PROHIBIDO CONTEMPLAR EL
PATRIMONIO ARTÍSTICO-MONUMENTAL
Gárgola en la fachada del Hostal de los Reyes Católicos. Santiago de Compostela. Parece burlarse del que no puede entrar en el interior, por no ser "cliente alojado". |
La vigente Ley del Patrimonio Histórico
Español de 25 de junio de 1985, señala en su Preámbulo: “Todas las medidas de
protección y fomento que la Ley establece sólo cobran sentido si, al final,
conducen a que un número cada vez mayor de ciudadanos pueda contemplar y
disfrutar las obras que son herencia de la capacidad colectiva de un pueblo”.
Pero, como tantas veces ocurre, parece
que las leyes están “para no cumplirlas”. Y esto lo digo a raíz de mi visita al
lujoso parador de Santiago de Compostela, “Hostal de los Reyes Católicos”, uno
de los monumentos más portentosos y valiosos del patrimonio histórico
peninsular.
Patio barroco del Hostal |
Tras ver su impresionante fachada
plateresca, accedemos al hermoso hall donde diversos carteles, colgados de las
puertas y cristaleras que lo circundan, indican que no está permitido el acceso
más que a los “clientes alojados”, o sea, a los que se pueden permitir el lujo
de pagar la considerable suma económica que supone pernoctar allí. Solo de esa
manera se podrá pasear por sus cuatro patios porticados, donde el gótico de dos
de ellos y el barroco de los otros dos nos ofrecen arcadas, bóvedas y elementos
ornamentales de alto valor histórico-artístico; igual ocurre con su singular
Capilla Real -iglesia del antiguo Hospital que fue este monumento-, inmensa,
esplendorosa, de un gótico refinado en sus columnas, nervaduras, esculturas…
Esculturas y rejería de la Capilla Real |
No digo que uno se cuele en las
habitaciones con sus “clientes alojados” (la mayoría de los que he visto,
japoneses, alemanes, franceses…), sino que
se pueda pasar a “contemplar y disfrutar de esta herencia de la
capacidad colectiva de nuestro pueblo”, como dicta la Ley de Patrimonio
Histórico. Algo que en otros monumentos convertidos en hoteles, en paradores
como es este caso (pongamos el cercano a él de Cambados, o el extremeño de
Jarandilla de la Vera), o pousadas portuguesas (la de Alcácer do Sal, o
Estremoz, o Vila Viçosa), se permite hacer en sus espacios comunes, sin que
ello “perturbe” la paz de los “usuarios de pago”.
Tapiz de salón interior del Hostal |
Hemos de recordar, además, que la
rehabilitación y adecuación de esos monumentos se ha hecho con dinero público,
con presupuestos oficiales, y muchas veces ayudas europeas. Por una cosa -la
legalidad- y la otra -el dinero de todos allí invertido- no se nos puede hurtar
el derecho al mínimo placer de la “contemplación beatífica”, sin más exceso por
parte de los “plebeyos”.
En otro caso, no estaría demás lo que en
otros sectores se realiza como protesta ciudadana: la “desobediencia civil” a
esa cartelería prohibitoria, que en sí es un atropello a los derechos de la
ciudadanía. A lo mejor hay que organizar excursiones colectivas a los
monumentos oficiales y hacer un pacífico paseo por sus instalaciones, donde el
arte y la historia no saben distinguir de “clientes alojados”, residentes
deseosos de disfrutar de lo suyo y simples turistas de paso con un inmenso amor
a la cultura.
MOISÉS
CAYETANO ROSADO
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