida de su fiel aliada territorial Evoramonte.
    Por eso decidimos “tomar” la fortaleza medieval de esta pequeña población de la Serra d’Ossa, subiendo desde su  Ermita de S. Sebastião hacia las bien trazadas murallas en forma triangular, que defienden el caserío, y donde hubo un castillo que divisaba los amplios alrededores, entre los que destacan Arraiolos, Estremoz y Évora: ahora se alza el portentoso y renovado castillo-palaciego artillado del siglo XVI, que es una de las obras militares más sólidas de los prestigiosos arquitectos Diego y Fernando de Arruda, a las órdenes de D.João III.
    Recorrer el paseo de ronda de las murallas, subir y bajar sus estrechas escaleras, divisar el amplio territorio dominado, es un goce para todos los sentidos: amplias panorámicas, balar de ovejas de las dehesas de sus alrededores, viento gratificante… Entrar y salir por sus tres puertas principales, contemplando el conjunto, constituye un ejercicio de precalentamiento aconsejable para lo que luego nos espera: el recorrido de Geraldo Sem Pavor en la conquista de Évora en 1165, siguiendo el trazado del Acueducto de Água da Prata desde el Convento de San Bento de Castris (a 2’5 kms. del centro de la localidad) hasta la Praça de Giraldo, en ese centro mismo.
    San Bento de Castris es un cenobio cisterciense femenino del S. XIII, situado en un pequeño montículo que domina los alrededores y que constituye una avanzada atalaya de Évora. Allí, según la leyenda, había una torre-vigía en el siglo XII que utilizaban los musulmanes señores de la zona para vigilar la indeseada presencia de cristianos. Pero Geraldo Sem Pavor consiguió burlarla una noche que el moro encargado de la misma fue a dormir, encargando del cuidado a su hija, que también se adormeció.
    Geraldo pudo sorprenderla escalando el muro y degollar a ambos, tras lo cual hizo señales falsas a los soldados de Évora indicándoles presencia de partidas cristianas por los alrededores, que ellos se apresuraron a perseguir. Geraldo aprovechó la confusión del momento para entrar en la ciudad y apoderarse de la misma.
    Eso hicimos nosotros. Caminar desde San Bento, siguiendo el portentoso acueducto (también de los hermanos Arruda) que nos lleva hasta el Convento da Cartuxa, del siglo XVI, donde podemos contemplar una de las fachas del Renacimiento tardío más espléndidas de Portugal, en mármol de Estremoz. En sus alrededores, también el Acueducto es monumental, con su grandeza bien trazada en quiebros que resaltan arcadas y cisternas de decantación, ornamentales y armoniosas.
    Unos cientos de metros más cerca aún, nos encontramos con el Forte de S. António, del siglo XVII, que desempeñó un importante papel en la Guerra de Restauração de ese mismo siglo y en las Invasiones Francesas de comienzos del siglo XIX. Actualmente funciona como Seminario y tuvimos la oportunidad de recorrerlo en su interior, amplísimo, algo decadente, pero con cierto empeño por restaurarle su innegable valor monumental.
    A continuación, el valle que nos acerca a la ciudad obliga a un levantamiento mayor de las arcadas del Acueducto, que le da mayor grandeza. Lo atravesamos siguiéndolo entre el caserío por la Rua do Cano, donde prosiguen las arcadas: unas expeditas y otras aprovechadas como parte de la estructura de viviendas que se han ido sirviendo de sus muros.
    El sendero campestre se nos ha transformado en urbano, y tenemos la oportunidad de contemplar la monumentalidad de Évora al paso del Acueducto que nos lleva a la magnífica Praça do Giraldo: Templo romano del siglo I, Catedral del siglo XIII, y más allá Convento da Gloria del siglo XVI e Iglesia de San Francisco, medieval y grandiosa.

    Todo un espectáculo que nos ha brindado Geraldo Sem Pavor, pues al seguir sus pasos nos encontramos con toda esta riqueza que sobrecoge y justifica el paseo.

    martes, 3 de diciembre de 2013

    LA CIUDAD-FORTALEZA DE PAMPLONA (II)


    Moisés Cayetano Rosado
    La Puerta del Socorro (de 1689) de la Ciudadela es inusitadamente espectacular. No es fácil encontrar algo parecido: seis puentes (tres fijos, dos levadizos y uno basculante) dan acceso a tres puertas, protegidas al exterior por contraguardia y revellín, a lo que hay que sumar plazas de armas laterales, camino cubierto y fosos.
    En cuanto al resto de la línea fortificada, es portentoso el conjunto que se alza al noreste del Portal de Francia, especialmente el que forman el bastión del Redín (baluarte alto, del siglo XVI), el baluarte de Guadalupe (bajo), la batería anexa al anterior, fosos, camino cubierto y traversa, todos ellos del siglo XVIII, más el histórico “Camino Jacobeo”, serpenteando en los fosos. A ello sigue el revellín de los Reyes, protegiendo al Portal de Francia, continuado por el baluarte del Pilar, también del siglo XVIII, y -como los anteriores refuerzos- proyectados por Jorge Próspero de Verboom en 1726.
    Todo ello se muestra hoy abierto, preservado, cuidado, ajardinado (aunque de arboleda excesiva en parte de la zona de caminos cubiertos y glacis) y en uso público, digno de alabar y disfrutar.

    lunes, 2 de diciembre de 2013

    LA CIUDAD-FORTALEZA DE PAMPLONA (I)

    Moisés Cayetano Rosado
    Cuando miras el plano de Pamplona, te sorprende el tajo practicado a su Ciudadela -a ese magnífico hexágono convertido ahora en “obra coronada”, al quedar en muñones dos de sus baluartes, los que dan al Casco Antiguo-, así como el “barrido” de buena parte de su amurallamiento, especialmente en el sur.
    Luego lees a Juan José Martinena Ruiz, especialista en esta Plaza Fuerte, y comienzas a comprender. Una Real Orden -del año 1888- autorizó el derribo parcial de esos dos baluartes de la Ciudadela y la inutilización de su foso interior, para posibilitar la construcción del Primer Ensanche de la ciudad.
    En 1905 otra Real Orden autorizó la reforma y demolición parcial de algunos portales del recinto amurallado, con el fin de dar mayor amplitud a los accesos a la ciudad, estrechos para nuevos carruajes y automóviles.
    Le sigue nueva autorización de derribo el 7 de Enero de 1915, comenzando -en medio del júbilo popular- el 25 de julio de aquel año, para el Segundo Ensanche.
    De ahí que pasemos de una poderosa y completa fortificación abaluartada de mediados del siglo XVIII -procedente de continuas actuaciones iniciadas poco antes de 1600- a este estado de mutilaciones (aunque ya desde tiempos de Pompeyo -75 a 74 a.C.- Pamplona ha sido considerado como un enclave estratégico para dominar los pasos desde Francia a través del Pirineo Occidental hacia Aragón y La Rioja, por lo que, salvo en algunos momentos concretos, ha estado siempre amurallada).

    A pesar de estos atropellos, qué buen destino el actual de lo que queda. La Ciudadela es un inmenso espacio libre, de glacis y de fosos preservados en pradera e interior destinado a jardines, con antiguos edificios militares que acogen hoy muestras de arte contemporáneo y de vanguardia. Y los revellines del norte y del oeste presentan un estado de rehabilitación ciertamente envidiable.
    De ello hablaré en la próxima entrega.

    domingo, 1 de diciembre de 2013

    FADOS POR SAN MARTINHO, CON ANTÓNIO GONÇALVES
    Moisés Cayetano Rosado

    Llevo tantos tiempo escuchando fados en la Adega de mi amigo António Gonçalves (la casa de sus suegros, como él recalca siempre), en Campo Maior, que ya he perdido la cuenta de los años.
    António, tan amable, tan acogedor, tan generoso, siempre invitando a sus íntimos y a los amigos que  queramos llevar. Así, un San Martinho tras otro (y en más ocasiones), se llena la estancia de alegría compartida, de vinho joven y bagaço que él mismo elabora, más variadísimas viandas que todos aportamos, algunos con un toque tan tentador que angustia decidirse entre tanto como se pone sobre la mesa.
    Y cuando el ambiente se caldea, apagadas las luces, encendidas las velas, surge de pronto el vozarrón sublime de este cantor, desgarrando la noche y erizando nuestros sentidos hasta la máxima emoción.

    Con él, ¡cómo pueden surgir tantos amigos que al son de la guitarra y la viola llenan de tanta calidad y calidez la enorme estancia donde nos apretamos admiradores de un lado y otro de la Raia! Portugueses (hombres y mujeres) están especialmente dotados para cantar ese fado profundo que desgrana poemas como si fueran uvas de un racimo sin fin.
    Los grandes poetas de la tierra han sido musicados, llevados a la tensión desgarrada del fado por los mejores artistas del país. Y aquí de nuevo renacen con toda la grandeza de amadores, que no son profesionales porque no viven de ello, pero sí viven con ello de forma emocionada.
    Hubo un tiempo, tras la Revolução dos Cravos, en que el fado pasó malos momentos, pues en cierta manera se le asoció a la dictadura de Salazar. Las dictaduras siempre comen de todos lados, e incluso desvirtúan la identidad de lo que desde el pueblo nació, con su desafío y su dolor. Pero las aguas vuelven a su cauce, y -como en estos convivios en que António Gonçalves nos involucra gratamente- se devuelve la esencia del cante al dueño de su auténtico destino: el pueblo.

    ¡Noche de fados! ¡Qué grato presente de nuestro amigo António, en esta rayana fraternidad donde la vida se renueva, aunque algunos -al final todos- vayan/vayamos quedando año tras año en la cuneta del camino: es el fado (destino) final. En tanto, festejemos un nuevo San Martinho, grandioso, cálido, fraternal.

    jueves, 28 de noviembre de 2013

    ACUEDUCTO DA ÁGUA DA PRATA: UN PASEO CON GERALDO SEM PAVOR
    Moisés Cayetano Rosado
    Inaugurado el 28 de marzo de 1537, las el Aqueduto da Água da Prata de Évora fue construido en tiempo record: solamente duraron seis años las obras; casi un centenar tardó en hacerse el de Amoreira, de Elvas.
    Bajo la dirección del arquitecto real Francisco de Arruda -el mismo que inició el elvense-, trae sus aguas desde donde hoy tenemos el Barragem do Divor, al sur de Arraiolos, descendiendo al sureste hasta Évora, con casi 19 kilómetros de recorrido.
    A pesar de esta considerable extensión -como ocurre con el de Amoreira, y como es común a todos los acueductos-, la mayor vistosidad la adquiere en los valles, que en ambos casos citados corresponde precisamente con la entrada a la ciudad.
    Así, el Acueducto da Água da Prata resulta especialmente atractivo en sus últimos dos kilómetros antes de entrar en la población, que es además el tramo más antiguo de los conservados, pues corresponde a la restauración del siglo XVII (tras los desperfectos ocasionados por la Guerra de Restauração, de 1640-1668). Los tramos anteriores son mitad subterráneos y la otra mitad fueron reconstruidos en el siglo XIX.
    Este tramo final se prolonga en el interior de la ciudad, donde se conservan las arquerías -si bien algunas están solapadas por las construcciones urbanas-, llegando hasta la plaza central, la Praça do Giraldo, donde una excelente fuente de mármol blanco, con ocho caños (Fonte Henriquina, por el cardenal D. Henrique, rey de Portugal, que la mandó construir) sustituyó a la anterior -más modesta- antes de finalizar el siglo XVI.
    Curiosamente, todo este espacio monumental -de arquerías airosas, levantadas en granito bien tallado, con espaciosos arcos de medio punto alzados sobre enormes pilares reforzados-, que va desde el Convento de S. Bento de Castris hasta la Praça do Giraldo, además de su belleza artística y complejidad técnica admirable, constituye un espacio digno de recorrer, en un paseo de 2’5 kilómetros (0’5 kms. en el interior de la ciudad) que nos hará rememorar las hazañas del guerrero cuyo nombre lleva la Praça, y que montado a caballo enarbola una espada ensangrentada, con dos cabezas cortadas a los lados: Giraldo Sem Pavor.
    Al servicio del primer rey de Portugal -D. Afonso Henriques-, conquistó la ciudad a los musulmanes en 1165. Legendario guerrero cuyas peripecias se asemejan a las del Cid español, llegó incluso a invadir ciudades extremeñas como Trujillo, Cáceres, Montánchez, Santa Cruz de la Sierra, Badajoz y Lobón. Tenía su cuartel general en Juromenha, y la toma de Évora está envuelta en la leyenda.
    Según las crónicas del siglo XVI (de Frei António Brandão y Mestre André de Rezende), estando Évora en una planicie descubierta, solamente una atalaya de S. Bento (donde está el Convento de S. Bento de Castris) era el punto estratégico de avistamiento de enemigos. Pero Geraldo aprovechó que el moro que vigilaba había cedido su puesto a su propia hija para retirarse a descansar, escaló la torre y degolló a la muchacha, haciendo lo mismo a continuación con su padre. Entonces, pudo hacer desde allí señales falsas a los servidores musulmanes de la plaza, que salieron en persecución de una partida de soldados que Geraldo dispuso para distraerlos, en tanto conseguía, en la confusión, entrar en la ciudad fortificada, apoderándose de ella.
    Es una tentación, por ello, ir desde el Convento de S. Bento (cisterciense, del siglo XIII) a la Praça do Giraldo, siguiendo el Acueducto, que tras el anterior pasa al lado del Convento da Cartuxa (renacentista y barroco) y penetra en el Forte abaluartado de S. António (del siglo XVII).
    Así, seguimos la ruta de leyenda de um esforçado capitão (en palabras de un investigador: Manuel de Carvalho Moniz -1966-) o um bandido que tinha por culto apenas a ladroagem (en palabras de otro: Oliveira Martins -1879-). Un Cid portugués, en suma, según otro más (David López-1940-). Disfruten del doble tesoro: la ruta y la leyenda de Geraldo -o Giraldo- Sem Pavor.