miércoles, 26 de agosto de 2015

FESTAS DO POVO DE CAMPO MAIOR, EL ARTE DE PAPEL

Moisés Cayetano Rosado
Si a principios de agosto, cada dos años, gozamos del espectáculo de las “Ruas Floridas de Redondo” -en que una cuarentena de calles es decorada con flores de papel y figuras representando oficios, costumbres, tradiciones, cuentos, leyendas, etc., tanto cercanas como de cualquier parte del mundo-, a principios de septiembre, sin periodicidad fija sino cuando el pueblo así lo decide, hemos sido sorprendidos una y otra vez por el espectáculo de las “Festas do Povo de Campo Maior”. Ahora, para esquivar las inclemencias imprevistas del tiempo, que en ese mes se suelen dar a causa de imprevisibles tormentas, le ha tocado a los días finales de agosto ser la fecha de este festejo singular.
Así, del 22  al 30 de agosto se celebra el espectáculo florido y milagroso de estas “Festas do Povo”, donde la magia de unas manos, acostumbradas por la tradición de casi siglo y medio, transforman el papel de seda, cartulinas, cartones y otros elementos auxiliares, en una explosión multicolor, recreando todas las flores que podamos imaginar, en guirnaldas, ramilletes, cadenas, ramajes exuberantes, que trepan verticales a los lados de las calles y cubren el espacio superior formando arquitrabes y arcos espectaculares.
Alrededor de un centenar son las calles -fundamentalmente del Casco Histórico- que se engalanan, siendo un empeño colectivo de los propios vecinos, que emplean varios meses en una labor mantenida en secreto dentro de sus casas, patios, corrales, corralones, para ofrecer la sorpresa la noche anterior a su inauguración. La noche que llaman de “enramação”.
Esta labor grupal, por calles, y colectiva, de todo un pueblo, se ha visto compensada por la admiración de un número cada vez mayor de visitantes. En la anterior edición se cifró en un millón de personas, que es lo que se espera para este 2015. Proceden la mayoría de la región de Alentejo y de la Extremadura española, aunque la presencia de otros portugueses y españoles cada vez es más frecuente, lo que supone además un impulso económico importante para la localidad y las del entorno, en cuanto a ocupación hotelera, restaurantes, negocios en tiendas de artesanía, productos agro-ganaderos de la zona, etc., y una oportunidad para dar a conocer la oferta patrimonial, artística, monumental, ecológica y gastronómica de la zona.
Guirnaldas, con la Igreja de S.João al fondo
Así, las “Festas do Povo”, que van a ser candidatas, merecidamente, a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, se convierten no solo en una muestra del arte popular de calidad, de la inventiva de un pueblo creativo e inspirado, sino en una palanca de promoción de una tierra llena de potencialidades que bien merece ser conocida, reconocida, valorada, visitada y marcada como punto turístico y cultural de primera línea en el entorno rayano luso-español.

Tesoro de la Raya que entre esta explosión de formas y colores, filigranas, entrelazados floridos, nos invita a la visita reposada para gozar de su otro Patrimonio Material, que ha de serlo también de la Humanidad: fortificaciones, iglesias, conventos, palacios, caserío inalterado, urbanismo medieval bien preservado en su zona central y expansiones abiertas, ajardinadas con buen gusto, en sus alrededores.

miércoles, 19 de agosto de 2015

EL MENSAJE POLÍTICO

Moisés Cayetano Rosado
Cuando un político se pone a razonar esforzadamente, con honradez, sinceridad y seriedad, podemos pensar que “casi” seguramente ha perdido la partida. El mensaje que cala en las masas, en una inmensa mayoría, que es la que a la postre da el poder, no debe seguir por esos derroteros, pues corre el peligro de aburrir a las ovejas (¡y nunca mejor dicho!).
Un mensaje político debe cumplir al menos con estos postulados: ser claro, conciso, emotivo y repetitivo. Eso, en el Partido Popular lo tienen más que asumido, cada vez con mayor nitidez y contundencia.
Claridad en el sentido de que no haya que pensar demasiado para que se comprenda y pueda interiorizarse.
Concisión para que no requiera una atención prolongada, y más en estos tiempos de la rapidez informática, electrónica, “mensajera”.
Emotividad porque ha de llegarse “a las entrañas”, o como se suele decir “a las tripas”; nada de sesudos razonamientos cerebrales, que requieran complicadas conexiones neurológicas y exijan nada menos que “pensar”.
Repetición puesto que solemos ser muy olvidadizos aparte de estar bombardeados por múltiples emisores, que nos hacen un lío en la cabeza.
No hace falta que sea creíble. La credibilidad se logra con los cuatro palos anteriores, que conforman una mesa suficientemente sólida como para que urna que se ponga encima se llene de votos.
No olvido la anécdota contada por el “capitão de Abril” Otelo Saraiva de Carvalho, cuando decía que -dando un discurso público ante una multitud en el revolucionario “verão quente de 1975”- le insinuó el entonces Presidente de la República Portuguesa, Francisco da Costa Gomes: “Diles que vamos a hacer una revolución socialista”. Otelo le preguntó con sorna: “¿Pero es verdad eso?”, a lo que contestó el experimentado general: “No, y ellos lo saben, pero les gusta oírlo”.
Pues eso, nos gusta oír esos mensajes falaces, demagógicos, evidentemente mentirosos, pero que cumplen las cuatro condiciones necesarias. Así el PP lleva, sin rubor, mucho tiempo diciendo y repitiendo por boca de grandes, medianos y pequeños dirigentes que: “Ha crecido el empleo, hemos sacado a miles de familia del paro, y vamos a seguir en ese empeño”.
¿Hay algo más claro (lo entiende el niño más pequeño), conciso (es como un telegrama de aquellos antiguos, que se pagaban por palabras), emotivo (qué más quisieran millones de españoles sino tener un empleo, pero de los de verdad, se entiende: estable, dignamente remunerado) y repetitivo (ya le puedes preguntar que si se acuerda de cuando se retransmitió la llegada del hombre a la Luna, que la frase te la encajan con negrita y subrayado).
Y a juzgar por las encuestas, los postulados que muestro parece que nos dan la razón. “La razón de la sinrazón, que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura”, leía Don Quijote en sus libros de cabecera, que le llevaron a enloquecer. A nosotros nos llevan a las urnas, y como en las películas del Oeste, ¡gana la banca!, o sea el poder envolvente, instituido, prestidigitador, que domina el arte del birlibirloque en la palabrería.

sábado, 15 de agosto de 2015

8º SEMINÁRIO INTERNACIONAL DE ALMEIDA – 28 a 30 de AGOSTO de 2014. FORTALEZAS E FRONTEIRAS.

Ponencia: Conflictos en la frontera y fortificaciones abaluartadas del triángulo Badajoz-Elvas-Campo Maior.
 
Moisés CAYETANO ROSADO.
(Ver ponencia completa en el Documento nº 61 de mi enlace: http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/p/paginaprueba.html )
Cabecera de la publicación que contiene la ponencia (ver completo el contenido de la revista
en el enlace anterior, Documento nº 60)
Resumen:
Cuando Portugal se alza contra la dominación filipina en 1640, ante el ataque de los ejércitos artillados de Felipe IV de España, ha de organizar urgentemente la defensa de la frontera, construyendo fortificaciones abaluartadas que protejan sus principales núcleos poblacionales y rutas de penetración territorial.
Los conjuntos defensivos se desarrollan de manera espectacular en el espacio alentejano-extremeño, principal línea de fricción en la comunicación Madrid-Lisboa, destacando el triángulo Badajoz-Elvas- Campo Maior.
En Badajoz comenzó a establecerse el refuerzo abaluartado construyendo el Fuerte de San Cristóbal, terminado en 1645. De los ingenieros militares que participaron en el diseño y construcción de sus fortificaciones destaca el nombre de Francisco Domingo.
Elvas pasó a ser la plaza mejor fortificada de la Raya extremeño-alentejana (bajo responsabilidad fundamental de Joannes Pascácio  Cosmander). Campo Maior contará con los diseños de Cosmander y, en especial, de Nicolau de Langres.
Al morir sin heredero el rey Carlos II de España en 1700, nos veremos envueltos en una encarnizada confrontación internacional. Otra vez el triángulo Badajoz-Elvas-Campo Maior desempeñará papel crucial, siendo sus defensas reforzadas, aunque mostraban deficiencias apuntadas por diversos tratadistas y cronistas de la época.
Durante la invasión francesa de comienzos del siglo XIX, Badajoz sufrirá cuatro asedios, que castigan duramente a su población y defensas.  Al otro lado de la frontera (tras diversos avatares bélicos durante la “Guerra Fantástica” de 1762 y la “Guerra de las Naranjas” de 1801), Campo Maior es sitiada en marzo de 1812, sufriendo grandes daños. Elvas había sido concienzudamente reforzada en sus fortificaciones y desempeñará un importante papel como “hospital de retaguardia”.
Pasadas las Guerras Napoleónicas, al tiempo que se va restableciendo la concordia peninsular, se asiste a una expansión urbana extramuros, constituyendo las fortificaciones para la mentalidad de la época un “corsé que aprisiona y asfixia”. Elvas, a pesar de ello, ha mantenido su patrimonio abaluartado en un encomiable estado de conservación, constituyendo uno de los mejores legados abaluartados del mundo.
En cambio, ha sido destruido gran parte del de Badajoz, siendo especialmente penosa la desaparición del Fuerte de Pardaleras, el Baluarte de San Juan, varios lienzos de muralla, revellines, cuarteles…, así como ocupados sus glacis. En la actualidad se emprende una acción rehabilitadora, a veces controvertida.
Campo Maior ha perdido su Fuerte de São João Batista, grandes tramos de muralla, revellines, equipamientos, glacis, etc., manteniendo lo que resta en estado precario, necesitado de urgente actuación de consolidación y rehabilitación.
En las murallas de Almeida

viernes, 14 de agosto de 2015

REVISTA DEL C.E.A.M.A. Y SEMINARIOS INTERNACIONALES DE ALMEIDA


Moisés Cayetano Rosado

Pocos municipios cuidan su patrimonio monumental con el esmero, la constancia y el esfuerzo con que lo hace el de Almeida, que tiene uno de los conjuntos más espectaculares, completos, singulares, auténticos e íntegramente conservados del mundo, especialmente por lo que a elementos de fortificaciones abaluartadas se refiere.
Más pocos los que además consiguen desarrollar año tras año unas Jornadas que giran alrededor de estos modelos defensivos, de carácter internacional, con la altura, la calidad y diversidad con que aquí lo hacen.
Más pocos todavía los que publican con todo lujo tipográfico las aportaciones de dichas Jornadas, presentadas en idioma original o comunicativo de los ponentes (generalmente portugués, español e inglés), con su traducción al inglés en los dos primeros casos y al portugués en el tercero.
El entusiasmo del Presidente de la Câmara Municipal, Dr. António Baptista Ribeiro, y el buen y sabio hacer del Consultor del Municipio, doctor arquitecto João Campos, entre otros muchos colaboradores, lo consiguen, superando todas las dificultades técnicas que ello implica y el enorme esfuerzo económico que supone, lo cual constituye casi un milagro que vemos año tras año.
Ahora, sale a la luz en número 12 de la Revista del C.E.A.M.A. (Centro de Estudios de Arquitectura Militar de Almeida) -véase el contenido completo en el Documento  núm. 60 de mi enlace http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/p/paginaprueba.html donde aparecen las ponencias presentadas en su 8º Seminario Internacional, celebrado el Almeida entre los días 28 y 30 de agosto de 2014, bajo el lema “Fortalezas e Fronteiras”.
Doscientas cuarenta páginas, en gran formato, a todo color, con múltiples ilustraciones de fotos, mapas, planos, documentos, etc., que además dan cuenta de la adjudicación del 1º Premio Europeo de Intervención en Patrimonio Arquitectónico, otorgado por el Colegio de Arquitectos de Cataluña a la obra “Almeida/Ciudad Rodrigo. A Fortificação da Raia Central”, de los arquitectos João Campos y Fernando Cobos; asimismo, diversas reseñas bibliográficas de otra obra igual de extraordinaria y enciclopédica (porque ambas superan lo local para trascender a la ejemplaridad universal): “O Castelo de D. Dinis e a Fronteira de Portugal”, de João Campos, que lo estudia a fondo y propone su rehabilitación y revitalización definitiva.
Recreación bajo el Puente del río Côa
También narran la Conmemoración en Almeida del Día Internacional de los Monumentos y Sitios, con la presentación de nuevas ediciones sobre Patrimonio, así como las actividades paralelas del 8º Seminario: concierto musical en la Igreja Matriz, visitas técnicas a Ciudad Rodrigo y San Felices de los Gallegos, la recreación histórica del Cerco de Almeida de 1810, y homenaje en el Puente sobre el río Côa al Dr. Paulo Amorim, del Grupo de Recreadores del Cerco, prematuramente fallecido, con descubrimiento de placa y recreación de la Batalha do Coâ de julio de 1810.
Además de -abriendo el número-  la presentación (apostando firmemente por la valorización del Patrimonio) del Presidente de la Câmara Municipal, Dr. Baptista Ribeiro. También va la transcripción del Programa del 9º Seminario Internacional, a celebrar entre los días 27 y 30 de agosto de 2015.
Pero el “grueso” de la publicación son los trabajos de dicho 8º Seminario Internacional. Ahí tenemos la espléndida conferencia inaugural del arquitecto español Fernando Cobos sobre “La fortificación Ibérica del primer Renacimiento (1477-1538) y su influencia en el Mediterráneo”, que es un trabajo ejemplar sobre esos inicios de las fortificaciones abaluartadas.
Tarjetas de identificación de ponentes en las aspilleras
del salón donde se desarrolló el Seminario
A continuación, la profesora y académica brasileña Clotilde Paul (que por cuestiones de salud no pudo estar presente en el Seminario) escribe sobre “O Coronel José Bonifácio de Andrade e Silva e a Batalha do Côa”. El ingeniero argentino Manuel Vila Garcia trata de “Fortificaciones en la frontera Cristiano-aborigen en Argentina (Uso de la piedra en los fortines del Desierto)”. La historiadora uruguaya Adriana Careaga lo hace de “Las fortificaciones del Uruguay: la construcción de una identidad en permanente litigio”. Todas ellas de gran originalidad y calidad.
Una cuarta ponencia “vuelve” a la península Ibérica, de la mano del doctor arquitecto Guillermo Duclos Bautista, bajo el título de “La Raya Sur Ibérica”, estudiando exhaustivamente este tramo quizás menos conocido de la Raya/Raia luso-española, aspirante con mucha justificación al título de Patrimonio de la Humanidad.
Nuevamente “regresamos” a América, por medio del coronel de artillería y académico brasileño Élcio Rogério Secomandi, desarrollando muy sugestivamente el tema “Educação Patrimonial: preservar é preciso! Fortins, Fortes e Fortalezas coloniales na construção da América de origen portuguesa”.
A él le sigue el historiador maltés Stephen Spiteri, que aborda una de las obras capitales del admirable y portentoso conjunto de Malta y uno de sus más extraordinarios grandes maestres (el portugués António Manoel de Vilhena): “A Portuguese Grand Master and his French-designed fort – a studyof the desing and construction of Fort Manoel (1723-1734)”.
A continuación, del ingeniero belga Michel Van der Meerschen: “Evolution of the `Barrière´ against France between 1777&2014”, que estudia con rigor nueve ciudades fortificadas por los Países Bajos austríacos contra Francia.
El Oficial-general portugués, Adelino Matos Coelho, retoma la presencia raiana/rayana luso-española, con su aportación “Noudar, un Castelo na frontera!...”, reivindicando el valor de un monumento muchas veces ignorado.
Otra vez más presencia brasileña, con el arquitecto Roberto Tonera, que trata de “O banco de dados internacional sobre fortificações e o sistema luso-espanhol na frontera sul do Brasil no século XVII”. Y en esta alternancia América/Europa y más en concreto la península Ibérica, le sigue el doctor arquitecto Álvaro Gómez-Ferrer Bayo, con su trabajo “La ciudad amurallada, un valor urbanístico a conservar. Un hito en el paisaje a proteger”, remarcando la línea de lo que estos Seminarios pretenden y que con tanto cuidado encarna la misma Almeida.
La aportación más distante nos llega de la mano del arquitecto coreano Cho Doo-Won: “The value of Namhansanseong through the analysis on the defense system of the Capital during the Joseon dynasty (Republic of Korea)”, analizando el sistema defensivo de la capital coreana durante la dinastía Joseon (1392-1910).
Otra vez más Argentina, con una interesante ponencia de la arquitecta Cristina Cánepa, sobre “El Fuerte del Fin del Mundo”, en el lejano Estrecho de Magallanes.
Vuelta ahora a Portugal: el arquitecto Rui Loza, nos presenta “Almeida-Guerra e Paz. Ordenamiento do Território e Desenvolvimento em ambiente de (ex) frontera”, historiando la evolución de esta extraordinaria ciudad fronteriza.
A continuación podemos leer la ponencia del doctor arqueólogo alemán Michael Mathias, que disertó amenamente en portugués sobre “O recinto abaluartado da Cidade de Frankfurt am Main (Meno) no século XVII”.
Con el uso de las nuevas tecnologías como método divulgativo, la historiadora y docente Isilda Monteiro y el profesor y geógrafo Victor Rodrigues, presentan brevemente su proyecto “Os percursos e as batalhas da Guerra Peninsular (1807-1814) – Representação em mapa digital interativo”.
El siguiente trabajo, de mi autoría, trata de “Conflictos en la frontera y fortificaciones abaluartadas del triángulo `Badajoz-Elvas-Campo Maior´”, su desenvolvimiento y conformación desde el comienzo de la Guerra de Restauração (1640) hasta su estado actual.
Finalizan tres autores portugueses: el historiador y arqueólogo Adriano Vasco Rodrigues, que aborda “A importancia estratégica de Almeida na Guerra da Restauração”; el coronel y profesor Rui Carita, con “Outras fronteiras: a costa da Arábia Feliz nos inícios do século XVII”, y el numismático José Miguel Correia Noras, con su trabajo “Sobre os sistemas monetários portugueses e o `dinheiro de emergência´de Almeida”, todos ellos magníficamente documentados.

Visita en San Felices de los Gallegos
En definitiva, un volumen de contenido variado, enriquecido desde diversos territorios del mundo, pluriprofesional, que nuevamente gira alrededor de la importancia, el valor, la grandiosidad, del patrimonio fortificado abaluartado, del que Almeida es una referencia de primer orden universal: ¡bien merece por sí misma, así como en la red rayana luso-española, la calificación de Patrimonio de la Humanidad!

jueves, 13 de agosto de 2015

O FORTE DA ÍNSUA, JOYA PROTECTORA DE LA DESEMBOCADURA DEL MIÑO

Moisés Cayetano Rosado

Dentro de la extensa relación de fortificaciones abaluartadas de la Raia/Raya luso-española, contamos con todo tipo de monumentos dignos de admiración. Unos totalmente terrestres, pertenecientes a lo que llamamos la “Raya seca” (como es el caso de Almeida/Ciudad Rodrigo, defendiendo un lado y otro de la frontera); otros casi bañados por los ríos fronterizos, la “Raya húmeda” (como Badajoz/Elvas, enfrentados en la defensa de sus respectivos países), y otros costeros, al norte y al sur, por las desembocaduras de los ríos Miño y Guadiana y cercanías (como A Guarda/Caminha y Cacela Velha/Ayamonte, “botón y ojal” a ambos lados, respectivamente). Pero ahora vamos a “visitar” una fortaleza extraordinaria, enclavada en un islote “fronterizo”, taponando el “binomio” La Guardia (A Guarda)/Caminha, lo que le otorga una especial singularidad.

Estamos tratando de A Ínsula, una isla portuguesa, granítica, con extensión de unos 400 metros de norte a sur, situada en la desembocadura del río Miño, en el concelho de Caminha, al suroeste de esta población “enfrentada” a la española A Guarda. Está a una distancia de menos de tres kilómetros de aquella ciudad miñota y kilómetro y medio de la gallega Camposancos, pero en línea recta dista de la costa menos de 400 metros, habiéndose conectado en algunas ocasiones históricas.
En ella, una comunidad franciscana edificó un cenobio en 1392, por determinación de Juan I de Portugal, ampliado y mejorado en 1471. El rey D. Manuel ordenó nuevas obras de remodelación en 1502, y a finales de ese siglo XVI (bajo el dominio de Felipe II de España y I de Portugal) fueron ejecutadas obras para colocación de baterías artilleras, contra los ataques corsarios ingleses y franceses. Pero la estructura del hermoso fuerte abaluartado que aún persiste es de la época del rey D. João IV, ejecutada entre 1649 y 1652, para proteger la entrada del Miño durante la Guerra de Restauração. Durante las invasiones francesas fue ocupado por tropas españolas y francesas.
El Fuerte presenta forma cuadrada con dos baluartes (al norte y oeste) y dos semibaluartes (al sur y este) en sus ángulos. Un revellín al noreste defiende la puerta de entrada; junto a un paredón exterior que cubría de norte a este, reforzaban la única parte del islote accesible al desembarco, pues el resto del territorio queda salvaguardado por salientes graníticos muy compactos, irregulares y prolongados. Al sureste hay un saliente triangular a modo de plaza de armas. En los picos exteriores de baluartes, semibaluartes y revellín se levantan garitas poligonales con cúpula semiesférica.
En la leyenda del plano levantado por Gonçalo Luís da Silva Brandão en 1758 podemos leer “Em hum ilhéu de figura ovada se acha o Fortalleza que seve de N. Sra. da Insoa, cercada de rochedos no mejo das barras de ambos os Reynos. He quadrada com dous baluartes inteiros e dous mejos baluartes, com hum ângulo saliente de alvenaria de pedra e cal, e cordaó de cantaria, e da mesma tem os socalcos, q mostra a letra L, para a resistência dos mares; quase todos os annos se gasta muito d(inhei)ro em reedificallos”. Plano y leyenda ilustrativos de lo que hoy se conserva.
Al interior, además de las dependencias monacales (iglesia, claustro, dormitorios, comedor, salas y otras estancias, rodeados de terreno de cultivo, ocupando el centro, sur y oeste), se establecieron la vivienda del gobernador y el cuerpo de guardia principal, a ambos lados de la puerta, los cuarteles de la guarnición al noroeste y el almacén de municiones al oeste.
A partir de 1834, al ser extinguidas las órdenes religiosas, lo han de abandonar los frailes que allí habitaron casi ininterrumpidamente desde finales del siglo XIV. Quedó entonces bajo utilización exclusiva del Ejército, que permaneció hasta 1940, en que el Ministerio de Marina se lo cede al de Finanzas. Desde entonces, se han acometido diversas obras de conservación y restauración, en diversas campañas, pero queda aún en el aire el proyecto de instalar en su interior un Centro de Investigación Avanzada de Áreas Marinas.

Esta joya constructiva religiosa bajomedieval y militar de la Edad Moderna, bien merece figurar entre los tesoros más vistosos y notables de la Raia/Raya luso-española, digno de un destino público, para disfrute ciudadano.

viernes, 7 de agosto de 2015

Redondo y sus fantasiosas Ruas Floridas

Moisés Cayetano Rosado
Cuando vas acercándote a Redondo -desde Alandroal o Vila Viçosa al este, o Évora al oeste- ya ves en lo alto los restos de su castillo medieval, su torre del homenaje, que te guía hasta la base del promontorio en que se enclava.
La construcción del castillo tiene sus inicios en el reinado de D. Dinis, por el año 1319, aunque algunos investigadores discuten la fecha y la sitúan algunos años más tarde. El reducto es de modestas dimensiones, de planta ovalada, recorrido de suroeste a noreste por la Rua do Castelo, muy armoniosa y con varias puertas de casas enmarcadas por arcos góticos; a ella entramos por la Puerta del Sol (o del Postigo, que tiene al medio) en el ángulo poniente y salimos por la Puerta de Ravessa (localismo que significa “del promontorio”, “del montículo”) en el ángulo naciente. Al norte y al sur del trazado, quedan dos airosos torreones con amplia vista al territorio circundante.
En este pequeño espacio medieval destaca, en medio de su hermoso caserío, una interesante “olaría” (taller alfarero: el concelho tiene los más afamados talleres “de barro” de la región, y en el cercano Convento de Santo António da Piedade hay un Museo monográfico sobre esta artesanía) y una sorprendente Enoteca -local donde se sirve vino con pan alentejano, queso, embutidos y jamón de la zona-, instalada en  un antiguo granero público del siglo XVII, admirablemente restaurado.
Una vez recorrido este recinto, merece bajar por su caserío, de fachadas impolutas, blancas ribeteadas de añil, desde la inmediata Praça de D. Dinis (en la que se encuentra la Igreja Matriz, barroca, de finales del siglo XVI) hasta la Praça da República, en que se alza el monumental Palacio Municipal, y muy cerca el Museo Regional del Vino: no en vano Redondo es uno de los enclaves más apreciados del reputado vino alentejano.
Tiendas de artesanía, restaurantes de cartas y ambientación regionales, placitas, trama urbana de trazo rectilíneo, aunque tendiendo a embolsarse hacia el sur, hacia esta Praça da República, diáfana, hermosa y amplia, jalonan el recorrido
Y a cada dos años, en los impares, como ocurre ahora del día 1 al 9 de agosto, se desarrolla en este espacio y sus alrededores la fiesta de las “Ruas Floridas”, que ahora cumple su XIV edición.
Más de quince toneladas de papel y más de noventa toneladas de madera y varias también de cola de pegar  fueron utilizadas para engalanar cuarenta y una calles, en un trabajo realizado por la propia población, con una dedicación voluntarista admirable.
Cada una de las calles recrea un motivo diferente, que van desde los más locales: Tapetes de Arraiolos, a los regionales: el Plato Alentejano, los nacionales: Sardinas Portuguesas, o de otras partes del mundo: Patio Sevillano, motivos de Marruecos, así como recreación de cuentos, leyendas, tradiciones, oficios, costumbres, vestimentas, paisajes, etc.
Toda una explosión de luces, colores, formas, en que el papel, el cartón, la madera, sabiamente combinados, ensamblados, pegados, obran el milagro de trasladarnos desde un mundo fantástico a una realidad interpretada con acierto, cubriendo suelos, paredes, elevándose por encima de nuestras cabezas, cubriendo fachadas, calles, plazas…
Completan el variado espectáculo vital continuas actuaciones musicales y la oferta variada de bares, restaurantes, parrilladas al aire libre, muestras de artesanía, con que atraer a un público que trasciende cada vez más lo local y regional, para adquirir importancia nacional y transfronteriza.

¡Magnífica explosión de luz y de color en una población cuyo patrimonio urbano ya de por sí es un atractivo suficiente! Buen lugar para disfrutar de algo ciertamente original, que dentro de unas semanas tendrá otra versión, otra prueba de imaginación y calidad en un punto cercano: las Festa do Povo de Campo Maior, que este año (la periodicidad la decide el propio pueblo campomaiorense) tendrán lugar entre el 22 y el 30 de agosto, y a la que deberemos prestar la atención que se merece.

jueves, 6 de agosto de 2015

CASTROS GALLEGOS, UN EJEMPLO DEFENSIVO Y CONSTRUCTIVO
Moisés Cayetano Rosado

Castro de Santa Trega
¡Los castros gallegos! A casi todos nos suena el de Santa Trega (Tecla), asomado al mar y a Portugal, tan imponente, en el municipio de A Guarda, objeto de múltiples visitas de turistas y estudiosos. O el también marítimo, bañado incluso en las aguas del Atlántico de tan pegado al océano, cual es el de Baroña, en Porto do Son.
Castro de Baroña
Ambos tan completos, vistosos, puestos en valor y reinterpretados en sus funciones urbanística y defensiva, que estando en ellos parece que vivimos dos, tres mil años atrás.
El mar es escenario frecuente en estos levantamientos defensivos, por estrategia y por supervivencia, que se ha ido prolongando en sus funciones civilización tras civilización, como es el caso también del de A Lanzada, en un promontorio al borde de la playa del mismo nombre, tan frecuentada por bañistas: la más concurrida, seguramente, de Galicia. Pero son más abundantes en las cercanías de ríos y humedales, que tanto proliferan por el territorio gallego, hasta hacerlos incontables.
Castro de La Lanzada
Ahora bien, de los muchos que he visitado y he ido viendo "crecer" año a año, descubriendo sus secretos gracias a una buena acción arqueológica sostenida, tengo predilección por el de Monte do Castro, en el municipio de Ribadumia, en la Ría de Arousa.
Cartel de Monte de Castro, de las excavaciones de 2011
Castro Landín, en Cuntis
Cartel de Castro Grande, de Neixón
Al contrario de lo que ocurre con otros castros (como puedan ser el magnífico de Castrolandín, en Cuntis, que tuvo una época de detalladas atenciones; los Castros Grande y Pequeño de Neixón, en Boiro, sobre los que tantos proyectos se hicieron, o el castro de Toiriz, en Silleda, que contó siempre con la actuación entusiasta de sus vecinos en la recuperación, pero que luego han ido cayendo en la dejación oficial e incluso en la decadencia o abandono de proyectos), éste ha seguido en actividad por parte de los equipos de recuperación y puesta en valor, sin que la “excusa” de la crisis económica generalizada le haya restado significativamente el progreso en su valorización.
Cartel del castro de Toiriz
Monte do Castro, desde fuera
Ocupado y reocupado desde el siglo IV a.C. al I d.C., se emplaza en un alto cabezo al borde del río Umia, con gran empalizada, muralla perimetral, diversas estructuras habitables, canteras de extracción... que cada vez que lo visito veo cómo descubre sus secretos milenarios y nos da a conocer un modelo defensivo y urbanístico que en buena parte ha pervivido a lo largo de la historia.
Monte do Castro, 2012
Allí está el "glacis" exterior, la muralla aterraplenada, el foso, la entrada curva y reforzada en sus extremos. Las casas protegidas por gruesos muros de piedra, haciendo juego de calles quebradas y manzanas compartidas. Los altos observatorios que dominan el amplio espacio de los alrededores sin que nada se les escape.
Abajo, el río que les proporciona el agua necesaria y recursos con que alimentarse; al medio, el bosque, ofreciendo también su contribución al sostenimiento del grupo humano.
Es una constante en las construcciones colectivas, desde que dominaron la acción grupal sobre el medio, la práctica de la agricultura y la ganadería, la rivalidad con otros grupos.
Monte do Castro, agosto 2015
En el caso de los castros gallegos -en el de Monte do Castro tienen un ejemplo didáctico, intuitivo y bien conducido en su redescubrimiento-, se nos presenta un modelo que hemos ido imitando y reinventado en nuestras defensas y construcciones posteriores de la antigüedad, del medievo, incluso de la Edad Moderna, tan modificadas las estructuras a causa de la irrupción pirobalística, pero con base en el modelo que aquí se nos ofrece.

Visitar los castros gallegos es todo un viaje por la técnica constructiva defensiva y urbanística, por los afanes de los pueblos en su supervivencia, por la armonía e interacción con el medio. Lástima que algunos, muchos, hayan sido abandonados tras una puesta a punto prometedora. A ver si es verdad que estamos saliendo de la crisis y se le hace justicia, atendiéndolos como bien merecen, a estos vestigios del pasado que tanto nos enseñan y que resulta tan placentero contemplar.