jueves, 20 de diciembre de 2012


FORTIFICACIONES ABALUARTADAS, GUERRA DE SUCESIÓN, GUERRA FANTÁSTICA Y DE LAS NARANJAS

Por Moisés Cayetano Rosado

LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA.
Acabada la Guerra de Restauração (1640-1668), en que Portugal se independiza de España, se vivirá en la Raya únicamente un período de  treinta y cinco años de paz. Apenas dará para rehacer la maltrecha economía de la zona de frontera, tan duramente castigada por los asedios, batallas, gravámenes por el sostenimiento y alojamiento de decenas de miles de soldados, depredaciones, saqueos, robos de todo tipo, incendios de campos, talas de bosques, muertes en enfrentamiento, asesinatos en ocupaciones, violaciones… destrucciones en pueblos, ciudades, recintos amurallados, etc.
(De 4gatos.es)
Al morir sin heredero el rey Carlos II de España, una encarnizada confrontación internacional se extenderá por todo el territorio europeo, entre los partidarios de los dos pretendientes al trono: el Archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. De nuevo la Raya sufrirá las consecuencias, al coaligarse Portugal con los estados que apoya al Archiduque, esta vez con ejércitos aún más numerosos y mejor artillados, o sea más destructivos.

Felipe de Anjou entra por Alcántara el 4 de mayo, con 20.000 infantes y cuatro o cinco mil de caballería, tomando enseguida las poblaciones portuguesas de Salvaterra, Segura, Monsanto, Idanha-a-Nova, Idanha-a-Velha, Rosmaninhal, Castelo Branco, Alcains, Sardoal, y después Portalegre, Castelo de Vide y Marvão. Ello nos da idea de lo insuficiente de sus fortificaciones artilladas y abaluartadas, que no se perfeccionaron en los años de paz. Sin embargo, el Marqués de Minas, gobernador de Beira, lo recupera casi todo, saqueando e incendiando en la frontera, como lo habían hecho antes sus enemigos.
Por Andalucía la ofensiva se dirige hacia Moura y Nodar, y una contraofensiva portuguesa desde Castro Marim, bien fortificada, bombardea Ayamonte, destruyendo muchas casas de la población débilmente protegida.

ESTADO DE LAS FORTIFICACIONES.
Vicente Bacallar, militar e historiador al servicio de Felipe de Anjou, indica en su libro “Comentario de la guerra de España e historia de su rey Felipe V, El Animoso” que Portalegre estaba bien fortificada y defendida en 1704. Pero con su toma por los borbónicos serán obligados los habitantes a desmontar sus muros, antes de retirarse el 20 de julio.
En las “Memorias de los Generales”, reproducida en su antología “3º Centenário do Sitio de 1712”, por el historiador Francisco Galego, leemos que Arronches era una plaza mal fortificada, e incluso Elvas, y de Campo Maior señalan que “os parapeitos, en muitas partes estavam arruinados, mal terraplenadas as cortinas e revestidas de uma simples muralha, o fosso que não é profundo /…/; cinco rebelins imperfeitos /…/; na esplanada há muito falta de terra /…/; o forte de São João muito imperfeito”.
João T. Correia. Biblot. Nac. Portugal
Reunidas las tropas de Alentejo en Estremoz a finales de 1704, donde se establecerá el Cuartel General, los portugueses tomarán la iniciativa, ocupando en 1705 La Codosera, San Vicente, Valencia de Alcántara (que la retienen durante todo el conflicto, destruyendo sus murallas en 1708) y Alburquerque (también en su poder durante todo el enfrentamiento, pero aquí en lugar de destruir las defensas construyen una línea de redientes en las faldas del castillo, hacia la población, con cuatro cuerpos informes de diseño angular unidos por cortinas, como plataformas artilleras).

(De 4gatos.es)
(De 4gatos.es)
No consiguen el Conde de Galloway y el Marqués de Minas (al mando del ejército anglo-portugués) tomar Badajoz, a pesar de su “fortificación anticuada, mal formada y de poca fuerza sus baluartes” (en apreciación de V. Bacallar). El asedio de octubre de 1705 será desbaratado por el Marqués de Bay, llegando con refuerzos desde Talavera la Real, haciéndose la retirada hacia Elvas, de la que también Bacallar dice que es una “plaza mal fortificada”. 
No obstante, esta población también resistirá un importante cerco en 1706 y otro en 1712; cierto que su cerro da Graça no estaba fortificado y desde allí podía estar a tiro el castillo medieval, pero aún la distancia era considerable para la artillería ofensiva de la época (aunque ya incluso la Guerra de Restauração sirvió para un castigo considerable a la ciudad); hasta 1763 no se inicia la construcción del imponente Forte por el Conde Lippe.
En cualquier caso, la comparación entre estas dos plazas cruciales nos sitúa ante dos fortalezas en un grado muy distinto de defensa. Elvas resulta a esas alturas una plaza bien abaluartada, con revellines y glacis (más Fuerte -de Santa Luzia- y obra coronada hacia el este, el lado que conduce a Badajoz), de buena factura, mientras que Badajoz presenta un grado muy deficiente de aterraplanamientos, falta de revellines y nula defensa en su lado este (por donde le sitian en 1705), allá donde avanzado el siglo se construirán el Revellín -casi fuerte por sus dimensiones- de San Roque y el Fuerte de la Picuriña.
Por su parte, Alcántara no resistirá el asedio de abril de 1706, de más de 18.000 soldados dirigidos por el Marqués de Minas y Galloway, que toman a continuación Moraleja, Coria, Plasencia, Almaraz y Cáceres: otro grupo de ciudades cuyas fortificaciones no eran suficientes para la ofensiva  anglo-portuguesa-holandesa. Los refuerzos artillados de Jerez de los Caballeros, Alconchel y Barcarrota tampoco les serán obstáculo para su conquista. Aunque, en este “intercambio” de ocupaciones, Alcántara volverá a poder borbónico ocho meses después.
El 27 de mayo de 1706 los anglo-portugueses consiguen hacer capitular a Ciudad Rodrigo, que ya había sido brevemente asediada en septiembre de 1704: sus defensas abaluartadas resultaban insuficientes. Posteriormente tomarán San Felices de los Gallegos, donde los propios portugueses hacen reformas y levantan baluartes.

ACTUACIÓN SOBRE LAS POBLACIONES.

En los años posteriores, de 1707 a 1712, seguirán los asedios, ocupaciones, destrucciones, razias, saqueos de todo tipo, a las poblaciones enumeradas, que son las principales protagonistas y víctimas de la guerra en la frontera. Toda la acción constructiva de fortificación irá siendo contrarrestada por la destructiva en los asedios. Ocurrirá en Serpa, Moura (cuyos muros son destruidos), el Puente fortificado de Ajuda (entre Elvas y Olivença, bombardeado por orden del Marqués de Bay, tras la Batalla de la Gudiña, que ganó a los anglo-portugueses, los cuales huyeron hacia Olivença por allí), Elvas, Borba, Ciudad Rodrigo, Miranda do Douro… todo ello protagonizado por los castellanos.
(De "Ciudades y núcleos fortificados de la frontera
hispano-lusa", coord.: María Cruz Villalón)
Los dos últimos episodios importantes del enfrentamiento en frontera serán en Elvas y Campo Maior, en septiembre-octubre de 1712. Previamente, en mayo, el Marqués de Bay no consigue tomar el castillo de Barbacena y la ciudad fortificada de Arronches, al oeste de las anteriores. Ahora tampoco lo logrará en el sitio de Elvas (donde asentó a 21.000 hombres), ni en el de Campo Maior, prolongado del 28 de septiembre al 2 de noviembre, en el que cometió el error estratégico de cercar precisamente la zona más reforzada de la fortificación: el noroeste.
En cualquier caso, la guerra estaba concluida, pues las negociaciones de paz entre los contendientes eran un hecho diplomático, con las conversaciones abiertas en Utrecht en enero. El conflicto ya era solamente “peninsular”, y a partir de la retirada de Campo Maior se limitaba al interior de España, “civil”, por los enfrentamientos en Cataluña.
Otra vez más, la Península quedaba devastada y la Raya hispano-luso arruinada especialmente. Con su economía, su producción agro-ganadera, sus pueblos y ciudades, sus gentes, en las peores condiciones. Y de nuevo, sus fortificaciones defensivas destrozadas por efecto de los asedios y de las destrucciones en las ocupaciones temporales por los respectivos enemigos. ¿Cómo emprender, desde el estado calamitoso de las finanzas, su reparación, refuerzo y modernización? Esa será una gravosa, pero necesaria tarea para los años posteriores, en vista de la desconfianza (justificada) mutua entre los dos estados ibéricos.

LA GUERRA FANTÁSTICA Y GUERRA DE LAS NARANJAS.
Precisamente en 1762 van a verse involucrados en la Guerra europea de los Siete Años (1756-1763), cuando Portugal tenía a su ejército extraordinariamente reducido. Este nuevo enfrentamiento es conocido como “Guerra Fantástica”, pues fundamentalmente se basó, dentro de su brevedad (abril-noviembre de 1762), en acciones de guerrilla y milicias locales, sin auténticas confrontaciones militares.
Aún así, en mayo de 1762 una fuerza franco-española de 40.000 soldados toma Miranda do Douro, Bragança y Chaves por Tras-os-Montes, y a continuación Almeida (la única notablemente fortificada) y Castelo Branco por la Beira. También se producen ataques a Elvas, Campo Maior, Ouguela, y la toma de Marvão y Portalegre.
Los anglo-portugueses tomaron el 27 de agosto Valencia de Alcántara, desprovista de fortificaciones, pese a las continuas peticiones de la población, informes y proyectos al respecto: solo al recuperarla se actuará en este sentido, aunque únicamente construyendo algunas trincheras.
El conde de Lippe, nombrado mariscal general de Portugal, reorganizó su ejército con 20.000 hombres, dispuso la defensa del territorio y concibió el refuerzo de las defensas urbanas, debiéndose a él la construcción del Forte da Graça de Elvas (llamado también Forte de Lippe, construido ente 1763 y 1792).
João Tomás Correia. Biblioteca Nacional. Portugal.
El “descanso” en las contiendas repetidas será de nuevo menor a cuarenta años, pues en 1801 la “Guerra de las Naranjas” lleva al enfrentamiento entre Portugal y la coalición franco-española. Godoy ocupa sucesivamente Arronches, Castelo de Vide, Campo Maior, Portalegre, Olivenza, Juromenha y otras poblaciones menores, entre mayo y junio, con mínima resistencia portuguesa: las fortificaciones de todas estas plazas no serán obstáculo para la acción del primer ministro de Carlos IV, que por el Tratado de Badajoz (6 de junio de 1801) retiene para España Olivenza y su territorio comarcal.  Siete años después, entraremos en un nuevo conflicto, esta vez por la invasión peninsular de Napoleón.

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