jueves, 15 de marzo de 2012

 
Miércoles, 14 marzo 2012

La calle es mía

Limpieza mañanera en las calles de Coria

Moisés Cayetano Rosado
        La famosa frase de Manuel Fraga Iribarne: “La calle es mía”, pronunciada en 1976, con motivo de una manifestación no autorizada para el “1º de mayo”, ha quedado en la memoria colectiva como una expresión no solamente antidemocrática sino como un intolerable despojo de lo que es un bien común, de uso compartido y libre, algo propio de todos y cada uno: la calle.

        Y si la calle es de cada uno de nosotros, podríamos considerarla algo tan doméstico como nuestra casa, y por ello cuidarla como tal. Respetarla, atenderla, quererla limpia.

        A nadie (salvo excepciones de psiquiatra) se le ocurre considerar un punto de recepción de basuras el salón, el dormitorio, la salita de estar, el cuarto de aseo de su piso, casa, chalet… Y claro, no tira en ellos al buen tuntún colillas de cigarros, bolsas de gusanitos, billetes caducados y troceados de lotería, botellas de plástico y vidrio, cajas de tetrabrik, y no digamos bolsas de basura, escupitajos; ni consiente cagadas perrunas, de esos que alegremente defecan por aceras y portales…

        ¿Y por qué? Porque el piso, la casa, el chalet “es mío”, y no se nos ocurre empuercar lo propio, e incluso presumimos de la limpieza de nuestros muebles, objetos de adorno, suelos brillantes, etc. Entonces, ¿qué pasa con la calle? ¿No se acuerda uno, e incluso no ve en algunos lugares, afanosa vecindad barriendo la zona que corresponde a su frontal? En los pueblos, hace años al menos, cada uno tenía a gala conservar limpia el espacio que correspondía a lo largo de su fachada, barriendo cada día el empedrado primero y luego -cuando se “encementaron” los viales- ese espacio más liso de adoquines, cemento o alquitrán. Con los pisos en vertical desaparecía la “querencia”, pero el encargado o encargada de la limpieza siempre echaban una mano a su ornato y decoro.

        Ahora, es curioso, hasta se puede adivinar muchas veces donde hay un centro educativo… por la cantidad de bolsas de plástico, cáscaras de pipas y restos de bocadillos que hay esparcidos por el suelo (en tanto las papeleras permanecen impolutas, ¡o arrancadas!). Y donde hay más amantes de los animales domésticos, por las deposiciones que jalonan las aceras. O podemos rastrear en donde se aposentan los fumadores, o en qué aparcamientos y semáforos se echan más colecciones de puntas de cigarro.

        ¿La calle es mía, es de todos, individual y colectivamente? ¡Pues actuemos en consecuencia, como si fuera casa de cada uno y no dejemos nuestras miserias y caprichos para los empleados del servicio municipal de limpieza, que deberían estar para lo irremediable de lo arrastrado por el viento, la lluvia, la propia naturaleza, y no esa naturaleza de dejadez y falta de comportamiento justo, razonable y solidario para con todos los demás!

MOISÉS CAYETANO ROSADO
moisescayetanorosado.blogspot.com

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