REVOLUÇÃO DE ABRIL EN PORTUGAL, PROCESO REVOLUCIONARIO Y RECONDUCCIÓN
MOISÉS CAYETANO ROSADO
Si 2024 fue el año de conmemoración del 50
aniversario de la Revolução dos Cravos de
Portugal, en el actual aún asistimos a los “rescoldos” de la celebración del
medio siglo de aquel glorioso 25 de abril en que unos jóvenes militares
derrumbaron una dictadura colonialista, con el apoyo masivo del pueblo en las
calles.
Pero este año, además, nos recuerda lo que en
1975 fue un proceso revolucionario, tras un intento involucionista del general
Spínola el 11 de marzo de 1975. A lo largo de más de ocho meses (hasta la
reconducción, también militar, del 25 de noviembre) se realizaron profundos
cambios legislativos y actuaciones de hecho en cuanto a nacionalizaciones de
medios de producción, financieros y bancarios, transportes, seguros… y una
intensa Reforma/Revolución Agraria, que llevaría a la apropiación por unas 550
Unidades Colectivas de Producción de casi 1.200.000 hectáreas, principalmente
en el centro y sur de Alentejo.
Así, la Revolução
dos Cravos fue esencialmente un Golpe militar glorioso, secundado
masivamente por el pueblo, al que siguió un periodo convulso, con disensiones
internas y triunfo a partir de marzo de 1975 del ala más progresista del
Ejército y los sectores sociales, sindicales y políticos más revolucionarios.
Hasta noviembre tenemos que hablar de una auténtica Revolução socializante (conocida como Processo Revolucionário em Curso), nuevamente convulsa, que sería radicalmente
defenestrada por los sectores más moderados de los militares, la
socialdemocracia y la derecha política.
A partir de noviembre de ese año se da una Recondução que significará reprivatización de los sectores nacionalizados y anulación de las incautaciones colectivas de tierra, a pesar de que ambas cuestiones las consagra la Constituição de 2 de Abril de 1976. Al mismo tiempo, habrá una especie de “caza de brujas” con respecto a los propios militares, incluidos los “moderadamente progresistas”.
Militares de primera línea van a sufrir un proceso injusto y doloroso. El coronel Melo Antunes, considerado el principal
ideólogo del Programa del Movimento das
Forças Armadas, denuncia que se asistió a una recuperação paulatina pela direita militar, que nunca tinha dado a
cara, e do afastamento progressivo dos mais identificados com o 25 de Abril de
1974. El también coronel Sousa e Castro, destacado miembro del Conselho da Revolução, escribe: Muito desses militares foram “trucidados” na
praça pública mediática, com o apoio de centrais de informação que dominavam
revanchisticamente nos Estados Maiores. Y el general Pezart Correia, que
fue Gobernador Militar de Alentejo en 1975, declara: Os militares que mais beneficiaram nas suas carreiras com o golpe de
Estado dos capitães foram os que com mais reserva receveram a democracia.
El mítico Capitão de Abril Fernando Salgueiro
Maia, considerado uno de los mayores héroes de la Revolução, exclamaba diez años después de los hechos memorables: muitos pagam o idealismo e generosidade dos
Capitães de Abril com a corrupção, a incompetência, o compadrio, o circo do
Poder. En su testamento expresó la voluntad de que en su funeral
solamente estuvieran presentes sus amigos, y temiendo que asistieran
“personalidades oportunistas” indicó que se cantaran Grândola, Vila Morena, el emblemático himno de la Revolução. Como señalaría el coronel
Vasco Lourenço -otro gran estratega de la hazaña y amigo suyo, igualmente
relegado-, lo pidió así para forçá-los a
cantar ou pelo menos ouvir cantar.
No menos maltratados serían otros héroes como
el entonces capitão-tenente de Marina, Carlos
Almada Contreiras (quien había sugerido Grândola,
Vila Morena, como señal de comienzo de las operaciones del 25 de Abril) o
el capitán Diniz de Almeida (que hizo frente triunfalmente en marzo a los
paracaidistas adeptos a Spínola en el Regimento
de Artilharia Ligeira de Lisboa), encarcelados en ese fatídico noviembre; el
coronel Varela Gomes o el capitán Durán Clemente, que tuvieron que marchar al
exilio, tras un trabajo admirable en la 5ª
Divisão do Movimento das Forças Armadas, o el capitán João Andrade da Silva
(de fuerte protagonismo militar en la Reforma Agraria de 1975),
apartado/exiliado en Madeira.
Lograda en 1976 la reconducción al “modelo
democrático occidental”, los sucesos de 1975 son dignos de reflexión y
consideración en este “Cincuenta Aniversario del Processo Revolucionário” para estudiar el “fracaso de las utopías”
y la desconsideración hacia quienes lo arriesgan todo para la obtención del
bien general.
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