LA EXTRAORDINARIA
MURALLA NUMANTINA Y EL POTENTE CERCO DE PUBLIO CORNELIO ESCIPIÓN
Moisés Cayetano Rosado
No
había estado en Numancia. Subir al cerro en donde se asentó constituye una
experiencia grata. El yacimiento arqueológico es una muestra de buen hacer, un
trabajo concienzudo en lo científico, que además se nos presenta de una manera
didáctica agradable, provechosa.
Las
excavaciones dirigidas por el profesor
de la Universidad Complutense de Madrid Alfredo Jimeno han dejado al
descubierto los testimonios materiales de lo que fue una ciudad magnífica,
mitificada por el cerco a que fue sometida durante más de 11 meses por Publio
Cornelio Escipión Emiliano en los años 134 a 133 a.C., consiguiendo su caída
vencida por el hambre.
LA
CIUDAD.
Ciudad
para albergar cómodamente más de 2.000
habitantes en sus ocho hectáreas de terreno aproximadamente, tenía las
calles empedradas de cantos rodados, y excepto dos con trazado Norte-Sur, la
orientación general era Este-Oeste, para evitar los fríos y fuertes vientos
dominantes provenientes del Norte; además, los cruces no eran perpendiculares,
sino que se realizaban descuadrados, para romper las corrientes de aire.
Las casas se distribuían en
manzanas, siendo su superficie de unos 50 metros cuadrados,
distribuidos en tres estancias: una vestíbulo, otra de despensa y una mayor de
uso general (cocina, comedor, dormitorio, zona de trabajos artesanales); su
base era tierra compactada y se levantaba con piedras talladas, cubiertas por
techo de centeno a dos aguas. Corrales rectangulares completaban el conjunto.
LA MURALLA.
Pero,
con todo, lo que más me sorprende es su muralla periférica. Potente paredón de unos tres metros de
altura, forrado en ambos lados con enormes cantos rodados y relleno el interior
con piedras más pequeñas y tierra. Un modelo preparado para resistir los
envites de atacantes, con su maquinaria neurobalística, gracias a ese “colchón”
amortiguador del complejo interior del muro, al que las enormes piedras que lo
forran le hacen el efecto de “camisa”; técnica que proseguiría mil seiscientos
años después, con la irrupción de la pirobalística.
La parte superior de la muralla se remata en la rasante exterior con
parapeto de adobe y postes de madera, dejando un amplio paseo de ronda hacia
dentro, al que se accede por diversas escaleras de piedra
situadas en distintas partes de la fortificación.
A cada
trecho de distancia irregular, se remataba la muralla con torres rectangulares de mayor altura, cubriendo los mejores ángulos
de avistamiento y de defensa.
EL CERCO.
Los
numantinos pudieron resistir durante veinte años los intentos de Roma por
apoderarse de la misma, venciendo sucesivamente a diversos generales.
En
el año 134 a.C. recibiría el encargo de dominarla el más famoso de todos: Publio Cornelio Escipión Emiliano
(nieto adoptivo del vencedor de Cartago). Éste cercó Numancia, disponiendo en los cerros de los alrededores 7
campamentos (el mayor de ellos, Dehesilla, ocupaba 14’6 hectáreas de terreno:
casi el doble que la asediada Numancia), unidos por un sólido muro de 9
kilómetros de perímetro, con foso y estacada de madera, de los que aún
quedan restos que están parcialmente excavados. También dispuso dos fortines con rastrillo en el punto de encuentro
de los ríos Merdancho con Duero y Tera
con Duero, para controlar su paso.
Guardaban
el muro perimetral entre 25.000 y 30.000 legionarios y tropas auxiliares
mercenarias indígenas; 20.000 soldados estaban dispuestos para efectuar salidas
de hostigamiento y 10.000 más quedaban en reserva. En cambio, los numantinos
encerrados en la ciudad eran únicamente 4.000.
Pero
no fueron vencidos al asalto, sino que
hizo falta el cerco absoluto, con la imposibilidad de auxilio guerrero o de
aprovisionamiento exterior, para acabar con su resistencia, por falta de
víveres. Ante ello, una mayoría decidió acabar con su propia vida, y unos pocos
fueron hechos prisioneros y llevados a Roma, donde serían esclavizados.
Este conjunto fabuloso de
campamentos de sitio, no suficientemente investigado, ha sufrido en los últimos
años el “asedio” del urbanismo depredador (con
proyectos de usos industriales y de complejos residenciales), dando lugar a
posicionamientos condenatorios de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando y la Real Academia de la Historia; a la inclusión en la “Lista roja
del patrimonio en peligro” (sobre el campamento de Alto Real, tan grande como
la propia Numancia), de la Asociación Hispania Nostra, así como a una amplia
contestación ciudadana, dirimiéndose en el Tribunal Superior de Castilla y
León, y en el Constitucional. ¡Batallas
y cercos que no cesan sobre Numancia en 2.200 años!
El
complejo numantino y el entorno de su asedio sorprenderán, sin duda, a quien lo
vea. El que pese sobre ello la amenaza del mal uso, del desprecio a la historia
y a la arqueología, ya es algo que, por desgracia, nos “llueve sobre mojado” en
nuestro patrimonio arqueológico, histórico-artístico y monumental.
Estimado Moisés, en mis cursos de Construcciones Fortificadas, presento entre los modelos de asedio con diversos recursos (muralla externa, simple o doble, tipos de torres de ataque) Tiro, Alesia, Sagunto y Numancia, pero tus informes sobre la última, enriquecen mis conocimientos, por lo que comparto para que todos puedan sumarse a los mismos
ResponderEliminarMe alegro de que te sea útil. Un abrazo.
EliminarMoisés.