domingo, 10 de junio de 2018


LA MINA DE S. DOMINGOS EN EL BAJO ALENTEJO: COLONIALISMO INGLÉS EN UN PAÍS COLONIAL
Moisés Cayetano Rosado

La Mina de São Domingos es una aldea situada en el distrito de Beja, municipio de Mértola y freguesía de Corte do Pinto. Aldea minera creada a partir de la exploración moderna del depósito mineral que tuvo lugar entre 1858 y 1966.
Anteriormente, el depósito pirítico de São Domingos fue explorado al menos durante la época romana, extrayéndose cobre, plata y, probablemente, oro. Durante el milenio anterior a esa ocupación se exploraron los mismos depósitos, pero probablemente sólo para la extracción de plata. Durante el período islámico continuaría esta actividad minera. Ahora bien, la exploración moderna se centró en la masa de pirita inalterada, buscando, esencialmente, el cobre y el azufre.
Este período de exploración moderna es el que dicta la importancia histórica del legado de la Mina de S. Domingos. Con una intensa actividad minera que desarrolló la firma británica Mason & Barry, extrayendo más de 20 millones de toneladas de mineral (cobre, azufre, zinc y plomo).
Casas de los mineros
Al tiempo, en el espacio urbano de la Mina de S. Domingos hubo una fuerte separación social de las comunidades existentes. Por un lado, los mineros y sus familias vivían en barrios obreros construidos “en banda”, con casitas muy pequeñas (de 14 a 20 metros cuadros, para familiares generalmente bastante numerosas), sin ningún tipo de condiciones de confort, con horno, aseos y letrinas comunes; por el otro lado, los “ingleses” y altos directivos vivían en amplias mansiones con electricidad, lujosos aseos en sus casas y agua corriente, jardines, arbolados, pista de tenis y hasta un cementerio con el suelo importado de Inglaterra.
Cantera y agua
Curiosamente, esta concesión de explotación minera dentro de suelo portugués peninsular coincide en el tiempo con la etapa álgida de la explotación colonial portuguesa en los territorios africanos de Angola, Mozambique, Guinea y Cabo Verde, dándose la paradoja de “colonizaje extranjero”, en tanto se “colonizaba en el extranjero”. Hablamos de los años que van de mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX, en que África era una “despensa” bien surtida para los colonizadores europeos: ingleses, franceses, belgas, alemanes, portugueses… De vida relajada, cómoda, muy provechosa generalmente para el colonizador y, sobre todo, para los grandes inversores europeos -tranquilamente asentados en las metrópolis-, y de dificultades, sacrificios, explotación, miseria, para la inmensa mayoría de los nativos, aunque no faltaban los “colaboracionistas interiores”.
La compañía británica Mason & Barry no tenía otro objetivo en esta mina alentejana que el que Portugal tenía en las tierras africanas ocupadas: el máximo beneficio de sus recursos, con capital propio, pero mano de obra autóctona sometida a las más duras condiciones de explotación.
Henrique Zarco escribía en “Imagens do Alentejo”, de 1930 (Imprensa Artística. Colecção Amanhã. Lisboa), sobre los mineros de S. Domingos: O minheiro nom gana o suficiente para sí e para a familia. Luta com déficit. Que acontece então? É isto simplesmente: o minheiro, que trabalhou durante oito horas na contramina e que chega cá acima exausto, sem fórças nem vontade de se mexer, tem de ir procurar nos trabalhos agrícolas o indispensável para cubrir êsse déficit (pág. 128).
Más duro aún es Albino Forjaz de Sampaio, que anteriormente, en 1909, denunciaba en “Crónicas inmorais” (Libraria Clássica. Editora de A.M Teixeira. Lisboa), en el Capítulo “Os minheiros”: S. Domingos é uma feitoria inglêsa. Tem polícia própria, armada de belas carabinas, carabinas último modêlo para, emquanto os mineiros se estorcem de fome, ela patrulhar, na soturnidade da noite, de dedo no gatilho, o sono dos senhores. Os mineiros são 3.000. Trabalham uma infinidade de horas, e o salário é pouco. Como o salário é pouco e o trabalho muito, a alimentação é má. E como a alimentação nom presta,  à saude é péssima. Y más adelante: A canalha revolta-se? Muito bem. Espingardeia-se. A canalha parlamenta? Acutila-se. A canalha não tem nomem, a canalha não tem voz. A canalha é a canalha, nada mais (pág. 35).
Visito las ruinas actuales de la mina y allí están las canteras enormes, el gran lago de aguas (testimonio de fluidos hidrotermales responsables de los procesos físico-químicos de esta riqueza geológica) que parecen sangre y yodo. Los restos de los muelles de carga, de las maquinarias de elevación, de las conducciones de agua; el variado mineral aún en las laderas, los túneles en estas rocas volcánicas y sedimentarias paleozoicas, de unos 350 millones de años; las zonas de privilegio “colonial”, las casitas humildes de los trabajadores…
Hablo con algunos descendientes de los mineros. Recuerdan las penalidades de sus antecesores. Su miseria. La necesidad de completar el sueldo con contrabando practicado en la raia/raya,  labores agrícolas y otras más de subsistencia. Evocan el bullicio poblacional de más de siete, ocho mil personas en los alrededores, donde ahora no hay más de mil habitantes, buen número muy envejecido, teniendo los jóvenes que buscar trabajo en los núcleos cercanos (Beja, Serpa, Mértola…), siendo para ellos este lugar una especie de pueblo-dormitorio. ¡Menos en el verano, en que vuelven los que marcharon tras cerrarse la mina y sus descendientes, y que hoy residen en Francia, Bélgica, los alrededores de Lisboa, en donde encontraron trabajo, muchos como mineros, la profesión que bien sabían! Más de 6.000 personas -me cuentan- se reúnen en los meses de julio y agosto. Por lo demás, un sitio “fantasmal”, lugar para el recuerdo. Contradictorio. De explotación colonial en un país que estaba en “otros mares” practicando la misma explotación.

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