jueves, 31 de mayo de 2012


ÉXODO JUVENIL

En los años sesenta del siglo XX, una juventud agraria, rural, marchaba desde la cuenca mediterránea a Centroeuropa, donde industria, minería, hotelería y  construcción civil necesitaban mano de obra no cualificada para su cadena productiva.
Finalizado el proceso, en 1976, había casi 6.000.000 de trabajadores mediterráneos en la Europa desarrollista. Jóvenes de entre 18 y 35 años, mayormente.
Desde esta cuenca mediterránea inundada por la crisis, de nuevo se mira a los “países de promisión”. Y no son jóvenes campesinos sino universitarios, estudiantes de secundaria y ciclos profesionales de todos los pelajes formativos o trabajadores del espejismo de la prosperidad que se desmoronó.
Antes, desde el desamparo rozando la indigencia. Ahora, desde la protección familiar, que también se quiebra, por la precariedad laboral generalizada.
Entonces, con la maleta de madera y el vagón de tercera. Hoy, con pertrechos y transporte de mayor comodidad y calidad. Pero el futuro es tan negro como el café que los despejará en las inciertas estaciones de llegada.
MOISÉS CAYETANO ROSADO

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