martes, 17 de septiembre de 2013

ESPLENDOR DE LA HIERBA EN EL REVELLÍN DE SAN ROQUE Y EL HORNABEQUE DE PUENTE DE PALMAS DE BADAJOZ


Moisés Cayetano Rosado
En mi jardín pastan los héroes, es el título de una novela autobiográfica del escritor cubano Heberto Padilla. Y en el Revellín de San Roque y el Hornabeque de la cabeza exterior del Puente de Palmas, en Badajoz, deberían pastar las ovejas, a ver si así nos ahorraban el triste espectáculo de ver dos monumentos recién restaurados, donde la hierba campa por sus respetos, sin respetar el patrimonio histórico artístico en que se enraiza.
El Revellín está, al parecer, destinado a usarse como albergue municipal, pero lleva ya años cerrado sin que las autoridades se acuerden de cumplir su promesa y dar uso a lo que en su día se usó como Parque de Bomberos y centro de almacenaje municipal, después de haber sido gloriosa defensa de la ciudad, ante los cercos e invasiones de la Edad Moderna. Hoy, sus amplios fosos se llenan de maleza, como su abandonado paseo de ronda exterior y el también abandonado -aunque equipado- interior.
El Hornabeque fue minuciosamente recuperado de su abandono, malos usos y amenaza de ruina, pero continúa cercado, como si estuviera de cerca sitiado por el enemigo: hermosos hierbazales crecen en sus explanadas y escaleras interiores, constituyéndose en peligrosos defensores: con esos “amigos” no hacen falta enemigos.
¿Por qué el destino del Patrimonio Monumental de esta ciudad rayana, tan amplio e importante en lo que se refiere a la herencia de la Edad Moderna, con una impresionante maquinaria defensiva abaluartada que pocos en la Raya lo igualan, tiene ese sino negativo?
Cuando no se destruye radical e irreversiblemente, como ocurriera con el Fuerte de Pardaleras y diversos paños de muralla, revellines, baluartes y glacis, por no hablar de sus cuarteles, polvorines, etc., se reconstruye con notable desacierto como pasó en el baluarte de Trinidad, derrumbado en parte  con las lluvias del último invierno -a poco de su “restauración”-, sin que varios meses después se haya hecho otra cosa que vallar la zona para que nadie pase ni se acerque.

Badajoz aspira a unirse a la Red de Fortificaciones de la Raya, para optar a Patrimonio de la Humanidad, en tanto transfigura su Fuerte de San Cristóbal, adulterando todo su interior, en un transformismo que ignora lo que significa el respeto a la integridad y la autenticidad. Una actuación terrible que se está consumando en estos momentos, a la vez que el Revellín de San Roque y el Hornabeque del Puente de Palmas se preparan para “campo de sembrar patatas”. ¿Cómo es posible tanta dejadez, tanta insensibilidad y tanto desprecio para el tesoro monumental que se tiene, al parecer sin que lo merezcamos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario