EL TREN DE
LA MEMORIA
Por MOISÉS
CAYETANO ROSADO
La 2 de Televisión Española repuso en la noche
del dos de octubre la película documental El
tren de la memoria, de 2005. Ochenta
y cinco minutos de filmación dirigidos por Marta Arribas y Ana Pérez, en que se
relata la emigración a Europa de los años sesenta del pasado siglo, a través de
entrevistas a protagonistas de aquel éxodo, con el hilo conductor de un tren
que lleva a uno de ellos, Josefina, con destino a Núremberg, recuperando
también imágenes triunfalistas del NODO, que contrastan con la cruda realidad
narrada.
No pude evitar superponer a las crudas imágenes
de aquellos viajes interminables, de aquella dificultad en el nuevo trabajo -tan
desconocido, alienante-, de aquella vida tan dura en barracones, de aquella
falta de infraestructuras, comodidades, comprensiones… con lo que yo mismo
viví camino de Barcelona: los autobuses
piratas que tardaban 22 horas en dejarnos en los núcleos industriales; las
cadenas productivas tan diferentes del trabajo agrario del que procedía la
inmensa mayoría; los barrios de latas, barracas, chabolas, sin servicio alguno;
las marginalidad… todo lo que decía el
escritor Francisco Candel en Donde la
ciudad cambia su nombre, novela desgarradora de la emigración en Cataluña.
Fotograma evocativo, de "El tren de la memoria". |
Y no pude olvidar tampoco volver la vista a los
millones de inmigrantes latinoamericanos, magrebíes, europeos del este, que
aquí malviven en la mayoría de los casos, no muy ajenos a lo que relata la
película de Europa Occidental y de lo que me tocó ver en las aglomeraciones industriales del
interior. Esa necesidad de ahorro para enviarlo a sus familias en el lugar de
origen: hijos, marido/mujer, padres desasistidos…; esa utopía de volver
enseguida, amparados por unos ahorros que no llegan, como tampoco llega el
tiempo de la vuelta.
Y el final. Otra vez el mismo final de siempre:
la crisis (aquella comenzada en 1973) que llevó al paro a emigrantes y nativos;
la enemistad entre ambos; el reproche de que “nos quitan el trabajo”; el
retorno difícil y tantas veces imposible, “aunque sobramos en el lugar de
recepción”. Pero también “se sobra” en la tierra de origen, porque ya no se es
de ningún sitio; porque se ha desdoblado y a veces nublado la propia identidad.
Gran película, gran documental, firme denuncia
de ese tráfico humano que provocó/provoca la necesidad, transformando un
derecho (la libre circulación de los trabajadores) en una obligación llena de
incomprensiones. Y de nuevo jóvenes españoles, portugueses, griegos, italianos
(como entonces, aunque esta vez
cualificados en su mayoría) piensan en las maletas que deben preparar
por esta nueva crisis que nos deja otra vez en la estación de las partidas.
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