CRITERIOS DE AUTORIDAD
ACADÉMICA Y
BURDA DESCALIFICACIÓN
Antes se decía: “Usted
no sabe con quién está hablando”, y el concejal pongamos de… Cuenca se quedaba
tan pancho, ante el aturdimiento del interlocutor. Ahora algunos dicen: “Es que
el que sabe soy yo, que para eso tengo acreditada mi valía con el consiguiente
título académico”; algo así como el soldado al que el valor no ya “se le
supone” sino que se le reconoce, porque el pobre topó con el enemigo y se llevó
la consiguiente cuchillada… y la medalla.
Y es que lo de los títulos a veces son una
“cuchillada” que te llevas de tanto repasar libretos, algunos de los cuales
tienen el filo restallando de herrumbre, de tanto repetir errores copiados.
Viene esto a cuento de una discusión a varias bandas
en la que el arquitecto adjudicatario de la rehabilitación controvertida del
Fuerte de San Cristóbal de Badajoz se defiende exhibiendo el “notable alto”
(creo recordar) de su carrera, y apostillando que “para operar te piden el
título de cirujano”. ¡Eureka!, y para realizar y dirigir el proyecto de
rehabilitación monumental el de arquitecto, intuyo que quiere sagazmente decir.
Pero no es esa la cuestión.
En efecto, el que “opera” es el cirujano; el que dirige
la obra, el arquitecto, y el que pone las calificaciones en el centro
educativo, el profesor, etc. Pero de ahí a negar la participación del
“cliente”, del ciudadano, lleva a la frase de un famoso profesor de instituto
extremeño de hace unos años: “Profesor habla, alumno escucha”.
Y no es eso, al menos en democracia participativa y en
buena lógica. Así, por estas cosas del destino, yo he sido testigo más que
directo de la opinión de tres altos especialistas (y cirujanos) médicos: con
respecto a un mismo mal y paciente, uno quería efectuar una operación
“abierta”, otro mantenía firmemente que lo mejor era con técnica de mínima
invasión, y el último, que aplicaría únicamente medicamentos… de “eficacia
probada”.
También en enseñanza y orientación educativa -que ha
sido mi lucha profesional de 40 años- hemos disentido los docentes muchas veces
ante un mismo alumno: enfoque a la universidad, a estudios profesionales
manuales o al mundo del trabajo. Y compañeros míos arquitectos han llegado casi
a las manos por el modelo a seguir en una actuación profesional no ya ante un
monumento, sino ante un complejo de viviendas adosadas.
Sí, ellos (los médicos-cirujanos, los profesores, los
arquitectos -todos titulados, con notable, o más o menos-) son los que tienen
que “operar”. Pero el cliente puede y debe opinar. A veces, además, es el que
tiene la última palabra. El que decide. Como el albañil es el que pone los
ladrillos, pero le decimos si los queremos rojos, blancos, lucidos o por lucir,
en arco u horizontales. Como el auxiliar de clínica es el que te inclina la
cama, pero tú le dices cómo te ves más cómodo. Y como el conserje del Instituto
el que te hace las fotocopias, pero tú puedes realizar algunos apuntes a mano.
En fin, ¡así cito dos escalones profesionales, con un mismo cliente!
Y en este tema que se me va quedando atrás, entre
disquisiciones y rodeos, pues con más razón. El ciudadano es -porque la Ley de
Patrimonio así lo indica en su Preámbulo- el que ha de disfrutar y contemplar
las obras, sentirse cómodo con ellas. Y el que debe exigir que se cumplan las
salvaguardas legales, que son muy precisas y emanan piramidalmente de las más
altas instancias: Carta de Atenas de 1931, Carta de Venecia de 1964…, Ley del
Patrimonio Histórico Español de 1985, Ley del Patrimonio Histórico-Cultural
Extremeño de 1999, Planes de Protección del Casco Histórico de los distintos
municipios…, pues si no luego los Tribunales de Justicia aplican la “cirugía
sin anestesia” y vienen los llantos, rechinar de dientes y señalamiento de culpables
entre los que fueran solo demandantes de justicia.
El profesional actúa. Pero respeta las normas legales
(patrimoniales, sanitarias, educativas…), respeta el legado heredado y respeta
el sentimiento ciudadano -que ha de ser escuchado-, y en ningún caso debe ser
descalificado, poniendo por delante de las narices de “la plebe” el título
obtenido por el facultativo.
MOISÉS CAYETANO ROSADO
www.digitalextremadura.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario