COMER EN LA RAIA/RAYA
La Raia/Raya luso-española es un tesoro de
poderosas sorpresas agradables. Patrimonio artístico-monumental, paisajístico,
histórico, natural, urbano, humano…, que he ido desgranando mínimamente en mi
libro UN PASEO POR LA RAYA, publicado por el Gabinete de Iniciativas
Transfronterizas de la Junta de Extremadura. En el Documento nº 18 de los Archivos adjuntos de este blog (http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/p/paginaprueba.html) puede ser
consultado, copiado, compartido… a voluntad .
Uno de los temas recurrentes en las estampas
que voy retratando en sus páginas es el culinario, con ligeros apuntes de dónde
comer y qué comer en buena parte de las ciudades y pueblos visitados. Comida,
eso sí, “auténtica”, patrimonio gastronómico de la zona, preservado por
sucesivas generaciones de gentes sencillas que saben hacer de lo que se tiene a
mano auténticas obras de sabores inolvidables.
Hoy quiero traer aquí uno de esos pequeños
restaurantes sencillos y entrañables que visito, y que cuando escribí aquella
obra no conocía, pese a que ya llevaba años ofreciendo sus menús, tan llenos de
encanto y sencillez como el mismo entorno y local donde se encuentra: la ciudad
de Estremoz, zona baja del Casco Histórico, y en concreto la Rua Magalhães de
Lima (antiga Rua das Freiras), bajo el peculiar nombre de “Casa do Pixa Negra”. El nombre se debe -según nos explicaba tímidamente
la hija del titular de este establecimiento totalmente familiar - a que… a su
padre… de pequeño lo… operaron. Lo demás uno ya se lo supone.
Magnífico lugar en su sencillez, de bóveda
rebajada alentejana, con ladrillos vistos; grandes toneles de vino alrededor;
mesas y sillas de recia madera; vajilla de porcelana pintada en azul sobre
blanco, recipientes de servicio generalmente de barro cocido, jarra y vasos para vino de cristal
transparente.
Sirven un menú diario por siete euros con
cincuenta céntimos que parece un milagro dada su cantidad y calidad.
De primero: sopa
de grão con agriões, que presentan en generosa sopera que da para repetir
varias veces; o: sopa de verduras,
donde las berzas obran el milagro de “manjar a lo divino”.
De segundo, entre otros: feijoada com enchidos de porco, de sabor delicioso, con aromas que
se pierden en la “vieja cocina”, que tanta falta hace preservar; o: bacalhau com patatas e cebolas, que
pertenecen al misterio insondable de las preparaciones del bacalao que se han
ido transmitiendo generación tras generación en los pueblos del interior
rayano, donde el “bacalao salao” era del poco pescado que llegaba a las mesas
campesinas; o: burras asadas, en las
que la quijada del cerdo cobra matices de sabores que no se pueden explicar…
De postre, los dulces caseros, con huevo, almendra,
harina, en una variedad que parece hacer interminables las combinaciones. Todo
ello regado con vino tinto, espeso, de la tierra, y rematado con el café,
pequeño, casi como un dedal, pero tan concentrado que su sabor despierta al más
dormido.
Poca gente encuentro siempre en esta entrañable
Casa de comida: apenas una clientela fija de personas mayores, muchas solitarias,
que comen en silencio, servidos con una delicadeza y atención que no resulta
fácil de encontrar.
Algún día, cuando vaya -tras visitar al
tradicional, auténtico, campesino mercado de los sábados, en la Praça da
República, donde alternan también las antigüedades y libros de viejo-, temo
encontrarme con su puerta cerrada. Como me ha ocurrido en Juromenha con la “Casa Mateu”, en Borba con “A
Talha” o en Terena con “Migas”. Sería una pérdida patrimonial, humana,
culinaria, irreparable, que ojalá entre todos logremos evitar.
Moisés Cayetano Rosado
Obrigado pela partilha. A sua descrição fez-me vontade de conhecer este restaurante.
ResponderEliminarFernando Laureano
Muy bueno Moises,gracias!
ResponderEliminarGracias por tu información.
ResponderEliminarMe gustaria y voy a intentar ir a comer el mes que viene a este lugar con encanto. ¡que pena que se pierdan estos sitios ¡
sakudos
IANTT- Jesús
SI TU ME LO RECOMIENDAS, CUANDO PASE POR ESOS LARES HAREMOS UNA PARADA
ResponderEliminarSí, qué pena que se pierdan, Moisés. Conocía "A Talha" y lo echo mucho de menos. Lugar irrepetible e irrepetible Manuel Joao y su mujer, que hacía maravillas en la cocina. Recuerdo con nostalgia. No dejaré de visitar este que recomiendas con tanto encomio a ver si con las visitas conseguimos que perdure. Gracias.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Un cordial saludo.
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