sábado, 2 de agosto de 2014

UNA DE VINO, ALCALDE Y POLICÍAS
 
MOISÉS CAYETANO ROSADO

Cada año, a finales de julio, asisto al espectáculo de la “Festa do Albariño”, en Cambados. Y veo por las noches, desde la carretera que lleva desde esta población hacia el norte, a la altura de Vilanova de Arousa, los bólidos que transportan a jóvenes alegres y gritantes, que a veces enderezan rotondas con la ayuda de ese buen vino gallego al que la fiesta rinde homenaje.
Por eso, cuando este año supe que la policía local había desaprobado toda instalación de barras exteriores en los bares de la ciudad, me pareció una medida llena de sensatez: no solo evita el peligro de las aglomeraciones tumultuosas y “broncosas” en la calle sino que limita los lugares donde seguir llenando el gaznate de vino, por medio de esos vasos que tantos se cuelgan al cuello como si fuesen escapularios.
Pero, claro, ahí estaba el alcalde para firmar el bando esperado por los parroquianos: sí permite, por su santa autoridad, que se prolonguen los mostradores hasta en medio de la ría si fuese necesario.
Bueno, pues la policía -desautorizada- se enfada y anuncia una huelga “a la japonesa”: velar por el cumplimiento de los horarios de cierre para los establecimientos vinateros.
¡Ja, ja, ja! ¡Ahora se jodió el alcalde, que tiene manga ancha y les deja siempre cerrar cuando les viene en gana!
Bueno, eso es no conocer bien al alcalde: petición a la Delegación del Gobierno de ampliación de horarios, concesión inmediata de la misma, y a tomar por el saco: barras a tutiplén y horarios a tutiplán. O sea, que los informes técnicos y las normativas aprobadas se desinforman y se desnormativizan sin problemas, quedando a la policía con el culo al aire.
Bien, y si los morlacos siguen enderezando rotondas u ocasionando disturbios callejeros, pues nada, tan ancho y pancho el buen alcalde, que es más “técnico” que ninguno, aunque más irresponsable que todos los demás juntos.

Todo sea por la promoción del jolgorio. ¡Ah!, y por esas elecciones municipales que están ya a la vuelta de la esquina.

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