domingo, 18 de noviembre de 2012


TRATAMIENTO DEL ENTORNO MONUMENTAL ABALUARTADO

Por Moisés Cayetano Rosado

Cuando se ven desde el aire los espacios monumentales, adquieren una visión de conjunto relevante. Se ve el bien patrimonial en sí y su relación con el entorno, que lo preserva o lo asfixia, que lo enaltece o lo minimiza.
Así, cuando uno monta en globo, sobrevolando la ciudad de Elvas, declarada el pasado 30 de junio Patrimonio de la Humanidad por sus fortificaciones, observa no solo sus líneas de murallas, respetadas en su integridad y autenticidad, sino también el tratamiento de su entorno, ese respeto por lo que constituye parte esencial de lo que fueron las defensas: los glacis, el terreno expedito de los alrededores.
Los glacis forman parte del significado histórico, utilitario, estratégico de la muralla abaluartada, pues constituyen un lugar abierto que ha de salvar el enemigo para tomar la plaza, al tiempo que un espacio necesario para vigilar y “hacer blanco” desde dentro. Pero, hoy, además de explicarnos el significado global de esta maquinaria de defensa, constituye un bien artístico complementario de primera magnitud, que embellece la monumentalidad de las construcciones complejas de la fortificación, dándole gran perspectiva visual.
Elvas ha sabido conservar estos entornos libres de edificaciones no solamente en sus murallas urbanas, sino en las construcciones periféricas, como son los fuertes y fortines. Los fuertes, ciertamente, continúan alejados espacialmente de la voracidad urbanística, pero algunos fortines han quedado englobados dentro de las urbanizaciones periurbanas, como es el caso del Fortim de São Pedro. Pues bien, ni en este caso se ha sufrido la colmatación de los espacios exteriores, de sus glacis, sino que el propio barrio se  ha anillado a él, como si las viviendas fueran las “tropas de cerco”, guardando una distancia “de respeto”.
No es el caso de Badajoz, ahí al lado, a catorce kilómetros de este afortunado ejemplo. En Badajoz, no únicamente glacis, sino contraescarpas, fosos, revellines, baluarte, han desaparecido ante el “ataque” de bloques de pisos, de urbanizaciones pegadas a la fortificación, cuando no “sustituyendo a esa fortificación”, o sea, destruyendo y ocupando el espacio de cortinas, Baluarte de San Juan, cuarteles, además de fuertes y fortines. En este sentido es interesante comparar las fotos en globo que se hicieron en 1914, con todos los elementos preservados -como siguen en Elvas- y la visión que hoy día obtenemos por satélite, con todo ocupado, engullido, por dentro y por fuera de las líneas amuralladas. Fue especialmente el “desarrollismo” de los años sesenta el que se llevó este patrimonio histórico-artístico por delante.
Hoy solo nos queda lamentarnos… y tomar lección de los atropellos y destrozos para no volver a cometerlos. Se suele decir que el que no conoce la historia está condenado a repetir los errores perpetrados en el pasado; ¿seguiremos repitiéndolos, aun conociendo las tropelías perpetradas?

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