lunes, 26 de diciembre de 2016

ELLOS, LOS VENCEDORES
Paco Ibáñez cantando a Luis Cernuda
¿Por qué, abrumadoramente, pasado el tiempo del olvido, los que hablan de no abrir viejas heridas, son los vencedores y sus descendientes?
¿Por qué dicen no abrir viejas heridas cuando se trata de heridas nunca cicatrizadas, abiertas como las venas de América Latina que diría Eduardo Galeano, e infectadas largamente?
¿Por qué en todas partes del lado de la bota vencedora se quieren borrar las pisadas de la historia, cuando es el conocimiento de la historia el que nos da talla de humanización?
¿Por qué se escatima desde la mano que dirige, desde la herencia inconfesable tantas veces, el bálsamo mínimo del redescubrimiento y la reparación?
¿Por qué no leen  aquellos versos conmovedores de Luis Cernuda?:
Ellos, los vencedores
caínes sempiternos,
de todo me arrancaron.
me dejan el destierro.

Una mano divina
tu tierra alzó en mi cuerpo
y allí la voz dispuso
que hablase tu silencio.

¿Tan remordidos están? ¿Tan mala conciencia tienen?


Moisés Cayetano Rosado

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