lunes, 28 de septiembre de 2015

VIAJE A ESLOVENIA, CROACIA, BOSNIA Y HERZEGOVINA, LA EXYUGOSLAVIA OCCIDENTAL (y V)

DUBROVNIK, LA JOYA RENACIDA
Cuando vas bajando de los montes que la rodean hacia la ciudad de Dubrovnik, te sorprende la grandeza de sus murallas, que ciñen su contorno con elegancia y enorme belleza.
Dubrovnik ha sido a lo largo de la historia una “joya codiciada” por las sucesivas invasiones que ha tenido Dalmacia, y fue la ciudad más importante de este territorio en el siglo IX, bajo el amparo de Bizancio, a quien sustituyó la República de Venecia. En 1358 ganó su independencia, llamándose República de Ragusa… con tributo anual al rey de Hungría, a quien sustituyen los Doges de Venecia.
Esas murallas que nos llaman tanto la atención se erigieron en el siglo XII, como protección ante las agresiones que alternativamente venían de Oriente y Occidente, perfeccionándose su estructura de continuo, hasta que un gran terremoto en 1667 destruyó casi por completo la ciudad y su cinturón amurallado, muriendo al tiempo el 40% de su población: unas 5.000 personas.
Se inicia a partir de entonces una nueva reconstrucción de las defensas y su interior, lo que no obstaculiza que en 1808 Napoleón la incorpore a su Reino de Italia, así como que en 1815 el Imperio de los Habsburgo tome posesión de ella tras los acuerdos del Congreso de Viena.
Las dos guerras mundiales del siglo XX supondrán nuevas ocupaciones, siendo de especial crueldad la alemana de 1943. Con la derrota de Hitler volverá la calma, integrada en el estado de Yugoslavia; pero en 1991, desmembrado el mismo, formará parte de la República independiente de Croacia, lo que le supondrán nuevos asedios por parte de las fuerzas serbias, que no acabarán hasta mediados de 1992.
Consecuencia de este cerco será otra destrucción terrible, muy presente en la conciencia colectiva de la ciudad, que lo muestra al visitante en paneles explicativos de las entradas de su fortificación, reconstruida de nuevo.
Este amurallamiento es lo más llamativo de la ciudad, con sus enormes paredes verticales de los siglos XIV y XV, reforzadas por torres exteriores troncocónicas del siglo XVII, como falsabraga artillera, a la que rodea un profundo foso perimetral. Podemos recorrer el fantástico paredón de casi dos kilómetros, que alcanza una altura máxima de unos 25 metros y estuvo armado con más de 120 cañones. Diversos fuertes exteriores contribuían a la defensa.
El interior de la ciudad está dividido en dos partes bien diferenciadas, de oeste a este, separadas desde la majestuosa Puerta Pile (conjunto en realidad de varias puertas defendidas por dos fuertes anexados en los ángulos del lienzo: Bokar al sur y Minceta al norte) hasta el Puerto por la concurrida avenida de Placa, donde se agolpan los turistas paseando, entrando y saliendo de sus abundantes museos, palacios, iglesias, restaurantes, comercios…
Quedan al norte de esta avenida unas vistosas, pintorescas, estrechas calles, que suben la colina en pronunciada cuesta escalonada. Faroles, macetas y ropa tendida de un lado a otro de las mismas, forman un conjunto armonioso, popular, que relaja del bullicio de Placa, pues los turistas parecen poco “aficionados” al “alpinismo” callejero. Prefieren el paseo de ronda de las murallas, la citada avenida y la plaza final de la misma, casi llegando ya al Puerto, y desde la que -entre magníficos palacios tardogóticos- llegamos a la Catedral y amplias plazoletas que rebosan de “apelmazada humanidad” procedente de todos los rincones del mundo.
Por eso, compensa de nuevo callejear por el ala sur de la ciudad, el sector más tranquilo, menos visitado, pero no menos delicioso para recorrer sin prisas.
Conviene, eso sí, volver sobre nuestros pasos, dirigirnos al Puerto y tomar allí alguna embarcación de las muchas que se ofrecen para hacer un breve paseo marítimo que nos ofrezca una nueva visión de Dubrovnik: sus poderosas murallas urbanas desde el mar; los fuertes de Lovrijenac al suroeste, Revellín al noreste, St. John al este y, coronando el conjunto, sobre la montaña Srd (a la que se accede con teleférico, al norte), el más “nuevo” Fuerte Imperial, construido en honor a Napoleón en 1810.
Cuando, desde aeropuerto de Dubrovnik, levantemos el vuelo de retorno, nos quedará el dulce recuerdo de una tierra zarandeada a lo largo de la historia por sucesivos choques de invasiones, ocupaciones y rebeliones, que ha sabido imponerse con vitalidad y hoy nos muestra sus tesoros con el dulce encanto de lo reconstruido con gusto, con tesón y paciencia. Tierra para recordar con agrado y volver de nuevo… ¡a pesar de las enormes hordas de turistas que colmatan espacios tan magníficos para saborear en soledad o con contada compañía!

Moisés Cayetano Rosado

viernes, 25 de septiembre de 2015

POBLADO CALCOLÍTICO Y POSIBLES BATERÍAS DE LA EDAD MODERNA EN ELVAS 
En círculo: poblado calcolítico. Arriba, los cerros con sus cotas
El poblado calcolítico de la Horta do Paraíso (de finales del IV y III milenios a.C.: ver estudio en http://www.patrimoniocultural.pt/media/uploads/revistaportuguesadearqueologia/11.2/1_2_3_4/01_p.005-028.pdf, cuya referencia debo al técnico superior de la Câmara Municipal de Elvas Rui Eduardo Dores Jesuino) se encuentra al norte de la carretera Badajoz-Elvas, muy cerca de la entrada de esta última población, a la altura de donde se ubican diversos centros comerciales. Ocupa un pequeño valle entre dos cerros que quedan por encima, a su derecha e izquierda. Una parte importante se haya ocupado por construcciones de una urbanización relativamente reciente, pero otra -no menos extensa- sigue expedita y… pendiente de excavación. La zona, desde luego es de gran interés, pues a esta evidencia de ocupación prehistórica se une la de utilización militar en los conflictos peninsulares de la Edad Moderna.
Cerro cota 284. Badajoz al fondo.
Barrera de piedra en cerro cota 284
Así, está al norte un cerro con cota 284 y al noroeste un derrame del terreno con pronunciadas curvas de nivel que llevan a la carretera Badajoz-Elvas. Lugar, el propio cerro y el de esas curvas, idóneo para colocación de baterías artilleras de defensa portuguesa contra el avance desde Badajoz en los conflictos de los siglos XVII y XVIII.
Socabón detrás de montículo bajando cerro cota 284
Hay allí terraplenes creo que hechos a propósito por la mano del hombre, montones de grandes pedruscos y oquedades). La ciudad española “enemiga” en esa convulsa Edad Moderna queda en línea recta a poco más de 10 kilómetros de terreno llano, de amplia visibilidad y sin obstáculos: línea extraordinaria de penetración en invasiones.
Montículo de "obra humana",  bajando cerro cota 284
Piedras en cerro cota 290, con Elvas al fondo
Al noroeste de dicho poblado calcolítico (es decir, a continuación hacia la izquierda del anterior cerro, y más aproximado a la Obra Coronada de la fortificación abaluartada de la Plaza elvense) hay otro cerro, con cota 290, que me parece igualmente idóneo, esta vez para asedio y hostigamiento artillero a la plaza: de nuevo nos encontramos con montones de pedruscos en su cumbre, aunque no se aprecian a simple vista levantamientos de tierra).
Piedras en cerro cota 290. Elvas a izquierda y la Obra Coronada delante 
Próximamente iremos indagando, tras la visita que haremos con el historiador, especialista en fortificaciones abaluartadas, Julián García Blanco, que ya anda ocupado en la recopilación de documentación, especialmente del sitio de 1644 por parte de los españoles a la plaza portuguesa de Elvas.

Moisés Cayetano Rosado

jueves, 24 de septiembre de 2015

VIAJE A ESLOVENIA, CROACIA, BOSNIA Y HERZEGOVINA, LA EXYUGOSLAVIA OCCIDENTAL (IV)

DE SARAJEVO A MOSTAR Y VUELTA A CROACIA POR STON
Tras cruzar la frontera de Croacia con Herzegovina siguen acompañándote los valles de verdor permanente, y ahora podemos ver algunos hermosos “abismos” excavados por glaciares, con su profunda “U”, producto de la lenta fusión de las nieves de los abruptos Cárpatos.
Y cuando vamos acercándonos a Sarajevo, la capital de Bosnia, se nos presenta la huella lacerante de la guerra terrible que en los años noventa del pasado siglo ensangrentó a la antigua Yugoslavia, siendo especialmente aguda en este escarpado territorio. Así, muchas casas que vemos en el camino muestran en sus muros los derribos e impactos de los morteros, de los ametrallamientos que provocaron tantísimas masacres. Y ya en la capital, aún quedan edificios que son un testimonio escalofriante de la sangría.
Sin embargo, al adentrarnos en su casco antiguo, vamos contagiándonos de su ambiente vital, de sus ansias de vivir, de su faenar callejero, que a veces nos traslada a los zocos del norte de África, y más especialmente de Turquía. Bazares, tiendas de todo tipo, nos ofrecen su mercancía, expuesta por las calles, con su abundancia y colorido.
Y aquí y allá, los alminares estilizados de sus mezquitas, con cúpulas acompañadas de un conjunto armónico de cupulillas a su alrededor, nos vuelven a colocar ante esos pueblos de la Anatolia turca, de donde reciben la influencia.
Este modelo de ciudad, que participa del urbanismo occidental, pero que está impregnado del legado de Próximo Oriente, lo vamos a vivir en la otra ciudad emblemática del país, pasando de ese norte bosnio al sur herzegovino: Mostar, cuyo nombre otra vez más nos llevan a las tragedias de la guerra.
Su impresionante Puente Viejo, de un solo vano y 30 metros de altura, flanqueado por dos torres defensivas (construido en el siglo XVI), fue volado el 9 de noviembre de 1993 por el ejército croata. Con la llegada de la paz se iniciaron los trabajos de reconstrucción, bajo la colaboración de la Unesco y de organizaciones de rescate del Patrimonio de la Humanidad. En 2005, junto a todo el Centro Histórico (de hermosas casas preotomanas, otomano-orientales, mediterráneas y occidentales), fue nombrado por la UNESCO Patrimonio Mundial.
Como en Sarajevo, la convivencia de culturas, etnias y religiones, resulta ejemplar en la actualidad, y la reconstrucción llevada a cabo en la ciudad ha sido magnífica, destacando en la cooperación internacional la participación española.
Aquí, nuevamente, las tiendas de los bazares nos llevan al modelo de Turquía, como nos llevan sus mezquitas, sus empinados, estilizados alminares.
Hay que destacar la peculiaridad de los tejados de sus casas, normalmente de un solo piso, vertiendo a dos aguas y con cubiertas de gruesas lajas de piedra caliza, dispuestas como en el mediterráneo la teja árabe, en hileras superpuestas, con la ligera irregularidad de la piedra cortada a mano y la sensación de pesadez de la roca.
Bosnia y Herzegovina es, desde luego, un “mundo distinto” en esta ex Yugoslavia occidental que estamos visitando. Y cuando regresamos a la costa del Adriático, a esa punta suroriental de Croacia donde acabaremos nuestro viaje, entraremos en un paisaje urbano occidentalizado, igualmente atractivo, aunque claramente diferente.
Y así, antes de recalar en Dubrovnik, la “perla del Adriático”, entramos “en situación” en Ston, de importante fortaleza medieval y extensas salinas, que vive en la actualidad de ellas, de la maricultura y, especialmente, del turismo, cada vez más masivo.
Y es masivo el turismo fundamentalmente por lo que se ha dado en llamar su “muralla china europea”: construcción defensiva medieval de más de 7 kilómetros que protegen el espacio que va desde la ciudad (rodeada de murallas en su perímetro, de 890 metros, aunque ha perdido parte de los lienzos que dan al sur) hasta la zona portuaria (Mali Ston). Su paseo de ronda puede recorrerse en gran parte a pie, subiendo la ladera de la montaña que corona su parte septentrional.
La muralla medieval fue reforzada en el siglo XVI y siguientes por baluartes y torres troncocónicas artilleras, especialmente en los extremos de la ciudad y su puerto, configurándose así un extraordinario conjunto de cuarenta torres y cinco fortalezas, comunicadas por los quebrados lienzos de murallas de piedra caliza, desde donde las vistas paisajísticas son inolvidables.
Moisés Cayetano Rosado


miércoles, 23 de septiembre de 2015

FOTOS DE VÍCTIMAS INFANTILES QUE CONVULSIONAN LA CONCIENCIA COLECTIVA

Moisés Cayetano Rosado 
Es claro que el mensaje emotivo es el que mueve fundamentalmente las conciencias. Y también que una buena imagen cala más profundamente que mil frases sesudas.
Por mucho que tratemos de razonar situaciones, causas y consecuencias, nunca llegaremos donde puede hacerlo un párrafo que se nos clava por su carga emocional como si fuera un estilete. Y menos si se trata de una fotografía que se traduce en nuestro cerebro como la frase contundente que nos convulsiona hasta noquearnos por completo.
Ahora, cuando vemos la imagen del niño sirio de tres años ahogado en la costa de Turquía, contemplamos a un mundo que se rinde a la evidencia de la calamidad más terrorífica: los huidos, los que buscan refugio, ante una guerra horrible de la que son víctimas absolutas, sin ninguna culpa por su parte. Culpa que otros sí han de buscar en medio de sus intereses estratégicos, económicos, armamentísticos, de obsesión por el control del mundo.
Puede que esta instantánea pase a la historia como la más significativa de las calamidades de esta segunda década del siglo XXI.
Y si hacemos un recordatorio, repasamos el último medio siglo, podemos traer a la memoria una imagen que puede definir el sufrimiento de cada década.
Así, de los años setenta, ¿quién no recuerda a “la niña del Napalm”, en 1972, de la Guerra del Vietnam. El ataque survietnamita a un pueblo cerca de Ho Chi Minh, coordinado con el mando estadounidense, ocasionó un fuego de 1.200 grados que afectó a una población civil totalmente indefensa. Y la foto de la niña desnuda, junto a otros niños huyendo del infierno, removió las conciencias e influyó más que cualquier razonamiento estructurado en el fin del conflicto.
En los años ochenta, aquella niña colombiana con el agua al cuello, víctima de la erupción del volcán Nevado del Ruiz de 1985, agonizando casi tres días, nos sobrecogió más que cualquiera de las 25.000 víctimas que hubo, y asistimos atónitos a sus reflexiones increíblemente maduras transmitidas por la televisión en directo, descubriéndonos como nadie la magnitud de las catástrofes naturales.
Ya en los noventa, ¿quién no recuerda al niño sudanés, aparentemente agonizante, de 1993, con un ave carroñera detrás, como esperando su hora de actuar, aunque después se pusiera en cuestión las circunstancias de la foto: nos impactó como pocos informes la miseria, el hambre, el abandono sufrido por los pueblos colonizados, saqueados, abandonados, de África.
Y en la primera década de este siglo actual, en el año 2000, esa instantánea del niño palestino asesinado por los israelíes (que tanto se han esforzado por decir que siguió vivo), con su padre intentando vanamente protegerlo, delante de una pared-paredón, de saliente que no les resguardaba, ¿no es el icono de una crueldad y saña que nos llenó de rabia y de dolor?

Estos iconos valen más que todos los informes, estudios, tesis, sobre el sufrimiento, el martirio de inocentes, la sinrazón, el egoísmo y las fuerzas todopoderosas, naturales o humanas, confabuladas contra la vida y la justicia. Lo importante, ahora y siempre, es que sirvan para evitar las causas, aunque también puedan ayudar a solidarizarse a posteriori y paliar en lo posible sus tremendos efectos destructivos.

martes, 22 de septiembre de 2015

Canto en el Palacio de Diocleciano de Split (Croacia)



Canto coral en el Vestíbulo del Palacio de Diocleciano en Split (Croacia). Diocleciano mandó construir este palacio para pasar sus últimos días tras su abdicación en mayo del año 305. El conjunto se dispone como un rectángulo, siendo sus dimensiones de 213 x 177 metros: aproximadamente 37.000 metros cuadrados. Durante la Edad Media y el Renacimiento, el palacio fue utilizado como como cantera para levantar las nuevas viviendas y construcciones de la ciudad, colmatando el interior, aunque se lograron “salvar” algunos edificios esenciales, como el Mausoleo de Diocleciano, que fue reconvertido en la Catedral alrededor del siglo IX. Y queda igualmente este magnífico vestíbulo, de extraordinaria sonoridad, donde un grupo de cantores “a capella” amenizan el paso de los turistas, al tiempo que anuncian, para su venta, CD con sus composiciones.

VIAJE A ESLOVENIA, CROACIA, BOSNIA Y HERZEGOVINA, LA EXYUGOSLAVIA OCCIDENTAL (III)

DE ZADAR A SPLIT PASANDO POR SIBENIKA

Zadar es una de las poblaciones más hermosas de Croacia. Situada en la orilla del Adriático, tiene delante varias barreras de islas que actúan como grandes diques, por lo que la costa es serena, tranquila como un río que descansa.
Su casco antiguo es todo un tesoro de iglesias, palacios y restos arqueológicos a la vista, entre los que destacan los romanos, aunque lo “llamativo” para los turistas, por lo original e ingenioso, suele ser el llamado “Órgano de mar”: bajo unos escalones del paseo marítimo se encuentra oculto un sistema de tubos de polietileno y una cavidad resonante que transforma este sitio en un gran instrumento de viento. Y en un extremo se encuentro el llamado “Saludo al Sol”: compuesto de trescientas placas de vidrio de múltiples capas, montadas al mismo nivel que la ribera adoquinada formando un círculo de 22 metros de diámetro, que acumula energía con lo que se ilumina espectacularmente por la noche.
En el amplio espacio que fue el Fórum romano hay que detenerse ante la huella urbana que han respetado veinte siglos de historia.  Y es curioso que allí mismo, en la base de la Catedral de Santa Anastasia (de extraordinaria portada con aire toscano y mezcla románica y gótica), podemos ver -sirviendo de cimentación- numerosos fustes estriados de columnas marmóreas, capiteles, trozos de cornisas, frisos… sobresaliendo enteramente del suelo.
Al lado de la catedral tenemos la Iglesia de San Donato, prerrománica, del siglo IX, de planta redonda, cúpula de 27 metros de altura y triple ábside, siendo un testimonio inigualable de la mezcla de arte carolingio y bizantino.
Muy cerca, al norte, podemos admirar una de las iglesias más llamativas de la ciudad: la de Santa Krsevana y San Crisógeno, de tres naves, triple ábside y arquillos ciegos en todo el conjunto, más una galería de arcos exentos en el piso superior del ábside central.
La ciudad conserva en gran parte sus murallas del siglo XVI, cuando se convirtió en una plaza fuerte veneciana ante la amenaza turca. De entonces es su espléndida Puerta de Zara, con el León de San Marcos, símbolo de Venecia, situada entre el baluarte y semibaluarte de la entrada del sureste, protegida a la vez por un amplio hornabeque exterior.
Bajando al sur del país, se encuentra la ciudad de Sibenika, donde ha de hacerse una parada para admirar su Catedral, incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Construida enteramente en piedra caliza de una cantera cercana y mármol de la isla de Brac, se completó en tres fases, desde 1433 hasta 1441, y ejemplifica una lograda fusión del arte gótico de influjo toscano y el renacentista.

De allí, la ciudad de Split -protegida por numerosas islas que suavizan el empuje del mar- se nos presenta tras un corto recorrido costero. Nuevamente estamos ante un Patrimonio de la Humanidad, declarado en 1979: lo es su núcleo histórico, donde destaca el Palacio de Diocleciano.
Diocleciano mandó construir este palacio para pasar sus últimos días tras su abdicación en mayo del año 305, combinando características de una lujosa villa con un campamento militar. Se encuentra amurallado y en sus tiempos logró albergar hasta 9.000 personas. En la actualidad residen dentro unas tres mil.
El conjunto se dispone como un rectángulo, siendo sus dimensiones de 213 x 177 metros: aproximadamente 37.000 metros cuadrados. Se inspira en la planta tradicional de los campamentos romanos, con dos calles que se cruzan en el centro: cardo (norte-sur) y decumanus (este-oeste). La muralla tiene dos metros de espesor por veinticuatro metros de altura, aunque con edificios adosados en la cara que da al mar, tapando en gran parte su monumentalidad.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, el palacio fue utilizado como como cantera para levantar las nuevas viviendas y construcciones de la ciudad, colmatando el interior, aunque se lograron “salvar” algunos edificios esenciales, como el Mausoleo de Diocleciano, que fue reconvertido en la Catedral alrededor del siglo IX. Iglesias románicas de los siglos XII y XIII,  fortificaciones medievales, palacios góticos, renacentistas y barrocos se encuentran dentro de las murallas, así como  espectaculares esfinges y columnas del Antiguo Egipto, con 3.500 años de antigüedad.
Bajo dominio veneciano fue rodeado el espacio con amurallamiento abaluartado, para contener los ataques turcos, quedando aún algunos restos de los baluartes de su cara norte, opuesta al mar.
La huella veneciana puede ser admirada en buena parte del Casco Antiguo alrededor del Palacio, en airosas fachadas tardogóticas, entre las que destaca la de su antiguo Ayuntamiento, hoy sede de exposiciones temporales.

Moisés Cayetano Rosado

lunes, 21 de septiembre de 2015

O PELOURINHO Nº 19 EN PRE EDICIÓN DIGITAL
Dados los habituales retrasos que se producen en verano en todos los ámbitos, por lo general, la edición de O PELOURINHO nº 19, con las ponencias de las IV Jornadas de Valorización de las Fortificaciones Abaluartadas de la Raya Luso-Española que se celebraron los días 25 y 26 de Abril en Chaves, aún está en proceso de composición. No tardando mucho se cubrirá esta fase, pasando luego a filmación, después a impresión y posteriormente a encuadernación. Terminado el proceso, procederemos a su presentación pública y distribución de los ejemplares en papel.
En tanto -aunque de manera "artesanal", con los fallos del que no es experto, cual es mi caso- pongo el enlace a mi blog donde he volcado los materiales de la revista para que puedan ser consultados sin más tardanza:
Se trata del Documento núm. 62 de este enlace: http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/p/paginaprueba.html

domingo, 20 de septiembre de 2015

VIAJE A ESLOVENIA, CROACIA, BOSNIA Y HERZEGOVINA, LA EXYUGOSLAVIA OCCIDENTAL (II)

DE ZAGREB AL PARQUE NACIONAL DE PLITVICE
Teatro Nacional de Croacia. 1895
Zagreb, la capital de Croacia, ha de saborearse con un lento recorrido a pie, que nos haga deambular por entre los palacios, grandiosos monumentos de la Ciudad Baja, donde tras el destructivo terremoto de 1880 se reconstruyeron los edificios públicos y oficiales con extraordinaria grandeza.
La rememoración del renacimiento y el barroco está presente en lugares tan emblemáticos como el Museo Mimara (de 1887) y el Teatro Nacional de Croacia (de 1895), respectivamente. O el Museo Nacional de Arte y Artesanía (1880) y el Pabellón de Arte (1896). Todos historicistas y con ese esplendor dorado, en medio de amplios jardines y avenidas, que forman en su parte esencial una enorme “U”  abierta hacia la Ciudad Alta.
Y es ahí, en ese laberinto de callejuelas que conforman el casco antiguo, donde otra vez hay que hacer “parada y fonda”, como lo exige su sabor medieval, igualmente reconstruido tras el terremoto de finales del siglo XIX.
Amurallamiento alrededor de la catedral de Zagreb
Magnífica es su Catedral de la Asunción de la Virgen María, de un airoso neogótico, con dos enormes torres delanteras de 105 metros, así como las murallas que la circundan (excepto en la parte delantera, donde fueron destruidas al reconstruir la catedral). El amurallamiento se realizó entre 1512 y 1521, ante la amenaza turca, y conserva tres de los cuatro gruesos torreones cilíndricos con cubierta cónica que tuvo: se le considera una de las murallas renacentistas mejor conservadas de Europa.
Al lado de la Catedral tenemos uno de los mercados al aire libre más amplios y populares de Zagreb: el de Dolac, donde los productores venden frutas y verduras, carnes y pescados desde primera hora de la mañana; tiene también una sección cubierta, de tres plantas, construido en 1930.
Pero quizás lo más pintoresco y admirado de la Ciudad Alta sea la Iglesia de San Marcos, cerca de lo anterior, ascendiendo por sus empinadas calles. Está en medio de la Plaza del mismo nombre, plaza mayor de la primitiva población.
Reconstruida en estilo neo-gótico a finales del siglo XIX, ostenta un tejado multicolor con el escudo del reino formado por Croacia, Dalmacia y Eslavonia, y otro de la ciudad de Zagreb.
Las callejuelas de los alrededores son un dédalo de recodos y vías empinadas, con caserío popular en el que destacan pequeñas buhardillas de madera, donde es corriente ver ropa tendida.
Bajando de allí al centro de Croacia, nos encontramos con el Parque Nacional de los Lagos de Plitvica, inscrito como Bien Natural en la Lista del Patrimonio de la Humanidad en 1979.
Como discurre a través de rocas calcáreas y dolomíticas, sus aguas han ido depositando barreras de roca carbonatada, travertina, que han creado (y siguen haciendo, en continua modificación) presas naturales, dando lugar a un variado conjunto de lagos (16 en total; en uno de los cuales se puede hacer paseo en barco), cascadas y cataratas (92), cavernas, desniveles… de extraordinaria belleza.
El Parque tiene una extensión de 30.000 hectáreas (casi un tercio es agua), siendo el más grande de los ocho parques nacionales que tiene Croacia. Su vegetación es extraordinaria y de gran porte y variedad (aunque las hayas suponen el 90%), dando cobijo a gran cantidad y variedad de aves (126 especies), reptiles y mamíferos. Y en sus aguas, increíblemente cristalinas y azuladas, hay una enorme cantidad de peces, que se agolpan en las orillas, por cuyo borde caminamos, sin que se asusten lo más mínimo.

Aunque las cascadas y cataratas son una constante del paseo por el Parque, al final del recorrido turístico se nos presenta una multiforme, enorme, de múltiple caída, que nos acompaña hasta el final del viaje por el mismo y constituye su mayor “reclamo”.
Moisés Cayetano Rosado

sábado, 19 de septiembre de 2015

RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL: REMES
Esta página Web-Directorio nace en Junio de 2007 con dos objetivos básicos y muy concretos:
-  Ser un referente de consulta obligada sobre todos los escritores en lengua española (aunque su idioma vernáculo o habitual sea diverso) en cuanto a su bio-bibliografía general y específica, tanto para Revistas, como para Instituciones Culturales, Portales Literarios u otros escritores.
-  Poner un importante grano de arena en la lucha contra el habitual anonimato de la Red, y, por ende, contra el frecuente fenómeno del plagio literario, que un instrumento tan universal y abierto (a la par que poco controlado) como Internet va propiciando cada vez con más asiduidad. 
El éxito del proyecto dependerá, sin duda, del deseo real de todos los escritores a la hora de rellenar el formulario básico:
pero el propósito de los responsables de la idea es que pueda convertirse en lo más completo y universal posible.
Es un proyecto gratuito y sin ánimo de lucro.
Esperamos contar con la colaboración de la inmensa mayoría de los escritores en lengua española.
                                               Gracias.
                                              Issa Martínez LLongueras -México-
                                              Luis E. Prieto Vázquez –España-
                                               Responsables Generales de REMES

Recientemente se ha incluido mi ficha, cuyo enlace es éste:
Moisés Cayetano Rosado

viernes, 18 de septiembre de 2015

VIAJE A ESLOVENIA, CROACIA, BOSNIA Y HERZEGOVINA, LA EXYUGOSLAVIA OCCIDENTAL (I)

DE LA PENÍNSULA DE ISTRIA AL VERDOR RESPLANDECIENTE DE ESLOVENIA
Moisés Cayetano Rosado 
Cuando llegas al aeropuerto de Pula, en la occidental península croata de Istria, te sorprende el verdor de los campos, a pesar de haber pasado por ellos todo el quemante verano. Ese verdor nos acompañará por todo el espacio occidental de la antigua Yugoslavia, que hoy conforman los países independientes de Eslovenia (punta noroccidental), Croacia (formando un arco por el norte  y oeste, que deja arriba al anterior, y a oriente los territorios serbios, bosnios, herzegovinos y montenegrinos, de arriba abajo) y Bosnia y Herzegovina (en el centro occidental). Por ellos vamos a transitar y ofrecer su sugestiva presencia en 5 entregas.
Me llamó la atención la ciudad donde primero pernoctamos: Rijeka. Ciudad portuaria, encajada entre montes que corta el río Rjecina, dando lugar a una ciudad escalonada en laderas y majestuosa en las orillas de los canales que forma el cauce internándose en el mar. Buen porte en las edificaciones palaciegas con influencia del barroco y modernismo austríaco, vigilando el conjunto un portentoso y estratégico castillo roquero medieval.
De allí pasamos a Eslovenia. ¡Más verdor todavía! Mayor evidencia de lo que todo el conjunto es en cuanto a subsuelo: roca caliza, plegada y levantada por las fuerzas orogénicas, que dejan en su interior magníficas cuevas kársticas. Aquí tienen su máximo exponente en la de Postojnska Jama, al suroeste del país. Veintiún kilómetros de galerías, túneles y extraordinarias e inmensas salas, con todo tipo de estalactitas, estalagmitas, columnas, formaciones caprichosas, gigantescas… y un goteo constante de agua carbonatada que sigue formando el lento paisaje pétreo interior.
La inmensidad de la cavidad obliga a realizar un recorrido hasta su corazón en trenecito eléctrico, algo inusual en las visitas a cuevas de este tipo, que añade un elemento pintoresco a la visita y es una introducción a sus tesoros centrales, al tiempo que un “sobrecogedor viaje”: a veces parece que vamos a estrellarnos en sus estrechos pasadizos, ajustados a la anchura del tren, que en altura deja muy poco espacio entre el techo rocoso y nuestras cabezas.
Un breve traslado nos lleva hasta la capital del país: Ljubljana, a la que su río Ljubljanica también divide en dos mitades, formando un extraordinario meandro para rodear un respetable montículo en que se asienta el castillo que preside la ciudad, totalmente restaurado, roquero, esbelto, medieval como el anterior.
Ljubljana, que significa “amada”, se hace querer por la elegancia de su monumentalidad barroca y de art nouveau en sus edificaciones centrales, formando en su trama un arco -como el río- en el contorno occidental del castillo, a ambas orillas.
Generosa en puentes que comunican ambas lados del cauce, presenta un “paso triple” en la zona central de la población: tres puentes peatonales desde los que casi se puede uno dar la mano por encima de las balaustradas marmóreas con el paseante del contiguo. En la orilla izquierda dejamos la monumental Iglesia franciscana y a la izquierda tenemos la aún más portentosa catedral: magnífico derroche barroco arquitectónico, escultórico y frescos gigantescos, que se continúa en los palacios de sus alrededores, de calles amplias y plazoletas con esculturas conmemorativas en bronce y mármol.

Tras la visita, recorriendo los fantásticos valles orientales de Eslovenia, llegaremos a Zagreb, la capital de Croacia, otro regalo más para todos los sentidos.
Moisés Cayetano Rosado