EL MIRADOR DE PORTALEGRE
Sé de Portalegre |
Cuando desde
Campo Maior partimos hacia Portalegre, hemos de pasar -en ese recorrido de
47 kms.- por tres poblaciones que hacen
más corto y grato el camino: Degolados, Arronches y San Tiago. La primera
es un núcleo pequeño, de casas bajas muy blancas y chimeneas alentejanas de
buen porte. La segunda es una villa similar a Campo Maior en tamaño, con una
iglesia de torres muy airosas y un caserío irregular, compacto y llamativo,
pero al que apenas rozaremos, pues la carretera lo va dejando a nuestra
izquierda. A esa altura, vamos a contemplar al este la Sierra de San Mamede,
amplia y espesa. Al llegar a la aldea de San Tiago, ya el Parque Natural de
esta sierra, nos invita decididamente a adentrarnos en él.
Estamos enseguida en Portalegre. Ciudad construida en lo alto de un montículo y rodeada de
otros, a cual más esbelto. Podemos elegir: campo o ciudad. Nos internamos
en el espeso bosque, que asciende por encima del caserío, oteando el horizonte
desde altitudes de 1.000 metros, en medio de una fabulosa vegetación
mediterránea, o nos adentramos en una ciudad donde entre sus casas blancas, de
calles empinadas, admiraremos importantes vestigios de las Edades Media y
Moderna.
El Parque
Natural de la Sierra de San Mamede ocupa casi 32.000 hectáreas y allí se
encuentra el pico más alto de Alentejo: de São Mamede, de 1.025 m.,
desde el cual una gran extensión de Alentejo y Extremadura nos queda a la
vista. Una red de caminos medievales conecta distintos puntos del Parque, que
nos llevan al norte hasta Castelo de Vide y al sur hasta Esperança, donde
existe un núcleo arqueológico con pinturas rupestres. Encinas, alcornoques, robles; jaras, madroños, romero, brezo... copan
el terreno que pisamos.
Claustro gótico en Portalegre |
La ciudad de
Portalegre, importante núcleo desde el Medievo, por su producción de tejido
de lana, posee un castillo de finales
del siglo XIII, ordenado construir por el rey Don Dinís. Se conservan aún
tres de las diez torres originales de la muralla y otras tres puertas de las
ocho que se abrieron en ella; lo podemos ver en nuestro paseo por sus calles
laberínticas.
La Sé (catedral),
construida entre los siglos XVI y XVIII, sobresale -como el castillo- del
caserío, con sus dos torres rematadas en punta, destacando en el interior
sus cinco capillas. Al lado está el Museo Municipal, instalado en una casona
del siglo XVI, con importantes piezas de arte sacro, mobiliario y cerámica, así
como una destacada colección iconográfica de San Antonio. Otro museo esencial,
subiendo a la Sierra, es la Casa de José Regio, instalado en el que fue hogar
de este gran poeta (1901-1969), de valiosa colección artesana reunida por él.
Muy cerca, para el que guste del arte
funerario, el magnífico cementerio, con valiosas tumbas y panteones neogóticos,
neoclásicos, de arte moderno, etc.; pocos le ganan en originalidad.
Ciudad de conventos y palacios, sin
igual en patrimonio del siglo XVIII, es digna
de callejear reposadamente, descubriendo en sus pequeños restaurantes las
habas guisadas con chorizo y tocino, sopa de bacalao, cabrito asado, conejo
empanado, su delicioso pan con pasas y, de postre, tocinillo de cielo y bolo
real. ¡Más que suficientes calorías para seguir subiendo hasta el picacho de
Marvão!
MOISÉS CAYETANO ROSADO
Magnifico articulo que resume los encantos de Portalegre
ResponderEliminarun cordial saludo
Mais uma vez lhe agradeço este olhar e estas palavras sobre a cidade onde nasci. Obrigada.
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