miércoles, 14 de noviembre de 2012


DERECHO A LA HUELGA Y SINDICATOS
Horacio Guarany y Mercedes Sosa
Dicen buen número de los detractores de las huelgas que se “conculcan los derechos de los que quieren trabajar”, antecedido casi siempre de una acusación a “los sindicatos”, como perturbadores de los mismos.
Olvidan añadir que tácitamente lo que está de continuo “conculcado” es el derecho a protestar mediante la huelga, pues pesa sobre muchos trabajadores la espada de Damocles del despido, de las listas negras, de la represalia sostenida en el tiempo por los que tienen el poder (empresas, administraciones…). Y que lo ajustado de muchos salarios impide permitirse una detracción a un buen número que sí desearía ejercer este recurso de protesta.
Demonizar a los sindicatos, por otra parte, resulta un eficaz medio de propaganda a favor de los responsables de las crisis. Vuelven el dedo acusador hacia el lado del contrario, sin que a ellos les toque ni siquiera de pasada, con lo que refuerzan su poder, al quedar debilitados ante las mayorías (asalariados) los que deben organizarlas, defenderlas, representarlas.
¡Claro que hay un derecho a trabajar inalienable, respetable! Por supuesto, también para los cinco millones de parados que España tiene. Para los cientos de miles que hay en Portugal, Grecia, tantos países. Y -claro también- los sindicatos deben correr con la responsabilidad de convocarlos a las protestas, encauzarlas, velar para que no se pisoteen los derechos de la “masa salarial”, que están retrocediendo en los últimos años más que en todos los cincuenta precedentes, lo que nunca ocurrió en toda la Edad Contemporánea.
“Qué ha de ser de la vida si el que canta/ no levanta su voz en las tribunas”, escribía el cantautor Horacio Guarany. Y el que canta, el que levanta su voz en las tribunas -en lo que nos ocupa-, ha de ser el representante de la vida laboral de los trabajadores, los mismos trabajadores encarnados en él: ese colectivo llamado sindicato. Si el cantor no sirve, se busca otro, pero cantor ha de haber siempre, porque “si se calla el cantor/ calla la vida”: ¿no lo han oído nunca en la voz ejemplar y desgarrada de Mercedes Sosa?
Moisés Cayetano Rosado

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