lunes, 23 de junio de 2014

LA EXTRAORDINARIA MURALLA NUMANTINA Y EL POTENTE CERCO DE PUBLIO CORNELIO ESCIPIÓN
Moisés Cayetano Rosado
No había estado en Numancia. Subir al cerro en donde se asentó constituye una experiencia grata. El yacimiento arqueológico es una muestra de buen hacer, un trabajo concienzudo en lo científico, que además se nos presenta de una manera didáctica agradable, provechosa.
Las excavaciones dirigidas por el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Alfredo Jimeno han dejado al descubierto los testimonios materiales de lo que fue una ciudad magnífica, mitificada por el cerco a que fue sometida durante más de 11 meses por Publio Cornelio Escipión Emiliano en los años 134 a 133 a.C., consiguiendo su caída vencida por el hambre.
LA CIUDAD.
Ciudad para albergar cómodamente más de 2.000 habitantes en sus ocho hectáreas de terreno aproximadamente, tenía las calles empedradas de cantos rodados, y excepto dos con trazado Norte-Sur, la orientación general era Este-Oeste, para evitar los fríos y fuertes vientos dominantes provenientes del Norte; además, los cruces no eran perpendiculares, sino que se realizaban descuadrados, para romper las corrientes de aire.

Las casas se distribuían en manzanas, siendo su superficie de unos 50 metros cuadrados, distribuidos en tres estancias: una vestíbulo, otra de despensa y una mayor de uso general (cocina, comedor, dormitorio, zona de trabajos artesanales); su base era tierra compactada y se levantaba con piedras talladas, cubiertas por techo de centeno a dos aguas. Corrales rectangulares completaban el conjunto.

LA MURALLA.
Pero, con todo, lo que más me sorprende es su muralla periférica. Potente paredón de unos tres metros de altura, forrado en ambos lados con enormes cantos rodados y relleno el interior con piedras más pequeñas y tierra. Un modelo preparado para resistir los envites de atacantes, con su maquinaria neurobalística, gracias a ese “colchón” amortiguador del complejo interior del muro, al que las enormes piedras que lo forran le hacen el efecto de “camisa”; técnica que proseguiría mil seiscientos años después, con la irrupción de la pirobalística.
La parte superior de la muralla se remata en la rasante exterior con parapeto de adobe y postes de madera, dejando un amplio paseo de ronda hacia dentro, al que se accede por diversas escaleras de piedra situadas en distintas partes de la fortificación.
A cada trecho de distancia irregular, se remataba la muralla con torres rectangulares de mayor altura, cubriendo los mejores ángulos de avistamiento y de defensa.
EL CERCO.
Los numantinos pudieron resistir durante veinte años los intentos de Roma por apoderarse de la misma, venciendo sucesivamente a diversos generales.
En el año 134 a.C. recibiría el encargo de dominarla el más famoso de todos: Publio Cornelio Escipión Emiliano (nieto adoptivo del vencedor de Cartago). Éste cercó Numancia, disponiendo en los cerros de los alrededores 7 campamentos (el mayor de ellos, Dehesilla, ocupaba 14’6 hectáreas de terreno: casi el doble que la asediada Numancia), unidos por un sólido muro de 9 kilómetros de perímetro, con foso y estacada de madera, de los que aún quedan restos que están parcialmente excavados. También dispuso dos fortines con rastrillo en el punto de encuentro de los ríos Merdancho  con Duero y Tera con Duero, para controlar su paso.
Guardaban el muro perimetral entre 25.000 y 30.000 legionarios y tropas auxiliares mercenarias indígenas; 20.000 soldados estaban dispuestos para efectuar salidas de hostigamiento y 10.000 más quedaban en reserva. En cambio, los numantinos encerrados en la ciudad eran únicamente 4.000.
Pero no fueron vencidos al asalto, sino que hizo falta el cerco absoluto, con la imposibilidad de auxilio guerrero o de aprovisionamiento exterior, para acabar con su resistencia, por falta de víveres. Ante ello, una mayoría decidió acabar con su propia vida, y unos pocos fueron hechos prisioneros y llevados a Roma, donde serían esclavizados.
Este conjunto fabuloso de campamentos de sitio, no suficientemente investigado, ha sufrido en los últimos años el “asedio” del urbanismo depredador (con proyectos de usos industriales y de complejos residenciales), dando lugar a posicionamientos condenatorios de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Real Academia de la Historia; a la inclusión en la “Lista roja del patrimonio en peligro” (sobre el campamento de Alto Real, tan grande como la propia Numancia), de la Asociación Hispania Nostra, así como a una amplia contestación ciudadana, dirimiéndose en el Tribunal Superior de Castilla y León, y en el Constitucional. ¡Batallas y cercos que no cesan sobre Numancia en 2.200 años!

El complejo numantino y el entorno de su asedio sorprenderán, sin duda, a quien lo vea. El que pese sobre ello la amenaza del mal uso, del desprecio a la historia y a la arqueología, ya es algo que, por desgracia, nos “llueve sobre mojado” en nuestro patrimonio arqueológico, histórico-artístico y monumental.

2 comentarios:

  1. Estimado Moisés, en mis cursos de Construcciones Fortificadas, presento entre los modelos de asedio con diversos recursos (muralla externa, simple o doble, tipos de torres de ataque) Tiro, Alesia, Sagunto y Numancia, pero tus informes sobre la última, enriquecen mis conocimientos, por lo que comparto para que todos puedan sumarse a los mismos

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