FORTIFICACIONES
ABALUARTADAS, GUERRA DE SUCESIÓN, GUERRA FANTÁSTICA Y DE LAS NARANJAS
Por Moisés Cayetano Rosado
LA GUERRA DE SUCESIÓN
ESPAÑOLA.
Acabada
la Guerra de Restauração (1640-1668), en que Portugal se independiza de España,
se vivirá en la Raya únicamente un período de
treinta y cinco años de paz. Apenas dará para rehacer la maltrecha economía
de la zona de frontera, tan duramente castigada por los asedios, batallas,
gravámenes por el sostenimiento y alojamiento de decenas de miles de soldados, depredaciones,
saqueos, robos de todo tipo, incendios de campos, talas de bosques, muertes en
enfrentamiento, asesinatos en ocupaciones, violaciones… destrucciones en
pueblos, ciudades, recintos amurallados, etc.
(De 4gatos.es) |
Felipe de
Anjou entra por Alcántara el 4 de mayo, con 20.000 infantes y cuatro o cinco
mil de caballería, tomando enseguida las poblaciones portuguesas de Salvaterra,
Segura, Monsanto, Idanha-a-Nova, Idanha-a-Velha, Rosmaninhal, Castelo Branco,
Alcains, Sardoal, y después Portalegre, Castelo de Vide y Marvão. Ello nos da
idea de lo insuficiente de sus fortificaciones artilladas y abaluartadas, que
no se perfeccionaron en los años de paz. Sin embargo, el Marqués de Minas,
gobernador de Beira, lo recupera casi todo, saqueando e incendiando en la
frontera, como lo habían hecho antes sus enemigos.
Por
Andalucía la ofensiva se dirige hacia Moura y Nodar, y una contraofensiva
portuguesa desde Castro Marim, bien fortificada, bombardea Ayamonte,
destruyendo muchas casas de la población débilmente protegida.
ESTADO DE LAS FORTIFICACIONES.
Vicente
Bacallar, militar e historiador al servicio de Felipe de Anjou, indica en su
libro “Comentario de la guerra de España e historia de su rey Felipe V, El
Animoso” que Portalegre estaba bien fortificada y defendida en 1704. Pero con
su toma por los borbónicos serán obligados los habitantes a desmontar sus
muros, antes de retirarse el 20 de julio.
En las
“Memorias de los Generales”, reproducida en su antología “3º Centenário do
Sitio de 1712”, por el historiador Francisco Galego, leemos que Arronches era
una plaza mal fortificada, e incluso Elvas, y de Campo Maior señalan que “os
parapeitos, en muitas partes estavam arruinados, mal terraplenadas as cortinas
e revestidas de uma simples muralha, o fosso que não é profundo /…/; cinco
rebelins imperfeitos /…/; na esplanada há muito falta de terra /…/; o forte de
São João muito imperfeito”.
João T. Correia. Biblot. Nac. Portugal |
Reunidas
las tropas de Alentejo en Estremoz a finales de 1704, donde se establecerá el
Cuartel General, los portugueses tomarán la iniciativa, ocupando en 1705 La
Codosera, San Vicente, Valencia de Alcántara (que la retienen durante todo el
conflicto, destruyendo sus murallas en 1708) y Alburquerque (también en su
poder durante todo el enfrentamiento, pero aquí en lugar de destruir las
defensas construyen una línea de redientes en las faldas del castillo, hacia la
población, con cuatro cuerpos informes de diseño angular unidos por cortinas,
como plataformas artilleras).
(De 4gatos.es) |
(De 4gatos.es) |
No obstante, esta
población también resistirá un importante cerco en 1706 y otro en 1712; cierto
que su cerro da Graça no estaba fortificado y desde allí podía estar a tiro el
castillo medieval, pero aún la distancia era considerable para la artillería
ofensiva de la época (aunque ya incluso la Guerra de Restauração sirvió para un
castigo considerable a la ciudad); hasta 1763 no se inicia la construcción del
imponente Forte por el Conde Lippe.
En
cualquier caso, la comparación entre estas dos plazas cruciales nos sitúa ante
dos fortalezas en un grado muy distinto de defensa. Elvas resulta a esas
alturas una plaza bien abaluartada, con revellines y glacis (más Fuerte -de
Santa Luzia- y obra coronada hacia el este, el lado que conduce a Badajoz), de
buena factura, mientras que Badajoz presenta un grado muy deficiente de
aterraplanamientos, falta de revellines y nula defensa en su lado este (por
donde le sitian en 1705), allá donde avanzado el siglo se construirán el
Revellín -casi fuerte por sus dimensiones- de San Roque y el Fuerte de la
Picuriña.
Por su
parte, Alcántara no resistirá el asedio de abril de 1706, de más de 18.000
soldados dirigidos por el Marqués de Minas y Galloway, que toman a continuación
Moraleja, Coria, Plasencia, Almaraz y Cáceres: otro grupo de ciudades cuyas
fortificaciones no eran suficientes para la ofensiva anglo-portuguesa-holandesa. Los refuerzos
artillados de Jerez de los Caballeros, Alconchel y Barcarrota tampoco les serán
obstáculo para su conquista. Aunque, en este “intercambio” de ocupaciones,
Alcántara volverá a poder borbónico ocho meses después.
El 27 de
mayo de 1706 los anglo-portugueses consiguen hacer capitular a Ciudad Rodrigo,
que ya había sido brevemente asediada en septiembre de 1704: sus defensas
abaluartadas resultaban insuficientes. Posteriormente tomarán San Felices de
los Gallegos, donde los propios portugueses hacen reformas y levantan
baluartes.
ACTUACIÓN SOBRE LAS POBLACIONES.
En los
años posteriores, de 1707 a 1712, seguirán los asedios, ocupaciones,
destrucciones, razias, saqueos de todo tipo, a las poblaciones enumeradas, que
son las principales protagonistas y víctimas de la guerra en la frontera. Toda
la acción constructiva de fortificación irá siendo contrarrestada por la
destructiva en los asedios. Ocurrirá en Serpa, Moura (cuyos muros son
destruidos), el Puente fortificado de Ajuda (entre Elvas y Olivença,
bombardeado por orden del Marqués de Bay, tras la Batalla de la Gudiña, que
ganó a los anglo-portugueses, los cuales huyeron hacia Olivença por allí),
Elvas, Borba, Ciudad Rodrigo, Miranda do Douro… todo ello protagonizado por los
castellanos.
(De "Ciudades y núcleos fortificados de la frontera hispano-lusa", coord.: María Cruz Villalón) |
En
cualquier caso, la guerra estaba concluida, pues las negociaciones de paz entre
los contendientes eran un hecho diplomático, con las conversaciones abiertas en
Utrecht en enero. El conflicto ya era solamente “peninsular”, y a partir de la
retirada de Campo Maior se limitaba al interior de España, “civil”, por los
enfrentamientos en Cataluña.
Otra vez
más, la Península quedaba devastada y la Raya hispano-luso arruinada
especialmente. Con su economía, su producción agro-ganadera, sus pueblos y
ciudades, sus gentes, en las peores condiciones. Y de nuevo, sus
fortificaciones defensivas destrozadas por efecto de los asedios y de las
destrucciones en las ocupaciones temporales por los respectivos enemigos. ¿Cómo
emprender, desde el estado calamitoso de las finanzas, su reparación, refuerzo
y modernización? Esa será una gravosa, pero necesaria tarea para los años
posteriores, en vista de la desconfianza (justificada) mutua entre los dos
estados ibéricos.
LA GUERRA FANTÁSTICA Y GUERRA DE LAS NARANJAS.
Precisamente
en 1762 van a verse involucrados en la Guerra europea de los Siete Años
(1756-1763), cuando Portugal tenía a su ejército extraordinariamente reducido. Este
nuevo enfrentamiento es conocido como “Guerra Fantástica”, pues
fundamentalmente se basó, dentro de su brevedad (abril-noviembre de 1762), en
acciones de guerrilla y milicias locales, sin auténticas confrontaciones
militares.
Aún así,
en mayo de 1762 una fuerza franco-española de 40.000 soldados toma Miranda do
Douro, Bragança y Chaves por Tras-os-Montes, y a continuación Almeida (la única
notablemente fortificada) y Castelo Branco por la Beira. También se producen
ataques a Elvas, Campo Maior, Ouguela, y la toma de Marvão y Portalegre.
Los
anglo-portugueses tomaron el 27 de agosto Valencia de Alcántara, desprovista de
fortificaciones, pese a las continuas peticiones de la población, informes y
proyectos al respecto: solo al recuperarla se actuará en este sentido, aunque
únicamente construyendo algunas trincheras.
El conde
de Lippe, nombrado mariscal general de Portugal, reorganizó su ejército con
20.000 hombres, dispuso la defensa del territorio y concibió el refuerzo de las
defensas urbanas, debiéndose a él la construcción del Forte da Graça de Elvas
(llamado también Forte de Lippe, construido ente 1763 y 1792).
João Tomás Correia. Biblioteca Nacional. Portugal. |
El
“descanso” en las contiendas repetidas será de nuevo menor a cuarenta años,
pues en 1801 la “Guerra de las Naranjas” lleva al enfrentamiento entre Portugal
y la coalición franco-española. Godoy ocupa sucesivamente Arronches, Castelo de
Vide, Campo Maior, Portalegre, Olivenza, Juromenha y otras poblaciones menores,
entre mayo y junio, con mínima resistencia portuguesa: las fortificaciones de
todas estas plazas no serán obstáculo para la acción del primer ministro de
Carlos IV, que por el Tratado de Badajoz (6 de junio de 1801) retiene para
España Olivenza y su territorio comarcal.
Siete años después, entraremos en un nuevo conflicto, esta vez por la
invasión peninsular de Napoleón.
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