PARA EL DÍA DE MAÑANA
Moisés
Cayetano Rosado
Siempre me ha fascinado esa advertencia propia
de la “educación bancaria”, de la educación “depositaria” -tan bien expuesta en
“Pedagogía del oprimido”, de Paul Freire- en la que todo se cifra para después.
Guardar para luego, prever, acumular. Sacrificarse. Almacenar. Atesorar, porque
“el día de mañana” nos hará falta.
Creo que fue uno de los primeros artículos que
escribí, y publiqué, siendo adolescente. Una reflexión sobre esta precaución,
que vale para cualquier edad, para cualquier circunstancia, y que forma una
cadena “que va a dar en la mar,/ que es el morir”, como en las Coplas de Jorge
Manrique.
¿Cuándo es ese día de mañana?
“Niño, has de hacer esto, lo otro, para que el
día de mañana…”
“Joven, hay que sacrificarse porque el día de mañana….”
“Tienes una edad madura; cuida esto y aquello,
porque si no el día de mañana…”
“No puedes despilfarrar (dinero, esfuerzos,
recursos, medios…) siendo tan mayor, porque en cualquier momento puedes
necesitar…”
Siempre hay un día de mañana. Una razón para la
contención, para la previsión, para mortificarse, con tal de que el día de
mañana…
“Comer ahora la espina, para luego saborear la
sardina”, decía mi maestro de primeras letras cuando sudábamos sangre y
lágrimas con la tabla de multiplicar y los picos más altos de los sistemas
montañosos.
No he sabido todavía cuál es ese ansiado día
definitivo y final, sino es el de la mar de Jorge Manrique. Pero para eso, como
decía el poeta Manuel Pacheco, no hay que tener “donde caerse muerto”, porque
un muerto se cae en cualquier lado y no se preocupa de lo que pueda molestar.
Sigo pensando aún en la esencia esquiva de ese
día, lleno de etapas parciales en que pararse como el corredor de fondo a beber
agua: tan reparadora y placentera que ha de ser disfrutada plenamente, como si
fuera el objetivo alcanzado de cada “día de mañana”. ¿Será, acaso, éste el
ansiado día: las pequeñas paradas de refresco? ¡Disfrútense, entonces, y sígase sosegada, recreada, saboreada, la
carrera, hasta la meta!
Buenas noches Moisés, me ha gustado la síntesis perfecta que hacía tu maestro escuela cuando te decía: "Comer ahora la espina, para luego saborear la sardina”, y lo del día de mañana por cuanto requiere estar vivo y tener fe y esperanza en el futuro.
ResponderEliminarUn abrazo
Primitivo