DISTRACCIONES
Y CORRUPTELAS
Cartel colocado en uno de los claustros de Hostal de los Reyes Católicos. Santiago de Compostela. |
Por MOISÉS
CAYETANO ROSADO
Santiago de Compostela es una ciudad hermosa.
Apacible, pese al bullicio de los peregrinos y la solemnidad de sus monumentos.
Y dentro de ella, aparte de su incomparable Catedral, el Hostal de los Reyes
Católicos -en la misma Plaza del Obradoiro-, es de una belleza extraordinaria,
que rivalizaría con el edificio religioso, a no ser por sus estilos diferentes
y sus usos distintos.
Este antiguo hospital de la Edad Moderna ha
sido transformado en Parador de cinco estrellas. Lujoso, inaccesible para un
bolsillo que no esté bien equipado. Por ello, hay que contentarse con ver su
portentosa fachada gótico-plateresca y algo del hall de entrada, donde pone muy
claro que a partir de allí el acceso es únicamente para clientes alojados.
Fachada del Hostal. |
Pero si uno se hace el despistado, o el guiri, puede
que tenga suerte y logre penetrar en su interior. El edificio, de planta
cuadrada, dividida por construcción interior en cruz griega, presenta cuatro
patios porticados, dos de ellos góticos y dos barrocos, con fuente al medio,
que asombran por su belleza, armonía y perfección, como ocurre con la capilla
real, gótico-renacentista, de elevadísima techumbre, inmensos arcos rebajados y
fantásticas esculturas adosadas a los pilares compuestos.
Yo me hice “el sueco” y pude verlo a placer,
cruzándome con los… “clientes alojados”: japoneses, alemanes y algunos
franceses. Nadie hablaba por allí en español o en gallego, así que cerré la
boca y abrí la cámara de fotos.
Pero, en fin, de lo que quería hablar ahora es
de… “distracciones y corruptelas”. De esa inscripción que aparece en uno de los
patios de este antiguo Hospital del siglo XV, que no tiene desperdicio… y que
parece ser escrito de ahora mismo. Reza así: “Estas puertas pertenecen a la
antigua caja de caudales del Hospital Real. Antiguamente se ubicaba en esta
misma posición, aunque una planta más abajo, en el sótano. Son de triple
cerradura, hecho que obligaba a la presencia de tres administrativos para la
retirada o depósito de bienes. Estas precauciones, sin embargo, no impidieron
que en múltiples ocasiones se distrajeran importantes cantidades de fondos,
sumiendo a la institución en largos periodos de dificultad. El primer
administrador, Diego de Muros, hizo posible con su entusiasmo la pronta
construcción del Hospital, pero luego contrató como mayordomos a sus parientes,
que dejaron sin justificar cuantiosas sumas. A ello se añadía la reiterada
creación de puestos de trabajo por recomendación, lo que disparaba los gastos
de personal”.
Uno de los cuatro claustros del Hostal. |
¿Se ha visto algo más actual… o intemporal? No
valen cerraduras contra la codicia; no sirven buenos objetivos frente a la
parentela, y de nada vale una buena programación, si luego hay que ir poniendo
en puestos “de confianza” a los muchos asesores allegados: la bolsa común se
llena de agujeros, las manos son muchas a retirar bicocas y los paniaguados
surgen a multitudes para hacerse con los restos del botín.
¡Cuántas lecciones nos dan los monumentos
nacionales si nos dejan campar por ellos a los “indios de la nación”! A lo
mejor por eso se reserva el uso a los “clientes alojados”, venidos de otros
lares y que no se “molestan” en hacer comparaciones que molestan.
Periódico HOY. Extremadura.
DICE UNA LETRA DE UNA CANCION DE JULIO IGLESIA, " LA VIDA SIGUE IGUAL...
ResponderEliminarUN ABRAZO