¿FAMILIA REAL?
(“Comentario de arte y de política”)
Por MOISÉS
CAYETANO ROSADO
¿Qué veo en esta foto? A una familia feliz. Sonriente
la pareja adulta, que se mira con languidez y entrega. Una niña soñolienta y
confiada apoya su cabeza en el regazo de la madre, y la otra -de angelical
sonrisa- mira hacia la cámara, doblando las piernas hacia fuera, como también
hace su hermana. Son los príncipes herederos españoles. Aquí el poder
representativo supremo se hereda todavía.
El encuadre se ciñe a un triángulo que tiene
los vértices de la base en los pies desnudos de las niñas y pasa por las rodillas
de los papás. Los lados hacia la cúspide del triángulo van por los cuerpos de
las niñas, sus cabezas y las cabezas paternas, para encontrarse más arriba, en
los verdores esperanzados del paisaje. Predomina el blanco de almohadones
mullidos y ropajes, junto a unas notas mínimas de color en la niña de la
derecha y algunos azules pálidos, que se prologan en el verde sombreado,
apacible, acogedor del jardín. El sillón de mimbre también tiene respaldo
triangular. En la horizontalidad de la instantánea, esta triangulación nos
ofrece un mensaje subliminar de asistencia de la divinidad, católica,
trinitaria, amparadora.
Pero, ¿corresponde tanta mansedumbre y tierna
seguridad a la imagen que unos personajes regios, herederos de una monarquía en
dos generaciones sucesivas, deben dar en estos momentos y de este país que
representan?
Cuando millones de parados, cientos de miles de
familias sin ningún ingreso se multiplican cada día…; cuando los que sí tienen
empleo ven reducidos sus salarios hasta límites de estrechez…; cuando suben
todo tipo de impuestos, de tasas, de precios al consumo…; cuando los jóvenes no
ven otra salida que aquella de otros tiempos: marchar, marchar a donde sea,
“aun cuando fuere al mismo infierno”, que escribía el novelista Felipe Trigo
hace un siglo…; cuando se multiplican por miles los desahucios…; cuando el
Gobierno de la nación decreta lo contrario a lo que prometió, vaciando los
bolsillos y las esperanzas de los ciudadanos… ¿no tendrán que repetir lo que no
hace mucho dijo el padre ahora reinante a propósito de una de sus “excursiones
cinegéticas”: “Lo siento, me he equivocado; no volverá a ocurrir”?
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