CAMIONERO
Acabo de ver un
“corto” cinematográfico de 25 minutos impactante: Camionero, del realizador cubano Sebastián Miló, Premio a la Mejor Ficción en la reciente Muestra Nacional de Jóvenes
Realizadores Cubanos de 2012 (http://cortosgay.blogspot.com.es/search/label/Camionero).
El film aborda
el acoso escolar, en una de sus formas más despiadadas y crueles, de un grupo
de estudiantes que arremete sin compasión contra un chico, por ser
supuestamente gay y tener creencias religiosas, como señala la sinopsis
“oficial”. Pero habría que decir también que aborda el abuso de los que,
formando grupo que en su gregarismo oculta sus frustraciones individuales,
arremeten contra el solitario “distinto”, muy común entre adolescentes: jóvenes
mediocres, amparados por la pandilla de matones que encuentran sus víctimas en
otros, de presencia apocada, tímidos, introvertidos y generalmente buenos
estudiantes.
La capacidad para
hacer daño van creciendo -como muy bien señala la película- a medida que el
resto de los compañeros evita intervenir y la víctima no es capaz de hacer
frente a lo que va convirtiéndose en una tortura sistemática, cada vez más
sádica y frecuente, sin que los educadores se den, o quieran darse, cuenta.
La
historia se localiza en un campo de estudio y trabajo cubano, pero valdría para
cualquier internado educativo e incluso de cualquier otro tipo, como cuartel de
soldados, campamentos de verano, y hasta centro escolar abierto, en que las
entradas, salidas y recreos son momentos para el abuso de estos delincuentes
juveniles; el mismo barrio es “laboratorio” de tortura en muchos casos. La
exhibición ante “el otro sexo”, como muestra de “hombría”, contribuye especialmente
a ello, lo que pone eficazmente de manifiesto Camionero.
El
corto, lineal en el relato, centrado en las dependencias del internado (lavabos
y dormitorio sobre todo), creciente en su tensión dramática, con base en
primeros planos y planos medios de tintes expresionistas en gestos, miradas,
situaciones… que te hacen “meterte” en las escenas como otro protagonista más
de las mismas, previsible por lo mucho que vamos conociendo de historias
similares, aunque especialmente trágico en su final, merece más que un
visionado una profunda meditación.
El
sufrimiento de las víctimas del acoso juvenil puede ser infinito, llegando al
trauma de secuelas irreversibles y hasta al suicidio. También hasta la rebelión
más contundente de aquel que entienda que estas conductas abusivas extremas no
pueden consentirse, se ve como posible próxima víctima, y decide cortarlas de forma radical. Y lo
malo es que esa forma radical puede ser la que presenta el desenlace de esta
historia, sin concesiones de ningún tipo.
Hola yo lo vi hace un tiempo y me impreciono mucho. Lo quiero volver a ver, pero en youtube, lo sacaron. Y no lo encuentro, en ningun lado.
ResponderEliminarTenes idea como puedo hacer para verlo, si lo tenes me lo pasas.
Gracias, mil gracias.
Mi mail: jonjolito@hotmail.com
saludos.
El enlace lo tengo puesto en el renglón cuaarto del comentario. Por ahí se accede.
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